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“Aquí mando yo”, el sempiterno problema de autoridad

San Miguel (El Salvador). - Una expresión de autoridad -muy común en padres, madres, hijos o párrocos- es “aquí mando yo”, dejando de lado que solo manda el que sirve y el que se sacrifica, precisó monseñor Fabio Colindres en su homilía dominical celebrada en la catedral de San Miguel, el 28 de enero de 2024.

Abundando en mayores explicaciones, reflexionando sobre la autoridad de Jesús, dijo que el tema de autoridad es muy actual, porque “el ser humano sueña con tener autoridad”. 

Hay hombres y mujeres que luchan por ser la autoridad en el hogar para afirmar “aquí mando yo” -indicó-. Hay también hijos que quieren estar por encima de sus padres y párrocos que dicen, a los fieles en su parroquia, “aquí mando yo”.

Monseñor Colindres explicó que ese estilo de gobernar no funciona y que “solo manda el que ama, el que se sacrifica hasta el punto de dar la vida como lo hizo Cristo Jesús, quien es el único que manda en la vida del mundo”. 

Monseñor Fabio Colindres dijo que el tema de autoridad es muy actual, porque “el ser humano sueña con tener autoridad”, durante su homilía dominical celebrada en la catedral de San Miguel, el 28 de enero de 2024.

Recordó las palabras de Jesús pronunciadas en la última cena: “Ustedes me llaman Señor -y lo soy- y si yo que -soy el Señor- he lavado los pies de ustedes cuanto más ustedes deben lavarse los pies unos a otros. Este es el servicio que tenemos en la Iglesia”.

Haciendo énfasis en el servicio, indicó que el Papa y los obispos, al igual que los sacerdotes, no mandan, sirven. Los fieles y laicos comprometidos tampoco son líderes para el mando, son líderes para el servicio de la comunidad.

Jesús -subrayó- enseña con una autoridad que el pueblo nunca había visto, por lo que la gente decía: “Este enseña con autoridad”. Mas, ¿en que se basa el pueblo para decir que Jesús ensena con autoridad? 

La respuesta está en que todo lo que dice, lo hace; todo lo que anuncia, lo ejecuta; y todo lo que proclama, ya esta cumplido. Él -dice- ha venido para darnos vida en abundancia y para ensenarnos a vencer los males en nuestras vidas, familia y matrimonio. Y, al ‘caminar sobre las aguas’, nos enseña que no hay problema que pueda hundirnos porque Él tiene la fuerza sobre todo mal.

El obispo de San Miguel tuvo palabras de agradecimiento para los dos obispos, sacerdotes (a quienes se observa en el altar) y laicos que visitan El Salvador y quienes tienen la misión de la Iglesia de trabajar y asistir a la comunidad salvadoreña en Estados Unidos.

En pocas palabras, Jesús es un hombre que vive, proclama, predica y sirve. Por eso, la gente puede decir: “No se parece a los hombres y mujeres de nuestro tiempo que hablan tan bonito, pero no viven lo que proclaman. Esa es la diferencia con Jesús”. 

Una abigarrada multitud colmó las instalaciones de la catedral de San Miguel, donde, antes de iniciarse la misa, monseñor Colindres bendijo y presentó en alto a dos bebés acompañados de sus padres.

“Lo que Él proclama, lo hace. Esa, y no otra, es la única forma de servir en la Iglesia. Ahora entendemos porque Jesús atraía a las multitudes y porque la gente se impresionaba por su discurso, un discurso que viene de la vida y que va a la vida.”

Monseñor Colindres precisó que, en nuestro tiempo, hay muchos hombres, mujeres, jóvenes y niños poseídos por el espíritu del mundo que los lleva a la conclusión de que no necesitan de Dios para ser felices.

Y -por esa razón- ya no van a misa, ya no se confiesan y toman a la ligera la fidelidad matrimonial, el ejemplo a los hijos, el compromiso con la comunidad de fe, de la que se han alejado, sin caer en la cuenta de que lo peor que le puede suceder a un ser humano es pretender ser feliz sin Dios.

Hay una gran necesidad de acercarnos a Jesús para que destierre de nuestros corazones el odio, el resentimiento, el deseo de venganza, la vanidad y la mentira que vienen del mundo que no conoce a Dios.

Al igual que Jesús -insistió-, hay que dialogar con los que más sufren, con los más pobres, visitar hospitales y hacer caridad con los más necesitados. 

Acotó que venimos a misa los domingos a celebrar nuestra fe y para caer en la cuenta de que lo mejor que nos ha pasado es haber tenido abuelos y padres que creían en Dios y que nos enseñaron la fe. 

Monseñor Brennan narra su historia como bisnieto de inmigrantes irlandeses que emigraron por la guerra y el hambre a Estados Unidos.
El obispo Menjívar cuenta su historia de inmigrante indocumentado, quien luego de trabajar en construcción y abrazar luego el sacerdocio es hoy el primer obispo salvadoreño en Estados Unidos.

Al final de la misa, el obispo de San Miguel tuvo palabras de agradecimiento para los dos obispos, sacerdotes y laicos que visitan El Salvador y quienes tienen la misión de la Iglesia de trabajar y asistir a la comunidad salvadoreña en Estados Unidos.

“Ellos son los que atienden a nuestros familiares, a sus padres y a sus hijos en el exterior. Ellos son los que les anuncian la Buena Nueva, agregó, con alegría, dirigiéndose a su feligresía. 

Los integrantes de la visita pastoral a El Salvador son: Lía García, los sacerdotes Austin Murphy y Ako Walker (Baltimore); el obispo Evelio Menjívar, el sacerdote Anthony Lickteig, Wendi Williams, Geoffrey Ros y Rafael Roncal (Arquidiócesis de Washington); el obispo Mark Brennan, Enid Roman y los sacerdotes Andrew Switzer y Thomas Gallager (Wheeling-Charleston); Joel de Loera, los sacerdotes Ed Guilloux  y Jonathan Fioramonti (Arlington, VA); Daniel Villar y el sacerdote Jonathan Goertz (Richmond, VA); José Amaya (Arquidiócesis Militar) y William Becerra (CRS).

Luego de pedir a Dios que siga enviado vocaciones sacerdotales, previamente había presentado a 5 nuevos seminaristas, concluyó su homilía invocando a los esposos a conquistar la autoridad de su hogar, sin gritar, ni golpear a nadie, y que no se cansen de servir con amor a sus hijos, a los jóvenes les pidió volver a la autoridad de sus padres y respeto para sus abuelos.

Una abigarrada multitud colmó las instalaciones de la catedral de San Miguel, donde, antes de iniciarse la misa, monseñor Colindres bendijo y presentó en alto a dos bebés acompañados de sus padres.

En la catedral de San Miguel es muy común ver los fines de semana a sus hijos que regresan del exterior a celebrar, aniversarios, matrimonios y bautismos de sus hijos.

Los dos obispos visitantes narraron sus historias personales. Monseñor Brennan como bisnieto de inmigrantes irlandeses que emigraron por la guerra y el hambre; y, el obispo Menjívar como inmigrante indocumentado que luego de trabajar en construcción, y abrazar luego el sacerdocio, es hoy el primer obispo salvadoreño en Estados Unidos.

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