Más del 8 % de la población mundial sufre subalimentación crónica, a pesar de que el planeta produce suficientes alimentos para todos, señala el director general de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), QU Dongyu, con ocasión del Día Mundial de la Alimentación.
Dongyu lo hace en una tribuna de la Agencia EFE en la que recuerda que se cumple el 80.º aniversario de la fundación de la FAO y que transcurrido este tiempo el hambre sigue siendo “un desafío que no es inevitable, sino una elección colectiva”.
Cuando la FAO inició su labor en 1946- recuerda-, aproximadamente dos tercios de la humanidad vivían en zonas con suministro insuficiente de alimentos, según la primera Encuesta alimentaria mundial. Hoy, pese a que la población mundial se ha triplicado, el mundo genera calorías más que suficientes para alimentar a todos sus habitantes. “La FAO nació con la misión de liberar a la humanidad de las penurias, y esa sigue siendo nuestra tarea más urgente”, subrayó Dongyu.
Avances globales
A lo largo de sus ocho décadas de historia, la FAO ha promovido logros históricos en seguridad alimentaria y agricultura sostenible: la erradicación del virus de la peste bovina, la creación del Codex Alimentarius —con normas internacionales de inocuidad de los alimentos— y la triplicación de los rendimientos mundiales de arroz desde finales de los años cuarenta, entre otros hitos.
El director general destaca también el papel de la FAO en la gestión de crisis recientes, como la respuesta ante los brotes de langosta del desierto en 2019, que coincidieron con la pandemia de COVID-19. Aquella operación movilizó 231 millones de dólares y permitió evitar pérdidas por 1.770 millones, garantizando el acceso a alimentos para más de 40 millones de personas en diez países.
“Estos logros son fruto de la cooperación entre naciones y de la voluntad política compartida. Un mundo sin hambre es mejor para todos, ricos o pobres, del Norte o del Sur”, afirmó Dongyu.
Soluciones compartidas
El responsable de la FAO advierte que el sistema agroalimentario mundial está hoy más interconectado pero tambien más vulnerable que nunca, debido a los efectos del cambio climático, las crisis económicas, las plagas y los conflictos. “Ningún país puede combatir solo amenazas como la gripe aviar o las enfermedades transfronterizas. La cooperación internacional es esencial”, reflexiona.
Para fortalecer la resiliencia de quienes trabajan en los sistemas agroalimentarios, la FAO impulsa iniciativas como Mano de la Mano, que prioriza inversiones en zonas de alta pobreza; Un país, un producto prioritario, que promueve el desarrollo rural sostenible; o la Iniciativa de Aldeas Digitales, que busca reducir la brecha tecnológica en el campo.
Estas acciones se enmarcan en la visión de las “cuatro mejoras”: mejor producción, mejor nutrición, mejor medio ambiente y una vida mejor para todos. “Solo así podremos asegurar que nadie se quede atrás”, afirmó Dongyu.
El director general concluye su reflexión con un llamamiento a la acción: “Si decidimos no perseguir estos objetivos, retrocederemos. Ochenta años después, el hambre sigue presente, pero no es inevitable. Podemos culminar la tarea de ponerle fin si mantenemos la colaboración continua”.