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Amor y fe de los abuelos marca la vida de los nietos

José María Burone, feligrés de la parroquia "Little Flower" de Bethesda, juega con su nieto Simón. Foto/álbum familiar

Para un niño, el abuelo es su cómplice y su campeón. Para una niña, la abuela es fuente de amor y sabiduría.

Los que asumen ese rol de modelos en la vida de niños y adolescentes, se conectan con ellos y se esfuerzan en transmitirles la fe, tienen el poder de marcar la vida de sus nietos, transformar las nuevas generaciones y la sociedad.

José María Burone y su esposa Magdalena, parroquianos de la iglesia "Little Flower", de Bethesda, Maryland, disfrutan mucho de su rol y están decididos a guiar a sus nietos en la fe.

Ella tiene dos nietas: Annabelle (9) que ya tomó la primera comunión en 2023 y Amelia (6) que se está preparando para recibir el sacramento. Él tiene un solo nieto: Simón (2) que vive en Uruguay.

"Rezamos con ellos, les enseñamos a que recen, les hemos regalado libros sobre santos y más", contó Magdalena.

"Como es más pequeño, a Simón le mostramos la imagen de la Virgen María y le explicamos que es la madre del cielo. Le hablamos del angelito de la guarda y su mamá le colgó una imagen en su cuarto", contó José María.

La mamá de Simón es católica, pero no practica su fe, mientras el papá de Simón es agnóstico. Aunque no niegan la existencia de Dios, los agnósticos reconocen como inaccesible el conocimiento de lo divino.

En este contexto, el papel de un abuelo católico activo y comprometido, como José María, pues cobra mayor importancia. "Mi hijo no quería bautizar a Simón, pero cuando vinieron a visitarnos a Maryland, les dije: Yo soy el abuelo y él es mi nieto. No le estamos haciendo ningún daño al niño al bautizarlo, por eso les pido que lo bauticemos", contó.

Los abuelos rezaron mucho antes de la propuesta y milagrosamente los padres aceptaron. El pequeño fue bautizado en la parroquia San Bartolomé en 2023 y, desde entonces, los abuelos también son sus padrinos.

Consejos

Estos abuelos, quienes son ministros extraordinarios de la eucaristía, recomiendan a los padres que no dejen de llevar a sus hijos a misa.

"Como lloran, se distraen o molestan, algunos optan por no llevarlos. La verdad, es importante que se vayan acostumbrando. Hay que llevarlos a misa desde que son bebés, ya sea con un libro o un juguete para que se entretengan", dijo Magdalena.

Considera que los padres con los hijos o los abuelos con los nietos tienen que negociar y decirles: "Es domingo. ¡Vamos a misa! Si no quieren ir tan temprano, pues vamos más tarde, y después de misa vamos a comer o a tomar helado".

Su esposo subrayó las palabras de Jesús: “Dejen que los niños vengan a mí”. Él está presente en el altar y los niños tienen que ir a la misa porque Jesús pidió que fueran -dijo José María.

José María Burone, feliJosé María Burone, acompañado de su esposa Magdalena, posa junto a su hijo, su nuera y su nieto Simón. Foto/álbum familiar
José María Burone, feliJosé María Burone, acompañado de su esposa Magdalena, posa junto a su hijo, su nuera y su nieto Simón. Foto/álbum familiar

Estos abuelos consideran que los padres deben dar el ejemplo y guiar a la familia a dar gracias a Dios antes de las comidas. "Mis nietas cantan antes de la comida, cantan dando gracias a Dios", dijo ella.

Es importante llevar a los hijos a las clases de catecismo desde los seis años. "Los abuelos tienen que estar muy atentos a la formación religiosa de sus nietos. Deben facilitarla, preguntando, por ejemplo: ¿Cuándo va a empezar la catequesis?, ¿Quieres que los lleve? Hay que decirles a los hijos/as que, por medio de la fe católica, los nietos adquieren importantes valores y no van a perder nada", dijo él.

Esta pareja dice que cuando están grandecitos pueden ser monaguillos, sumarse al coro infantil o a los grupos juveniles.

Los abuelos, dicen, tienen que rezar mucho por sus hijos y nietos para la conversión. "El efecto de la oración es clave en este proceso. Si viven lejos de nosotros, hay que recordarles, orientarles y rezar por ellos".

La oficina de vida familiar de la Arquidiócesis Católica Romana de Washington organizó recientemente una sesión por Zoom para guiar a los abuelos en este rol evangelizador.

"Empiecen tan pronto como puedan, pero pueden empezar en cualquier momento. Incluyan la oración en la vida diaria, con la oración logras que las cosas ocurran, Dios hace su trabajo, se gesta un cambio en la persona", dijo Sally Daniel, directora de la oficina arquidiocesana.

Reconoce que uno tiene estrategias para transmitir la fe a los pequeños, pero uno carece de ellas cuando se trata de los adolescentes. "A veces, no hay mucho en común con ellos, pero hay que buscar un punto de coincidencia e incluso preguntarles directamente que podrían hacer juntos".

En estos casos, recomendó realizar actividades como: visitar los museos, hacer obras de voluntariado, hornear pan o preparar una comida para la familia, explorar una ciudad cercana, visitar un laberinto de maíz, escribir una carta a un legislador sino al obispo o a un deportista, ver una película clásica después de investigarla, hacer un experimento de ciencias o cambiar el aceite al auto.

"Es muy reconfortante para los chicos saber que los abuelos rezan por ellos, piensan en ellos y les apoyan", destacó Sally.

La sesión se basó en un libro en inglés sobre el tema. Para detalles, visite: https://grandly.org/the-strategic-grandparent/



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