Al concluir otro año sin la promulgación de la importante reforma migratoria, monseñor Mario E. Dorsonville, obispo auxiliar de Washington y presidente del Comité de Migración de la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos (USCCB), emitió el 21 de diciembre la siguiente declaración:
"Como componente esencial de cualquier reforma migratoria, hemos instado durante mucho tiempo al Congreso y al Presidente a trabajar juntos para promulgar una legislación que proporcione protecciones permanentes -incluyendo un camino hacia la ciudadanía- para nuestros hermanos y hermanas indocumentados. El pueblo estadounidense apoya firmemente la acción del Congreso en materia de inmigración. Mientras tanto, la incapacidad de los líderes políticos para unirse y llegar a un consenso sobre una legislación de inmigración positiva y con visión de futuro tiene graves consecuencias para las vidas humanas y el bienestar de este país.
Aunque el camino que queda por delante es incierto, la realidad actual sigue siendo clara: el statu quo no puede mantenerse. Casi la mitad de los 11 millones de indocumentados que viven hoy en Estados Unidos, han vivido aquí durante al menos 15 años. Muchos otros reciben protecciones temporales, pero no tienen acceso a soluciones permanentes. Son madres, padres, hijos e hijas. Son trabajadores esenciales, propietarios de viviendas y empresarios. Y lo que es más importante, son personas creadas igualmente a imagen y semejanza de Dios, poseedoras de un potencial que va mucho más allá de los límites de su actual estatus migratorio.
En el año que viene, seguiremos rezando y trabajando por una solución que proporcione un alivio inmediato a los miembros indocumentados de nuestra sociedad. Mantenemos nuestro llamamiento, que venimos haciendo desde hace mucho tiempo, para que el Congreso trabaje sobre una base bipartidista para promover la plena integración de los indocumentados y crear un sistema de inmigración más sostenible, coherente con el bien común. Durante esta temporada de adviento y buenos augurios, avancemos con renovada esperanza, y que Nuestra Señora de Guadalupe, madre de todos, inspire la devoción universal a esta causa fraterna".