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La vida en el Carmelo es una “vida de amor”, dice hermana Eunice Teresa de la Divina Misericordia

La hermana Eunice Teresa de la Divina Misericordia tomó sus votos finales como monja carmelita descalza del Carmelo del Tabaco de Puerto en el sur de Maryland el 22 de agosto en una misa presidida por el arzobispo de Washington, Wilton Gregory. (Foto/Mihoko Owada)

Cuando la hermana Eunice Teresa de la Divina Misericordia tenía siete años y vivía en la República Dominicana, un día, casi de repente, anunció a su madre y a sus ocho hermanos: “Quiero ser una de esas monjas que no salen,” refiriéndose a las religiosas de clausura que llevan una vida de oración separada del mundo exterior.

“No recuerdo haber oído nunca nada sobre las carmelitas descalzas,” dijo en una entrevista reciente con el Catholic Standard, “pero de alguna manera sabía que quería ser una de ellas.”

Sor Eunice hizo sus votos perpetuos el 22 de agosto de 2020 en el Monasterio Carmelita de Port Tobacco, en Maryland, durante una misa presidida por el Arzobispo de Washington Mons. Wilton Gregory.

“Para mí, llevar una vida religiosa como carmelita es llevar una vida de amor, de servicio a los demás, de sacrificio propio, de fidelidad a la regla y de penitencia por amor a nuestro Señor Jesucristo”, dice sor Eunice en una reflexión que escribió sobre su historia vocacional. “Es ser obediente a la enseñanza de la Iglesia mientras se vive en comunidad con otras mujeres que tienen el mismo deseo de amar a Aquel que nos ha escogido para ser sus fieles novias.”

La hermana Eunice nació en Dajabón, provincia de la República Dominicana limítrofe con Haití, donde ella y sus ocho hermanos fueron criados por su madre, una devota maestra católica. Ella y sus hermanos asistieron a una escuela católica administrada por las Hermanas del Sagrado Corazón de Jesús en una ciudad que era atendida por sacerdotes jesuitas.

En sus primeros años, explica la hermana Eunice, su vida se llenó de amor al Señor. El ejemplo de su madre fue lo que formó la vida familiar en torno a la oración y los sacramentos.

“Recuerdo que cuando iba creciendo yo le tenía un gran amor al Señor,” dijo y añadió: “Quería estar en el cielo y que mi familia y todos estuvieran conmigo en el cielo.”

Después de graduarse de la educación secundaria, sor Eunice se trasladó a Estados Unidos para vivir con su familia, que unos años antes se había radicado en Virginia. La transición no fue fácil para ella, según dijo, pero estaba agradecida de estar junto a su familia.

Sin embargo, a medida que fue adentrándose más en la cultura de los tiempos, dice sor Eunice que dejó de ir a Misa y comenzó a distanciarse de su familia. En esa época, centró toda su atención en la educación, hasta graduarse de la Universidad George Mason con un título de contabilidad en 2007. Luego, continuó haciendo estudios de maestría en ciencia tributaria en la American University, con el sueño de establecer su propia oficina de contabilidad tributaria.

“Así fue como fundé la empresa EMH Tax Services, LLC, inscrita en el Estado de Virginia. Después de graduarme de la American University en 2011 estuve a punto de comprar una franquicia de servicios tributarios,” escribió en su reflexión. “Me alegro de que Dios interviniera antes de que yo me enredara demasiado en el mundo de los negocios como empresaria. Esto habría puesto en peligro la búsqueda de mi vocación en el Carmelo.”

En este período de su vida, dice la hermana Eunice que salió con muchachos e incluso una vez estuvo comprometida para casarse, pero siempre sentía que algo faltaba.

“Entonces, le dije a Dios: ‘¿Sabes, Señor? Toma tú la iniciativa. Si tienes algo diferente para mí, muéstramelo... Ya no quiero seguir haciendo las cosas a mi manera’”, afirmó. “Ahí fue cuando las cosas empezaron a suceder y se produjo la historia de mi conversión.”

En un Seminario de Vida en el Espíritu, sor Eunice dice que escuchó acerca de cuánto la amaba el Padre; la amaba tal como ella era en ese momento, y eso le produjo un cambio de corazón.

“Wow, supe que Dios me ama tal como soy”, dijo. “No tengo que hacer nada, solo tengo que decir que ‘sí’.”

“Y eso fue revolucionario para mí porque yo estaba buscando ese amor, esa persona en la que pudiera apoyarme y saber que esa persona me sostendría y no me dejaría caer. Esa noche descubrí que esa persona era Dios. En él, lo tengo todo. Por eso, abrí mi corazón y decidí que yo estaba lista para que él tomara la iniciativa.”

Una amiga de la hermana Eunice, que pertenece a la tercera orden carmelita y que estaba familiarizada con las carmelitas de Port Tobacco, se ofreció a llevarla al convento para una visita el Día del Trabajo de 2012, poco después de que sor Eunice comenzara a sentir el llamado a la vida religiosa.

“Al cruzar la puerta, recuerdo haber dicho: ‘Este es mi futuro hogar… y ni siquiera había visto nada todavía’.”

Desde entonces, Eunice visitaba a las hermanas a menudo, manteniéndose en contacto con ellas, y dice que una mayor certidumbre comenzó a crecer en su interior.”

En junio de 2014, Eunice entró en el convento para tener una experiencia de tres meses, al cabo de la cual, regresó a su casa en Virginia para resolver sus últimas cosas y deshacerse de todo a fin de iniciar la vida religiosa. El 30 de septiembre de 2014, sor Eunice ingresó en las Carmelitas de Port Tobacco, en la víspera de la fiesta de Santa Teresa del Niño Jesús. En marzo de 2015, inició el noviciado y dos años más tarde profesó sus primeros votos temporales.

En preparación para sus votos perpetuos el 22 de agosto, la hermana Eunice dijo que había estado orando y leyendo el libro 33 días hacia un glorioso amanecer por el Padre Michael Gaitley. Esta guía de consagración, que lleva al lector a través del Evangelio según San Juan, se relacionaba bien con su vocación carmelita, comentó.

En las semanas previas a sus votos perpetuos, sor Eunice dijo estar un poco nerviosa, pero muy contenta.

“Me estoy dando del todo a Dios porque él se está dando del todo a mí”, explicó. “Confía en su misericordia y su amor y deja que él se ocupe de todo lo demás.”

Su familia inmediata y otros parientes estuvieron presentes en la Misa de profesión de sus votos perpetuos el 22 de agosto.

“La vocación de sor Eunice Teresa de la Divina Misericordia es un don para la Iglesia... una vocación de oración y contemplación, amor y servicio, alegría y sacrificio”, señaló el Padre Carlos Piedrahita, sacerdote de la Compañía de Sacerdotes de San Sulpicio, quien pronunció la homilía en la profesión de votos perpetuos de sor Eunice.  “La celebración de hoy no es la culminación de un camino de seis años de discernimiento, sino el comienzo de un compromiso de glorificar a Dios y servir a su Iglesia a través de los votos de pobreza, castidad y obediencia, tres palabras que enmarcan su alianza espiritual con el Señor; tres vías que Jesús te presenta, hermana Eunice, como camino para la santidad.”



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