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Ausentismo escolar un reto para los hispanos

Yanira Rodríguez. Foto/Pete Vidal/MC

Que los hijos no abandonen la escuela y se gradúen, un camino cuesta arriba para los estudiantes recién llegados, es un reto para las familias hispanas quienes tienen además una larga lista de barreras y problemas.

El ausentismo escolar entre estudiantes hispanos es 39 por ciento en Maryland. “Los estudiantes están abandonando la escuela por varias razones: tienen bajo rendimiento en lectura y matemáticas, problemas de salud mental, no cuentan con recursos ni motivación o tienen que trabajar”, según Yanira Rodríguez, gerente de la Oficina de Promoción y Participación Comunitaria del Montgomery College.

Si no van a la escuela, agregó, no van a tener buen rendimiento. Ciertamente hay programas de tutoría, pero ya no están disponibles, por falta de fondos o por otras razones. Hay falta de acceso a recursos.

“Un 40 por ciento de la población estudiantil en el sistema escolar del condado de Montgomery son hispanos. Es la generación que va a contribuir con la economía del país. Según el censo, vamos a ser mayoría en 2050 y nos estamos quedando atrás”, opinó.

Faltar a clase de manera crónica, dice, tiene un gran impacto en el rendimiento del niño/joven, también en su futuro y en el sistema escolar, dijo.

“El impacto es en la economía de Maryland. A una persona que no complete la escuela secundaria se le va a hacer más difícil obtener el GED (cursos acelerados) y tener un salario para sustentar el costo de vida del DMV”.

Crisis escolar

Algunos de los nuevos estudiantes que se están incorporando al Montgomery College presentan un cuadro traumático, dijo, y esperamos que se acostumbren al sistema educativo.

“Algunos sufren de ansiedad, depresión, experiencia post traumática. La salud mental es importante y tenemos que verlos como individuos y considerar sus necesidades”, agregó quien es parte de varios comités relacionados a educación y equidad en Maryland.

Contó que algunas madres le han dicho que sus niños han sido erróneamente ubicados en educación especial, cuando en realidad no tienen discapacidad sino problemas con el idioma. “Es una barrera y hay que identificar programas de apoyo para que tengan una base de inglés sólida. Si no tenemos educación programada según el estudiante y lo ponemos en inglés, se le va a hacer más difícil”, dijo.

Identificó otras carencias en el sistema. Por ejemplo, la falta de maestros que se vean como ellos (de la comunidad hispana). “Siento que a veces hay que dar un poco más, no solo que no entienden o no pueden. Todo el mundo tiene talento”, dijo Yanira quien, como todo inmigrante, encaró muchos retos.

Recuerda que, siendo estudiante, no se atrevía a hacer preguntas, y había muchos miedos y mitos.

Por eso, ella insiste en la importancia de la sensibilidad cultural. Considera que el educador o el consejero tienen que esforzarse por entender la realidad del alumno y establecer una relación con su familia. “Hay que envolver a la familia, ir más allá, averiguar lo que el estudiante está pasando. Tal vez no tiene hogar, tal vez no ha comido…”

En Montgomery College se puede ver que algunos estudiantes trabajan hasta la 1 ó 2AM en restaurantes y a la mañana se levantan para ir a clase.

Algunos padres le dicen a Yanira que sus hijos no pueden estudiar en la universidad porque tienen que trabajar.

“Aun cuando en el mercado laboral se exige un título universitario de pregrado e incluso de postgrado, un certificado de capacitación profesional es mejor que nada”, comentó.

Yanira considera que las escuelas tienen que trabajar con los padres y ofrecer programas que los apoyen para que aprendan a navegar en el sistema y se sientan parte de él. Hay que tener en cuenta que algunos padres hispanos no solo no dominan el inglés, tampoco dominan el español. A veces no saben leer ni escribir. Por eso, hay que ver los retos que enfrentan para sacar adelante a sus hijos.

Hay que buscar la manera de ofrecerles a los alumnos programas de mentores, consejeros, consejería personalizada y hacerle seguimiento al caso.

Hay mucho apoyo que se puede dar, dice quién era maestra y hacía campañas con vocación de ayudar.

Los retos a nivel educativo deben ser abordados por la comunidad, hay que hablar de estos asuntos y buscar a los padres donde ellos estén, dice.

Hay que alentarlos a participar en los talleres y charlas informativas en las escuelas, donde pueden hacer preguntas.

“Cualquier niño puede llegar hasta la universidad, pero es clave que los padres pregunten y se involucren”, dijo Yanira.

“A veces los hispanos aceptamos las cosas como son. La verdad, uno tiene que ser un poco más curioso y preguntar.

“Envuélvase en el proceso educativo, pida un intérprete y abogue por los derechos de sus hijos. Asesórese antes de firmar documentos en la escuela”, aconsejó esta experta.

Los padres tienen que saber las consecuencias si su niño no completa la escuela secundaria, dijo, y las oportunidades que obtendrá cuando la concluya.

“Tenemos que darles un mensaje claro y preciso, también escuchar sus retos y miedos”.



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