La llegada de nuevos inmigrantes a Washington, DC, se puede advertir en las puertas de la parroquia Sagrado Corazón. Ellos, sumados a los indigentes y familias que pasan hambre debido a la pobreza extrema, forman fila de lunes a sábados para recibir un plato de comida caliente, compartir sus penas y recibir mensajes de fe y esperanza de parte de los voluntarios.
En las calles de Mount Pleasant se pueden ver a muchos de los inmigrantes que deambulan por las calles en busca de un trabajo que les permita obtener el sustento económico que necesitan, pero si la suerte le es esquiva sabne que en los sótanos de la parroquia siempre encontraran a partir de las 5:00 PM personas generosas que comparten el alimento con los más necesitados.
Este servicio gratuito implica un presupuesto anual cercano a los 50 mil dólares, por lo que siempre se requieren donaciones para atender a 1.600 comensales que mensualmente visitan la mencionada parroquia.
El constante incremento en los precios de los alimentos, sumados a los gastos colaterales que implica su preparación, ha obligado a los sacerdotes franciscanos a invocar a las familias y empresarios de buen corazón a realizar donaciones.
Martha Castañeda, una de las responsables del programa de cenas, dijo que existe mucha variedad en los montos de las donaciones mensuales, que se encuentran en tan solo $200 al mes lo que ha encendido las alarmas del presupuesto parroquial.
“El costo de la comida ha subido y esto nos preocupa desde el punto de vista financiero, por lo que pedimos de manera urgente donaciones de los fieles, empresario e instituciones privadas para poder seguir brindando asistencia alimentaria a las personas pobres que lo necesitan”, manifestó Castañeda.
Las personas interesadas ayudar al programa de cenas pueden visitar la parroquia Sagrado Corazón o enviar sus donaciones al 3211 Sacred Heart Way, NW Washington DC 20010, llamar al (202)234-800 o escribir un mensaje electrónico a accounting.sacredheart.dc@adw.org.
Es importante recordar la exhortación del papa Francisco para atender a las personas que sufren hambre. “Los tiempos nos hablan de mucha pobreza en el mundo, y esto es un escándalo. La pobreza del mundo es un escándalo. En un mundo donde hay tantas, tantas riquezas, tantos recursos para dar de comer a todos, no se puede entender cómo hay tantos niños hambrientos, que haya tantos niños sin educación, ¡tantos pobres! La pobreza se ha convertido en un grito”.