Además de enseñar matemáticas, ciencias y lectura, las escuelas deben contribuir a la construcción de una cultura en la que todos vivan en paz, donde primen el respeto y la colaboración, dijo el obispo Evelio Menjívar en la escuela católica San Pío X en Bowie, Maryland, el 7 de noviembre de 2025.
“Tenemos que aprender a vivir en paz, a tratarnos bien unos a otros, porque ustedes se están preparando para ser los grandes líderes de nuestra nación y del mundo. Necesitamos aprender a convivir pacíficamente”, destacó en la misa conmemorativa del Mes de la Herencia Indígena Estadounidense.
Es una conmemoración que nos insta a apreciar a los indígenas y aprender de ellos.
Honrando a indígenas
La iglesia tiene un cartel grande en la entrada que habla por sí solo: “Todos son bienvenidos porque todos son importantes”.
La mayoría de los asistentes a esta misa eran estudiantes y a ellos el obispo les recordó que los pueblos nativos americanos han vivido en esta tierra desde tiempos inmemoriales. Antes de que nadie llegara aquí, dijo, hubo muchos pueblos que llamaron a estas tierras su hogar.
“Hoy reconocemos su presencia, afirmamos sus valores y celebramos las numerosas contribuciones que han hecho a nuestra Iglesia, a nuestras naciones, al mundo y al gran mosaico de culturas que conforman nuestro patrimonio común”, agregó.
Las comunidades nativas americanas de Estados Unidos están repletas de historias. Reconoció que tienen vidas de lucha y dolor, también de valentía, resiliencia y profunda fe, y se han aferrado a sus valores culturales y sabiduría espiritual. Asegura que son valores que nos recuerdan la sacralidad de la creación y la importancia de mantener la armonía con nuestro mundo natural.
“En una época en la que nuestro mundo a menudo se llena de violencia, sin duda, la sabiduría que nos transmite el americano nativo es una vida de esperanza y una lección de paz.”
Basándose en el Evangelio, el prelado explicó a los niños que la grandeza no tiene que ver con el poder y que, más bien, se centra en el amor, en la humildad, en esforzarse por cuidar de los más pequeños y vulnerables entre nosotros.
Afirmó que ese mismo espíritu de humanidad y preferencia por toda vida está profundamente arraigado en la espiritualidad nativa americana. Nuestros ancestros indígenas abrazaban todo a su alrededor: “la tierra, el agua, el viento, el fuego, los animales, las plantas, las personas” y lo consideraban “un regalo”.
Son regalos del Creador que hay que cuidar y respetar -dijo el obispo a los niños.
Santa Catalina
El homilista habló de Santa Catalina (Kateri) Tekakwitha, la primera santa indígena de Norteamérica que nació en 1656 en el estado de Nueva York. Era parte de la tribu Mohawk. Una epidemia de viruela afectó su rostro y su vista y cobró la vida de su hermano y sus padres. Quedó a cargo de unos tíos.
Su madre mantuvo firme su fe contra viento y marea. Le hablaba de Dios a su hija y entonaban juntas canciones religiosas. Se veían en ella virtudes que conforman la santidad y fue bautizada en 1676 en una misión. Por eso, fue insultada y amenazada.
Una misión jesuita la acogió y una amiga de su madre la instruyó en la fe. Catalina se entregó a la oración y a la penitencia. Le horrorizaba el pecado y se flagelaba sin compasión. Su misión se trasladó a Canadá y allí ella emitió su voto de virginidad.
Se dedicó a catequizar a los niños y ayudar a enfermos y ancianos. Murió de tuberculosis en 1680 a sus 24 años. Sus últimas palabras fueron: “¡Jesús, te amo!”. Se le recuerda por sus pruebas de fe, esperanza y caridad, por su paciencia, resignación y alegría en el sufrimiento.
Fue canonizada el 21 de octubre de 2012 por el papa Benedicto XVI.
El obispo Menjívar dijo que esta santa “nos muestra el evangelio de la humildad en todos los corazones” y nos deja su fe con un amor y una dulzura increíbles. Santa Catalina, dijo, amaba a su pueblo y rezaba siempre por su bienestar, especialmente para que lleguen a conocer y aceptar el amor de Jesús.
El homilista les dijo a los niños, maestros y empleados de la escuela que “esta santa nos recuerda que la santidad es posible para todos”.
Honrar el pasado
En la conmemoración, el obispo Menjivar subrayó que nuestra cultura y pasado son importantes y que debemos honrar nuestras tradiciones.
“Demos gracias a Dios por los pueblos nativos que primero pisaron esta tierra, por su valentía, hospitalidad, por su deseo de sanación, respeto y reconciliación continuos entre todos los pueblos que compartieron esta tierra, que hoy llamamos Estados Unidos de América”, dijo el obispo instando a vivir en armonía, en paz, respetándonos unos a otros, respetando las culturas, la creación de Dios, sirviendo a los pobres y a los necesitados, viendo el rostro de Cristo en cada persona.
El prelado insta a aprender del ejemplo y la sabiduría de Santa Catalina, así como de san Juan Diego y los demás nativos americanos que están en el camino a la santidad como el sirviente de Dios Nicholas Black Elk y el mártir laico Antonio Cuipa que fue quemado vivo con sus compañeros en 1704.
Para la ocasión, la escuela San Pío X hizo un despliegue de imágenes de estos católicos ejemplares en el hall.
“Hemos sido bautizados y estamos llamados a ser santos”, dijo el obispo Evelio.
El coro de la escuela amenizó el servicio religioso y se escuchaba a los niños cantar al unísono: “Con Dios, ¡nada es imposible!”, “Tu vida nunca será la misma”, “Todos somos una nación”.
Como parte de la conmemoración, la escuela organizó una sencilla presentación sobre santa Kateri. Posteriormente, el obispo hizo una breve visita a la escuela para saludar a los estudiantes de primer grado.
Lo recibió la maestra Corina Remy y el obispo tuvo la oportunidad de compartir con los pequeños y hablar sobre genealogía. Entonces, los alumnos compartieron los lugares de donde son sus padres. Muchos de los pequeños tienen raíces nigerianas y solo 15 en la escuela son hispanos.
El obispo reconoció en su visita que “estamos bendecidos en la Arquidiócesis de Washington por ser una familia tan diversa” y que la escuela San Pío X “es un ejemplo de la maravillosa diversidad”.
La historia de la profesora Remy es digna de subrayar porque representa la riqueza de la diversidad estadounidense. Nació en la isla Mauricio, ubicada al sur del continente africano, en medio del océano Índico. Llegó a EEUU cuando tenía 7 años.
Habla francés -su idioma materno-, inglés, alemán y español, este último lo aprendió porque quería conocer más de la comunidad hispana en EEUU.
La maestra Tara Davey dio la bienvenida al obispo en otro salón de clase e instó a sus alumnos a hacerle preguntas al obispo. Si bien la conversación se centró en santa Kateri Tekakwitha, el obispo confesó que su santo favorito es San Francisco de Asís.
Información sobre la escuela católica San Pío X: stpiusbowie.org.
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El obispo auxiliar de Washington, Evelio Menjívar, junto a la pequeña Sydney Soriega (6) y su maestra de primer grado, Corina Remy, posan luego de la misa conmemorativa por el Mes de la Herencia Indígena Estadounidense celebrada, el 7 de noviembre de 2025, en la escuela regional católica San Pío X en Bowie, Maryland. Foto/Nicole Olea
