En Navidad celebramos el comienzo de la vida humana de Dios. El mundo se llena de alegría, esperanza y paz al recordar una vez más el maravilloso amor que Dios nos tiene a todos, confirmado por el nacimiento de Su Hijo, recalcó el arzobispo de Washington. Wilton Gregory, en la misa de Navidad celebrada en la Basílica de la Inmaculada Concepción.
Para el cardenal, la lección más profunda de la Navidad es que Cristo desea vivir en nuestros corazones: “Jesús, que este día nace por nosotros, y finalmente morirá por nosotros, sólo quiere vivir dentro de nosotros y, por tanto, permitirnos a todos vivir plenamente gracias a Él”.
La Navidad nos llena de alegría y con un sentido de quietud, que a algunos les insta a dar gracias por todo lo recibido -dijo en su homilía-. Las iglesias cristianas de todo el mundo están abarrotadas de personas cuyos corazones rebosan de gratitud y de encantadores sentimientos.
Personas que normalmente no van a la iglesia lo hicieron en el día de Navidad. Debido a las apretadas agendas, las familias rara vez tienen tiempo de compartir una comida común, dice el arzobispo, pero en esta ocasión se unen y muchas ofrecerán una oración de agradecimiento por el don de ser una familia.
“Este día, el corazón humano se siente cómodo permitiéndose rebosar de alegría. Enemigos, naciones en guerra, vecinos hostiles, enemigos políticos pueden incluso detener su agresión en este día por respeto al Príncipe de la Paz”, dijo quién rezo para que así sea incluso en Ucrania.
El arzobispo considera que algunos corazones que normalmente sólo sienten odio hacia otras personas pueden permitir en Navidad a la misericordia un breve momento de gracia.
“Este niño que hace dos mil años nació en un establo y que, como crucificado, tendrá que tomar prestada la tumba de otro hombre, nunca parece tener un lugar al que llamar suyo”, dijo el cardenal Gregory destacando que en su vida Jesús careció de un lugar donde habitar.
En 2022, Jesús quiere vivir en nuestras familias y en nuestros corazones para transformarlos -dijo-. “Él sólo quiere liberar nuestros corazones de la muerte del odio, la envidia, el fanatismo, la violencia, la injusticia, el racismo y todas esas faltas y pecados humanos que nos mantienen atados a la muerte en lugar de liberarnos para la vida”.
El cardenal dice que el niño que nace en esta Navidad quiere encontrar una morada en nosotros ya que somos la única morada que Él ha anhelado siempre.
“Que esta Navidad ablande todos nuestros corazones… con la sincera esperanza de que Cristo ha nacido para traernos esa paz perfecta para la que hemos sido destinados”.
En este día de fiesta para la Iglesia, el cardenal Gregory deseó a los presentes y a los feligreses de la Arquidiócesis Católica Romana de Washington que sus casas se llenen de luz y alegría y que sus corazones estén abiertos a Jesús.
“Que Dios habite en sus casas y en sus corazones durante todo este año que comienza. ¡Feliz Navidad!”, acotó en la ceremonia religiosa que conmemora el nacimiento de Cristo, el verdadero sentido de la Navidad.