Esa noche, hace dos mil años, nació un niño en la total pobreza. Nació porque todo hombre y mujer -independientemente de la nación donde viven o el idioma que hablan- importan en el corazón de Dios.
Así lo destacó el arzobispo de Washington, cardenal Wilton Gregory, durante la misa de la Natividad del Señor en la catedral de San Mateo Apóstol en Washington, DC.
"Este niño hizo que todos seamos contados. No como estadísticas o números, sino como hijos de Dios. En este espíritu del mundo universal en el cual cada hombre y mujer es considerado, es importante reanimar lo mejor de cada uno de nosotros en tiempo de Navidad", dijo en su homilía de Nochebuena.
Recalcó que los desamparados, los pobres, los niños enfermos o que viven en la pobreza, merecen ser tratados con dignidad y cuidado.
"Navidad significa que ninguno de nosotros carece de importancia", dijo destacando que la dignidad se aprende primero en los círculos de amor del hogar.
"Las familias son los campos de aprendizaje donde siendo niños se nos enseña a no odiar ni mentir ni traicionar. ¿Dónde perdimos u olvidamos estas lecciones de vida?", se pregunta.
Navidad, dice, es el momento de reaprender las formas correctas de cuidarnos unos a otros.
"En este día, alrededor del mundo, la gente se comporta -o trata de hacerlo- con compasión y ternura. Y en este día, todos importamos", dice el cardenal Gregory insistiendo que es en Navidad cuando todos somos importantes como hijos de Dios tratados con dignidad y amor.
El arzobispo, antes de la misa, bendijo el pesebre, se arrodilló frente a él, oró por varios minutos y luego dijo que "el evangelio de Navidad toma vida y avanza para regocijarnos en el misterio de la encarnación del hijo de Dios".
Igualmente, en su mensaje navideño anual transmitido por YouTube a la feligresía, el cardenal habló de los recuerdos navideños.
"Cada uno de nosotros tiene un recuerdo favorito de Navidad que nos hace sonreír. Muchos de ustedes probablemente recuerden las alegres reuniones familiares, la familia cuando eran niños o jovencitos y la misa llena de espiritualidad en la tarde de Nochebuena. Tal vez sus grandiosos recuerdos de Navidad son de la gracia de la misa de gallo de medianoche o del brillo de la hermosa misa de la mañana de Navidad".
Afirmó que las memorias navideñas están arraigadas al amor de Dios.
La Navidad -dijo- nos alienta a ver más allá del pesebre y admirar el misterio que el Jesucristo nacido de María viene a traer la verdad, la gracia y la misericordia de Dios a un mundo quebrantado.
Invitó en esta Navidad a reflexionar, no solo sobre la venida de Jesús sino, sobre la gracia de su presencia en nuestra vida diaria.
