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La nena mimada de papi

La nena de papi es, usualmente, ‘la princesa’, como comúnmente se habla de la niña. Como tal, su cuido y crianza es más precavido. Foto/EFE

El retratar en palabras la cultura hispana es siempre un reto y un deleite. ¿Pero de veras que así es? Comentarán algunos. La gran mayoría se sonreirán de las ironías que se mencionan. Pero que gran beneficio es la mirada interna, caer en cuenta que la cultura es determinante en todo el desarrollo humano, que es una experiencia de aprendizaje. Por eso, el ambiente, el comportamiento, la relación humana son algunos de los determinantes que la definen.

Hablar de la cultura hispana es una generalización delicada. Cada país, cada pueblo, cada individuo en la multiforme expresión de esa cultura, es diferente. Claro, con detalles similares, pero no iguales. Aun, dentro del mismo país, existe una variación de expresiones, costumbres, acentos lingüísticos y modos de interpretación distintos. El sur de la nación estadounidense, por ejemplo, es notable por su acento, en contraste con el estilo del norte. Se señala este detalle, pues al hablar de la cultura hispana, se hace referencia a una variedad de experiencias.

Otro aspecto de esa cultura hispana puede variar en distintos países. Así pues, se aborda el tema de ‘la nena mimada de Papi’. Como ya he anotado, usualmente en la cultura hispana, el varoncito gravita hacia la mamá. La mujercita lo hace hacia su papá. Dado los acondicionamientos en una cultura machista, donde el hombre muestra su hombría, cortejando a varias mujeres, la tendencia es de sobreproteger a las niñas. El ‘nene mío’ puede coquetear a gusto y gana, según dicen, ‘para eso es hombre’. Sin embargo, ¡no con la nena de Papi! En un momento dado, se observó que, en los países del trópico, muchas veces los varoncitos de 2 ó 3 añitos, corretean en la casa o en el patio desnuditos, obviamente, por el calor. ¡No así con las mujercitas! Con toda malicia, se le peguntó a una mamá, el por qué la nena tenía su ropita interior, correteando con el nene desnudo. Ella replicó, “¡oh no, lo de la nena es sagrado!” A modo sarcástico, se puede comentar, ¡ah…, lo de la nena es sagrado, y lo del nene desnudo, ¿para qué es, …para que le dé fresco?

Tales situaciones familiares, marcan a modo dramático, la vivencia de la cultura hispana, con todas sus virtudes y sus fallos. Pero nótese la mentalidad en esa cultura, que demuestra cierta preferencia por lo referente al comportamiento del hombre. Un detalle que prueba lo mencionado, es que cuando el papá, sale de la casa, no acostumbra a dar explicaciones de para dónde va, o cuándo regresa. En contraste, la expectativa es que la mamá siempre informe su actividad.

La nena de papi es, usualmente, ‘la princesa’, como comúnmente se habla de la niña. Como tal, su cuido y crianza es más precavido. Parece denotar que hay que ‘sobreprotegerla’, tratando de evitar que el varón, se aproveche de ella como víctima. Resulta irónico, que, en la experiencia concreta de la familia hispana, entre más se protege a la niña, más se corre el riesgo de que ella se rebele, actuando de modo inaceptable e imprudente. Sin tomar conciencia del daño que ella se está causando a sí misma, la mar de las veces, esta nena mimada de papi se comporta astutamente buscando llamar la atención. Actúa de modo errático, coqueteando con sutileza y tratando de llamar la atención. Que no se ignore, que uno de los temores más comunes de la familia hispana, es que la nena de papi se quede solterona. ¡‘Para vestir santos’! como dice un dicho popular.

Algo no muy conocido por nuestro pueblo, es que la popular celebración de ‘la quinceañera’, tuvo su origen como un rito de iniciación. Se proclama que la ‘nena de papi’ ya esta lista y disponible para ser cortejada. ¡A modo prudente y discreto, se esta anunciando que la niña ya es capaz de concebir! Triste ver como algunas de nuestras familias, muchas veces gastan un dineral (¡que no tienen!), celebrando una fiesta de quinceañera, fastuosa y espléndida. Los motivos de algunas de estas celebraciones son cuestionables. Se sospecha que algunas familias, posiblemente no consciente, desean manifestar ante la comunidad, que ellos no son tan pobres, como a lo mejor, algunos pensarán. También, se añadiría, es la oportunidad de demostrar que se ha logrado el afamado, ‘american dream’…la codiciada ‘aspiración americana’. El inmigrante hispano vive una experiencia única en la historia de esta nación. Las grandes y numerosas minorías europeas, emigraron a América con la ilusión de establecerse y vivir una nueva vida. En general, los hispanos llegan pensando que lograrán suficientes fondos económicos para regresar a su tierra natal. Evidencia de esto es la realidad de aquellos hispanos que han logrado alguna mejora en su estatus económico y ha construido ‘su casita’, allá en la amada patria. ¡Ahhh…, con cuanto orgullo nuestro pueblo habla de su terrenito, allá en la añorada tierra.

En resumen, la nena de papi vive una experiencia muy diferente al nene de mami. Pero ambas vivencias, son muy propias de un pueblo que sueña, que se ilusiona por ofrecer a su familita, algo mejor de lo que les tocó vivir a ellos, ‘allá en su terruño amado’.



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