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Árboles y su capacidad termorreguladora en la ciudad

Estudiantes de la Universidad Católica de América plantan árboles en los jardines de esa casa de estudio. Foto/CNS/ Paul Haring/archivo

El aumento del calor extremo evidencia la importancia de los árboles y su capacidad termorreguladora en las zonas urbanas. Un reciente informe de la organización National Wildlife Federation (NWF) aclara que las olas de calor que persiste por varios días son parte natural de la variación climática, pero que el calor extremo que experimenta el planeta se está convirtiendo en algo perjudicial para los habitantes de Estados Unidos y el planeta.

Es en esta circunstancia que hoy los expertos hablan de la importancia de la “equidad arbórea”, consistente en identificar si una zona tiene suficiente cantidad de cobertura de las copas de los árboles distribuida de manera tal que todos los residentes puedan experimentar los beneficios que ofrecen los árboles para su salud y para mitigar los efectos del clima.

El Distrito de Columbia es un ejemplo de cobertura desproporcionada de árboles. Aunque la ciudad ha mejorado significativamente su equidad arbórea, en comparación con otras ciudades, los barrios habitados por personas blancas y de mejores ingresos, mantienen un mayor porcentaje de cobertura de copas de árboles. El Mapa de Índice de Equidad Arbórea (https://www.treeequityscore.org/map#11.41/38.8938/-77.0146), explora la cobertura de copas de los árboles en diferentes vecindarios de Estados Unidos.

Si bien es cierto que el “boom” urbanístico que se registra en muchas zonas de Washington, DC, con “edificios verdes” que se abastecen con energía solar, que en su diseño priorizan los objetos reciclados y que en sus azoteas se siembran planta o arboles pequeños, también se debe reconocer que eso ha generado un desplazamiento silencioso de muchas familias que no pueden cubrir los costos de este tipo de viviendas modernas.

El informe de NWF indica que este fenómeno, denominado “migración climática o ambiental”, ha crecido de manera exponencial en los últimos años. “Solo en el 2019 casi 24 millones de personas en el mundo, fueron desplazadas involuntariamente por eventos relacionados con el clima y ese número podría aumentar a más de mil millones en el 2050 debido al cambio climático”.

Un reciente estudio de la organización AGU Advancing, Earth and Space Sciences, reveló que, en más del 70 por ciento de los 1,056 condados, donde vivían aproximadamente 300 millones d estadounidenses, en su mayoría personas de pocos ingresos económicos, experimentan niveles más altos de calor urbano que las personas de raza blanca con mejores ingresos.

“Estas condiciones extremas se ven agravadas por factores de estrés preexistentes, como la inseguridad económica, la falta de acceso a la salud y la falta de transporte”, indica el referido estudio.

Entre las conclusiones básicas que plantea el estudio de NWF se indica que, para prevenir el empeoramiento del calor extremo y otros efectos del cambio climático, las autoridades deben reducir las emisiones de gases de efecto invernadero a cero y emplea métodos de adaptación que puedan proteger a la población de un futuro incierto.

“Es necesario aumentar la cobertura de árboles en zonas urbanas para ofrecer protección solar y enfriar nuestros vecindarios durante las olas de calor. Además de proporcionarnos sombra, los árboles, son el hábitat de la vida silvestre, incluyendo los polinizadores”, señala la organización National Wildlife Federation.

Estas soluciones naturales, indican las conclusiones, pueden reducir el efecto de las islas de calor urbano, disminuir el ruido y contribuir a la gestión de aguas pluviales. “Con planificación y colaboración con las comunidades más afectadas por el calor extremo, las inversiones en infraestructura natural, como la plantación de árboles nativos, mejorarán la calidad de vida en nuestras ciudades, promoviendo la equidad y beneficiando a la naturaleza”.

Recientemente, el papa Francisco reiteró su pedido a los jóvenes de todo el mundo para que mantengan vigente las iniciativas inspiradas en su encíclica Laudato Si sobre la ecología integral. “Los jóvenes del grupo ‘Laudato Si' Allberi’ planean plantar al menos un millón de árboles en la región del Sahel (África) y ese es un bello ejemplo de solidaridad con nuestra Casa Común y que deberían seguir todo los que amen este planeta, este regalo de Dios”.



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