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Hispanos presentes en los trabajos más difíciles

Los trabajadores hispanos tienen que soportar las emanaciones de alquitrán que funciona como aglutinante de los compuestos del asfalto. Foto/MV

La muerte de los seis trabajadores hispanos durante el desplome del puente Francis Scott Key en Baltimore, al margen de dolor familiar y la congoja comunitaria, evidencia una realidad que muchos quieren ignorar: los inmigrantes latinos siempre asumen los trabajos más difíciles, riesgosos e insospechados que puedan existir en el país.

Esta ocasión fueron dos mexicanos, dos guatemaltecos, un salvadoreño y un hondureño quienes minutos antes de caer a las frías del río Patapsco revisaban las barras de metal que sujetan la plataforma del puente. Ninguno de ellos se percató ni fueron alertados a tiempo que el carguero Dali chocaría con una de las bases de la estructura del puente.

No sorprende saber que muchos inmigrantes hispanos, mientras la ciudad descansa, asumen trabajos de alto riesgo en horas de la madrugada. Los encontramos reemplazando el asfalto en las carreteras, limpiando los pasillos de los aeropuertos y hospitales, reponiendo la mercadería en anaqueles de los supermercados, atendiendo en las estaciones de gasolina, reparando los rieles del Metro, retirando sustancias toxicas en los viejos edificios federales y hasta cuidando las puertas de los cementerios.

Esta realidad, que algunos políticos de turno intentan minimizar, demuestra no solo la importancia de la fuerza laboral hispana, sino que somos necesarios para el mantenimiento y desarrollo de la nación. Miguel Tinker Salas, profesor de Estudios Latinoamericanos del Pomona College, señala que esta tragedia “pone de nuevo en el tapete la esencialidad de esta mano de obra, algo que quedó en el olvido después de la pandemia del COVID-19, donde un buen número de los fallecidos lo puso la comunidad hispana por mantenerse en sus puestos de trabajo”.

Asimismo, dijo que en la actualidad los hispanos representan el 16.2 por ciento de la fuerza laboral del país, pero en áreas como la construcción, una industria que presenta escasez de mano de obra, los latinos representan una fuente importante de mano de obra con uno de cada tres trabajadores de este sector, lo que equivale al 31.5 por ciento.

“La presencia laboral de los hispanos es evidente. Son personas que siempre buscan ganarse honradamente el sustento para sus familias, aunque mucha gente no quiere aceptar la importancia de los trabajos peligrosos que aceptan los latinos”, acota el profesor universitario.

Silenciosa presencia

El ecuatoriano Toribio Jiménez, jefe de una cuadrilla de limpieza de cocinas en hoteles de Virginia, desde hace siete años llega a la medianoche para limpiar los paneles de los extractores de humo de las cocinas. “Los paneles, ductos y filtros se llenan de grasa después de un día de trabajo, por lo cual tienen que limpiarse con químicos especial para prevenir incendios. Esa faena tiene que cumplirse en la madrugada cuando la cocina está cerrada y eso siempre lo hacemos un equipo de ocho hispanos”.

Los salvadoreños Luis Villamontes e Ignacio Cortez, quienes trabajan de 8:00 PM a 4:30 AM removiendo paredes y techos contaminados con asbesto en edificios de Washington, reconocen el alto riesgos que implica el trabajo, pero entienden que la buena paga y beneficios compensan el esfuerzo. “Sabemos que la enfermedad pulmonar llamada asbestosis siempre deriva en cáncer, por eso usamos equipos especiales y el pago de 35 dólares la hora nos ayuda a enfrentar los gastos de la casa”.

La mexicana Carmela López, trabaja desde hace nueve años como auxiliar de limpieza en una casa de ancianos. “Mi turno es de 11:00 PM a 7:00 AM y soy responsable de mantener limpias las habitaciones de las personas mayores, que en las madrugas suelen tener diversos ‘accidentes’ estomacales, hemorragias sorpresivas o hacen ‘desordenes’ en los baños. Hay días en que la jornada se vuelve muy pesada, termino cansada, pero siempre hago las cosas con amor como si se tratase de mis abuelitos”.

El nicaragüense Rogelio Villegas, desde hace siete años forma parte de una cuadrilla que todas las noches realiza tareas de pavimentación con asfalto. “En este trabajo pagan muy bien, pero siempre existe el peligro de sufrir quemaduras, intoxicación por inhalar gases tóxicos y puedes sufrir desmayos por trabajar muchas horas a temperaturas superiores a los 100 grados centígrados. Aquí la mayoría somos hispanos y no le corremos ni a los riesgos, ni a las jornadas largas”.

Presentes en la pandemia

Desde el inicio de la pandemia en el 2019 los hispanos indocumentados que laboran en agricultura, mantenimiento de hospitales, supermercados, farmacias y limpieza de edificios no han abandonado sus puestos de trabajo y hasta el día de hoy numerosas organizaciones en Washington siguen pidiendo al Congreso que los incluya en la lista de “trabajadores esenciales” cuando se debata un proyecto de reforma migratoria.

José Verdugo, delegado del sindicato UFCW local 400, recordó recientemente que cerca de cinco millones de trabajadores indocumentados forman parte de la lista de “esenciales”, que después de la pandemia han seguido cosechando legumbres, empacando carnes, preparando comidas calientes y desinfectando las instalaciones clínicas.

“Es injusto que hasta ahora los legisladores en Washington ignoren los aportes positivos de once millones de inmigrantes indocumentados, que, a pesar de su condición, pagan impuestos y tienen hijos pequeños nacidos en Estados Unidos”, acotó Verdugo.



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