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Conducir bajo la influencia de drogas o alcohol, error que puede costarle la residencia

Imagen de un accidente de tráfico provocado por un conductor intoxicado por el consumo de alcohol. Foto/EFE/Jesús Monroy/archivo

Conducir bajo los efectos del alcohol o las drogas, conocido legalmente como Driving Under the Influence (DUI), es una infracción de tránsito que muchos tienden a minimizar. Sin embargo, para quienes poseen una Green Card o están en proceso de obtenerla, puede convertirse en el punto de quiebre que derive en una orden de deportación. La Ley de Inmigración y Nacionalidad (INA, siglas en inglés) contempla que ciertos delitos, aun siendo comunes, pueden transformarse en agravantes que comprometen la permanencia legal en el país.

¿Cuándo un DUI lleva a la deportación?

“Un primer DUI sin agravantes no es motivo para la deportación de un residente permanente”, afirmó el abogado de inmigración Héctor Quiroga, de Quiroga Law Office, PLLC. Sin embargo, la línea entre una infracción administrativa y un delito migratorio grave puede cruzarse más rápido de lo que se piensa. “Cuando hay lesiones, muertes, consumo de drogas ilegales o reincidencia, el escenario cambia por completo. La persona pasa a ser vista como una amenaza a la comunidad”, advirtió el abogado.

La gravedad del caso depende de los elementos asociados al DUI. Un residente permanente que conduzca bajo la influencia con una licencia revocada, acompañado de un menor de edad, o bajo el efecto de sustancias ilegales, se expone a una interpretación más severa de la ley. La Sección 237 de la Ley de Inmigración y Nacionalidad (INA) permite la expulsión por delitos que comprometan la seguridad pública.

“El uso de drogas ilegales, incluso si están descriminalizadas a nivel estatal, puede derivar en consecuencias federales devastadoras para inmigrantes”, subrayó el abogado de inmigración Héctor Quiroga.

Una barrera silenciosa para la ciudadanía estadounidense

Más allá del riesgo de deportación, un DUI puede llegar a afectar la posibilidad de avanzar hacia la ciudadanía. La ley exige demostrar al menos cinco años de “buen carácter moral”. Una condena, incluso si no conlleva prisión, puede ser utilizada por las autoridades como justificación para negar la naturalización. “En asuntos de inmigración, no basta con pagar una multa. Hay que probar que uno ha aprendido de sus errores y que no representa un riesgo para la sociedad”, explicó el abogado.

Para el caso de quienes se encuentran con una residencia condicional el panorama puede ser, incluso, particularmente delicado. Un DUI durante este período puede ser interpretado como falta de criterio o responsabilidad, lo que dificulta la transición hacia una residencia permanente de diez años. Las autoridades migratorias consideran no solo la conducta en sí, sino también su contexto y reincidencia. “Todo queda registrado y puede jugar en su contra al momento de renovar su estatus o solicitar beneficios migratorios adicionales”, puntualizó Quiroga.

El papel clave de la evidencia y la conducta posterior

Frente a una acusación por DUI, cumplir rigurosamente con todas las exigencias de la Corte es indispensable. Asistir a las audiencias, pagar multas, realizar cursos sobre abuso de sustancias y completar el servicio comunitario puede marcar una diferencia sustancial. Guardar toda la documentación que pruebe el cumplimiento es fundamental, ya que es la única forma de defenderse en un futuro proceso migratorio.

Y es que, aunque el enfoque ha estado en los residentes permanentes, los inmigrantes indocumentados enfrentan aún mayor vulnerabilidad. Un arresto por DUI puede convertirse en una puerta de entrada para que las autoridades migratorias inicien procedimientos de detención o expulsión. Si hay circunstancias agravantes, la prioridad de deportación se eleva. Al respecto, el abogado Quiroga fue enfático en afirmar que “lo que comienza como una infracción de tránsito puede terminar con una orden de remoción ejecutada por ICE”.

Las estadísticas reflejan que miles de personas son detenidas cada año por conducir bajo los efectos del alcohol o drogas, y una parte de ellas tiene estatus migratorio vulnerable. El mensaje es claro: evitar este tipo de conductas no es solo una cuestión de seguridad vial, sino de supervivencia migratoria.

Más allá del castigo: cómo demostrar responsabilidad

El sistema migratorio no solo sanciona, también evalúa la capacidad de rehabilitación. Un DUI no implica necesariamente una deportación automática, pero sí requiere una respuesta seria y responsable. Las autoridades valoran la cooperación con el sistema judicial, el cumplimiento estricto de las sanciones y la actitud proactiva del infractor. Los inmigrantes deben entender que cada acción cuenta y que todo lo que hagan después de un error puede pesar tanto como el error mismo”, concluyó el abogado Héctor Quiroga.

DATOS

• Un DUI (Driver Under Influence) puede no solo llevarlo a la cárcel, sino también a ser expulsado de Estados Unidos.

• La ley migratoria es más severa cuando se mezclan drogas o hay menores involucrados.

• La acumulación de infracciones puede ser interpretada como una amenaza a la comunidad.

• Adicionalmente, la ciudadanía podría negarse por no demostrar “buen carácter moral” tras una multa de este tipo.



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