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El costo real de las redadas, madre de 5 hijos ruega por su esposo

La salvadoreña Maritza Granados posa al lado de sus cinco hijos en la puerta de su vivienda. Foto/archivo familiar familia Granados

La salvadoreña Maritza Granados vive días de angustia y desesperación. Su esposo, Merlín Ramírez Gutiérrez, fue detenido por agentes de inmigración el pasado 15 de agosto cuando se disponía a ingresar a su lugar de trabajo. Hoy, su familia teme que pueda ser deportado en cualquier momento.

Ramírez, de 33 años, no opuso resistencia al arresto. Apenas alcanzó a gritar el número telefónico de su esposa para que la notificaran. Desde entonces, Maritza ha movilizado cielo y tierra para evitar que su esposo, padre de cinco hijos, sea separado de su familia.

Gracias al apoyo de los feligreses de la parroquia San Camilo, en Silver Spring (Maryland), la familia ha recibido no solo ayuda económica para costear los servicios legales del abogado Ronald Richey, sino también alimentos, asistencia espiritual y solidaridad constante.

“Doy gracias a Dios por la solidaridad de mis hermanos Rosalía Pineda y Guadalupe Rodríguez, coordinadores del grupo de pequeñas comunidades eclesiales de base de la parroquia San Camilo, quienes me ayudaron a conseguir los honorarios solicitados por el abogado, adquirir la comida para mis hijos y hasta con parte de la renta. Estoy desempleada, y mi esposo es el único sostén de nuestro hogar”, expresó Maritza Granados en medio de lágrimas.

Oración y esperanza

La fe ha sido el principal refugio de esta madre salvadoreña. Cada tarde, junto a sus hijos Elving (17), Edgard (16), Kenia (11), Kimberly (5) y Eduardo (de apenas 6 meses), se reúne en la sala de su modesta vivienda para rezar el Santo Rosario. “Le pedimos a la Virgen María que interceda por nosotros, que nos haga el milagro de traer de vuelta a Merlín. Somos una familia trabajadora, nunca le hemos hecho daño a nadie. Solo queremos seguir juntos”, aseguró.

El caso de Merlín será presentado en los próximos días ante la Corte de inmigración de Annandale, Virginia. Su abogado buscará frenar la deportación con un recurso legal, pero el resultado es incierto.

Un país dividido

Las redadas de ICE y las deportaciones aceleradas han generado alarma en comunidades inmigrantes de todo el país. Este año, incluso las celebraciones del Día del Trabajo estuvieron marcadas por el temor. Según un informe reciente de Economic Insights and Research Consulting, sectores claves como la agricultura y la construcción han sido duramente golpeados por la pérdida de mano de obra. Entre marzo y julio de 2025, se reportó una caída de 155.000 trabajadores en estos rubros, en gran parte por las detenciones migratorias.

Mientras tanto, familias como la de Maritza luchan por sobrevivir emocional y económicamente. Su historia es una entre miles, pero refleja con claridad el drama humano detrás de los titulares: el costo real de las políticas migratorias.

“No pedimos nada más que la oportunidad de seguir juntos como familia”, concluye Maritza, con la esperanza de que su esposo Merlín vuelva a cruzar la puerta de su hogar.

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La salvadoreña Maritza Granados posa al lado de sus cinco hijos en la puerta de su vivienda. Foto/archivo familiar familia Granados.

Obrero salvadoreño Merlín Ramírez Gutiérrez. Foto/archivo familiar familia Granados.



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