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Congreso Eucarístico: puente entre continentes y culturas para las naciones africanas

El Congreso Nacional Eucarístico Africano permite a los católicos nacidos en África en la diáspora hacer algo que habría sido casi imposible en sus países de origen: conocer a sus compañeros católicos africanos y aprender sobre sus culturas mientras crecen en el amor del Señor.

Algunos de los aproximadamente 500 participantes en el congreso -que se reunieron en Washington del 21 al 23 de julio de 2023 en la Universidad Católica de América- compartieron las historias de lo que les impulsó a reunirse para celebrar su fe.

Michael Miti-Kavuma, nigeriano que vive en Estados Unidos desde hace 40 años, dijo que pocos africanos, si acaso alguno, volarían a Washington, DC,  sólo para asistir a este congreso eucarístico, ya que el boleto de avión cuesta 2.000 dólares ida y vuelta. Pero los africanos que han migrado a Estados Unidos pueden ir a Washington o a otras partes del país para reunirse con sus compañeros católicos de la diáspora, ya que comparten la experiencia común de dejar el país natal.

Aunque es posible que Miti-Kavuma no haya hecho ningún amigo de África oriental mientras estaba en Nigeria, en estas costas "no tenemos elección. Tenemos que comunicarnos", afirmó. Y la comunicación, añadió, "es algo que fluye de modo natural".

La experiencia del culto es diferente para los católicos africanos en Estados Unidos. "No conocemos al sacerdote de cerca", como habrían hecho en sus pueblos y aldeas, dijo Miti-Kavuma. En casa, "todo el pueblo va a la iglesia, así que nos conocemos todos, más o menos", añadió.

La hermana Emily Iyelumi, una religiosa del Sagrado Corazón criada en África, lleva a cabo su ministerio en Nueva Orleans 20 años después de ingresar en la vida religiosa. Al ser asignada a Estados Unidos tuvo que encarar sus propios retos, reconoció. "Vas a otra cultura y no sabes cómo va a ser", dice la hermana Iyelumi. 

Pero le "reconforta" estar en un lugar en el que casi todos los africanos han pasado por el estrés de llegar a Estados Unidos y parecen haber superado la experiencia sin sentirse afectados.

En el congreso eucarístico, "nos unimos como uno solo, independientemente de nuestro origen", dijo la hermana Iyelumi. "Tenemos la Eucaristía", y con ello en la mente y en el corazón, añadió, "imaginamos cómo será el cielo".

Ada Chukwu dejó Nigeria hace 46 años para reunirse con su esposo, que había abandonado antes el país para buscar trabajo en Estados Unidos. A pesar de no ser católica de nacimiento -su esposo sí lo era-, al nacer le pusieron el nombre de Ada, que en su lengua materna significa "hija", mientras que Chukwu significa "Dios".

"Soy la hija de Dios", aclaró.

Chukwu dijo que quería crecer espiritualmente en el congreso. A pesar de su plácido comportamiento y ser tan sonriente, se mostró más autocrítica en cuanto a lo que esperaba conseguir.

Buscaba relacionarse con la gente, “difundir la Palabra, ser más amable con otros y entender de dónde vienen. Cada quien tiene su equipaje y no debería juzgarles tan rápidamente. Espero difundir la Buena Nueva y comportarme mejor que antes", dijo Chukwu.

Nma Rose Nnoga, otra inmigrante nigeriana -los nigerianos, si no eran la mayoría de los participantes en el congreso eucarístico, eran sin duda muchos-, llegó a Estados Unidos hace 44 años para reunirse con su esposo, que había venido a EEUU para continuar sus estudios.

Ya establecida en Camden, Nueva Jersey, para criar a su familia, Nnoga dijo que quería salir del congreso con "paz, tranquilidad de espíritu, para estar más abierta al amor de Dios -el amor de Dios en la Eucaristía. ...Y, cuando reciba la comunión, estar más dispuesta a compartir" el amor de Dios.

En comparación, Ikecukwu Wegt sólo ha vivido 17 años en Estados Unidos, pero ha ido y venido entre este país y su Nigeria natal para obtener títulos de educación superior. Ha obtenido dos maestrías y actualmente cursa un doctorado en la Universidad de San Francisco, dirigida por jesuitas, mientras vive en San José.

Wegt asistió en el pasado a un Congreso Nacional Eucarístico Africano. En estos eventos, dijo, "puedo experimentar el Cuerpo de Cristo" en los demás participantes.

"Hay congresos eucarísticos mundiales a los que asistieron el papa san Juan Pablo II y el papa Francisco", señaló, "y luego están los de este tipo", dijo. "Con los Congresos Nacionales Eucarísticos Africanos tenemos la oportunidad de vivir diversas experiencias de fe", de ver cómo los católicos de una parte de África expresan su fe de una forma que él nunca había visto antes.

No todos los participantes nacieron en África y llevan décadas en Estados Unidos. Nneama Ngene (21) y su hermana Ogoma (18), quienes asistirán a la Universidad de Pittsburgh el próximo otoño, nacieron en Estados Unidos de padres nigerianos.

Para ellas, la universidad presenta sus propios obstáculos. No sólo están a cientos de millas de casa, sino que hay menos católicos negros y menos contactos en el recinto universitario y sus alrededores que en su tierra natal, donde cursaron 12 años de escuela católica.

Nneama dijo que las sesiones y talleres del congreso les han resultado útiles y les han servido para fortalecer su vida de fe.

El congreso fue organizado por la Secretaría de Diversidad Cultural en la Iglesia de la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos, la Asociación Nacional de Católicos Africanos de Estados Unidos y la Conferencia Africana de Clérigos y Religiosos Católicos de Estados Unidos.

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