Carmen Gayo, directora de Comunicación y Fundraising, Acción contra el Hambre, en una nota parasegura que en los últimos años hemos oído muchas veces que el cambio climático es el mayor desafío de nuestro tiempo. Lo que quizá no escuchamos lo suficiente es que sus consecuencias más letales ya están aquí. Y que una de ellas –una de las más invisibilizadas– es el aumento del hambre.
Sequías prolongadas que arrasan cosechas, ciclones que destruyen infraestructuras básicas, inundaciones que contaminan fuentes de agua potable... En Acción contra el Hambre trabajamos cada día en más de 50 países y vemos de primera mano cómo el clima extremo empuja a millones de personas a situaciones de inseguridad alimentaria. Familias que lo pierden todo y, en cuestión de días, se ven obligadas a elegir entre beber agua contaminada o no beber en absoluto. Entre comer hoy o alimentar mañana a sus hijos.
La emergencia climática ha dejado de ser una amenaza futura. Ya está provocando desplazamientos masivos, pérdida de medios de vida y escasez de alimentos. No es casualidad que tres de cada cuatro personas en situación de hambre extrema vivan hoy en contextos altamente expuestos al cambio climático.