“La parroquia nuestra Señora Reina de las Américas y toda la comunidad hispana se encuentra triste por el fallecimiento de Isabel ‘Chavelita’ Marín. Nuestro eterno agradecimiento a Dios por permitirnos conocerla. ¡Que el alma de ‘Chavelita’ por la misericordia De Dios descanse en paz!”, anunció el párroco Alejandro Díaz, en la página de Facebook de la parroquia, el pasado 19 de enero.
La velación y funeral de Isabel “Chavelita” Marín será el miércoles 31 de enero en la parroquia Nuestra Señora Reina de las Américas. Se celebrará una misa a las 7 de la noche y se dejará el cuerpo de Chavelita esa noche en el auditorio hasta las 11de la noche para que las personas puedan despedirse.
Para los feligreses de Nuestra Señora Reina de la Américas, testigos de la ardua labor de ‘Chavelita’, como le decían cariñosamente, ella convirtió la cocina de la parroquia en un lugar de esparcimiento donde todos degustaban de su buena sazón. Los domingos, en un ambiente familiar, Isabel contaba con un grupo de asiduos colaboradores comprometidos con la obra de amor de servir y alimentar a los parroquianos. Lo que se recaudaba de las ventas se donaba íntegramente a la parroquia,
Isabel Marín llegó a Washington, DC, hace más de cuatro décadas desde Puebla, México, para trabajar con una familia de diplomáticos mexicanos.
Su primer encuentro con la Iglesia fue hace más de tres décadas cuando, por la condiciones ‘precarias’ en la que trabajaba, se escapó de los diplomáticos que la trajeron a Estado Unidos a trabajar.
La hermana carmelita Manuela Vencelá (Q.E.P.D) la recibió con un abrazo y comida, dijo Isabel en una entrevista a El Pregonero, en el 2012, en el sepelio de la hermana Manuela. Chavelita consideraba a la hermana Manuela como si fuera su madre.
La hermana Manuela y el padre Sean O'Malley, hoy cardenal de Boston, se convirtieron en sus guías espirituales y apoyo que Isabel empezó a imitar en su vida diaria ayudando a otros.
El miércoles 17 de enero, dos días antes de su fallecimiento, el cardenal O’Malley, la visitó en el asilo de ancianos donde ella se encontraba, como lo escribió el en su blog: “El miércoles, viajé a Washington, DC, en preparación para asistir a la Marcha Anual por la Vida. Antes de comenzar la marcha por la vida, tuve la oportunidad de visitar varios de mis ex feligreses que están en hogares de ancianos”.
(https://www.youtube.com/watch?v=PQYcQ8Qb2fE&sns=fb)
Para Isabel Marín la felicidad era “ayudar a los demás, ver que todos estuvieran contentos y que coman sabroso”, declaró en una entrevista con Univision-Washington.
En esa misma entrevista, el padre Urbano Vásquez, vicario parroquial en el santuario del Sagrado Corazón, dijo: “Ella tiene un corazón tan grande, que derrama todas las bendiciones que recibe y las comparte con sus semejantes, en todo sentido: espiritual, monetariamente y hasta brindando hospedaje en su apartamento a desconocidos”.
En el 2002, el Centro Latinoamericano de la Juventud la coronó como Abuelita del Año por su labor como voluntaria en dicho Centro. A pesar de no tener nietos propios ella veía a los jóvenes del centro como si lo fueran y les abría las puestas de su modesto apartamento para que vivieran allí con ella, mientras encontraban su rumbo.
A veces no se podía caminar en su departamento porque estaba lleno de jóvenes que no tenían donde vivir.
En muchas ocasiones el joven que hacia de Juan Diego para la celebración arquidiocesana de Nuestra Señora de Guadalupe era del Centro de la Juventud a petición de Isabel.
Ella formó parte del grupo que ayudó al ‘padre Sean’, como le decía al cardenal O'Malley, a organizar la celebración de la Virgen de Guadalupe, que en 1992, asumió la Arquidiócesis de Washington como celebración arquidiocesana, a petición del cardenal James Hickey.
Por casi treinta años, Isabel repartió miles de afiches por todo Adams Morgan anunciando la celebración arquidiocesana.
Además, junto con las otras devotas a la Virgen recaudaban fondos para comprar las rosas que adornaban el altar y confeccionaba muchos de los trajes típicos que niños y adultos vestían para adornar de colorido la celebración arquidiocesana.
Bajo el liderazgo de la hermana Manuela Vencelá, cuando trabajaba en el Centro Católico, Isabel Marín fue parte del grupo de trabajadoras domésticas que realizaron un sinfín de eventos para recaudar fondos destinados a la compra de La Casa María, donada al Centro Católico Hispano, que permitió que muchas trabajadoras domésticas que trabajaban con diplomáticos tuvieran un lugar donde llegar los fines de semanas a descansar.
Chavelita también abrió el camino para que la ‘Antorcha Guadalupana’ visitara la ciudad de Washington, DC, en su recorrido desde la basílica de la Virgen de Guadalupe en México hasta Nueva York, uniendo a dos naciones.
El padre Moisés Villalta, párroco del santuario del Sagrado Corazón dijo que Chavelita era “una gran mujer, hermana Terciaria Franciscana y protectora de los inmigrantes, se nos adelanta en el Camino. Que descanse en paz”.