La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) conmemora su 80º aniversario coincidiendo con el Día Mundial de la Alimentación. La sede del organismo en Roma acoge una semana de eventos internacionales que incluyen el Foro Mundial para la Alimentación y la ceremonia central del Día Mundial, con la participación del papa León XIV.
En una entrevista concedida a los medios vaticanos, monseñor Fernando Chica Arellano, Observador Permanente de la Santa Sede ante la FAO, subrayó el compromiso del Vaticano con la erradicación del hambre y la defensa de la dignidad humana.
Además, destacó la estrecha relación histórica entre la Santa Sede y la FAO, recordando que esta institución de las Naciones Unidas fue el primer organismo internacional con el que la Santa Sede estableció relaciones diplomáticas regulares. Chica Arellano no dejó de subrayar que el Vaticano ha estado siempre muy cercano a esta entidad intergubernamental y los romanos pontífices han destacado continuamente los esfuerzos constantes que la FAO ha realizado para poner la agricultura en el centro de las iniciativas internacionales en aras de acabar con la plaga de la pobreza y el hambre en nuestro planeta.
El Papa visita la FAO
El papa León XIV, quien asiste por primera vez a un acto oficial de la FAO, transmitirá —según monseñor Chica— “un mensaje de ánimo y de realismo, para que el mundo comprenda que luchar contra el hambre es una tarea que compete a todos”. El Pontífice, añadió, “quiere poner a la persona humana en el centro de las políticas alimentarias y recordar que la técnica o la economía no pueden prevalecer sobre la dignidad humana”.
Ética, solidaridad y compromiso
Monseñor Chica insistió en que el mundo “tiene los medios científicos y técnicos para erradicar el hambre, pero falta la voluntad política. El hambre no se combate solo con datos o estrategias, sino con compromiso y colaboración en la puesta en práctica de planteamientos serios y de largo alcance, que salgan al frente de las necesidades de los más vulnerables. En este desafío, todos somos necesarios, porque todos pertenecemos a la misma familia humana”, afirmó.
Asimismo, recalcó la dimensión ética de la lucha contra el hambre, que pasa por “reducir las desigualdades y garantizar una distribución justa de los recursos”. En sus palabras, “mientras haya una persona que carezca de lo necesario para vivir, nadie puede estar tranquilo”.
La fe y los cambios estructurales
El representante del Vaticano llamó a las religiones y comunidades de fe a promover estilos de vida más solidarios, reducir el desperdicio de alimentos y apoyar la agricultura familiar. “El hambre es un aldabonazo a nuestra conciencia —dijo—, una llamada a cambiar nuestros hábitos y apostar por un consumo responsable”.
Respecto a las regiones más afectadas, especialmente África y Asia Occidental, monseñor Chica señaló la urgencia que en las zonas más probadas del planeta se invierta en agricultura sostenible, desarrollo de infraestructuras, implantación de sistemas de agua limpia y fomento de la educación, sin olvidar el fortalecimiento de la protección social y el apoyo a las mujeres rurales y a los jóvenes. “La reforma agraria y la redistribución de la tierra son mecanismos fundamentales para reducir la inseguridad alimentaria”, añadió.
Un llamado global
En el 80º aniversario de la FAO, el mensaje es claro: los avances son significativos, pero insuficientes. La organización y la Santa Sede coinciden en que erradicar el hambre exige cooperación internacional, voluntad política y una profunda conciencia ética. “Juntos podemos hacerlo mejor y hacerlo unidos”, concluyó monseñor Chica, recordando que la lucha contra el hambre “es un deber de toda la humanidad”.
Una semana de eventos
La sede del organismo en Roma acoge una semana de eventos con el objetivo de renovar los compromisos globales para erradicar el hambre y avanzar hacia sistemas agroalimentarios sostenibles e inclusivos. Durante la jornada principal, la FAO inaugurará además el MuNe, un museo educativo dedicado a la historia y los desafíos de la alimentación.
Según el informe sobre el Estado de la Seguridad Alimentaria y la Nutrición en el mundo (SOFI 2025), el hambre afecta a 673 millones de personas en el mundo, equivalente al 8,2 % de la población global. Aunque América Latina y el Caribe muestran mejoras, con una reducción de la subalimentación al 5,1 %, África y Asia Occidental siguen enfrentando graves crisis alimentarias. La FAO advierte que, de mantenerse las tendencias actuales, en 2030 512 millones de personas continuarán padeciendo hambre crónica, la mayoría en África.