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No hay cosecha de manzanas sin trabajadores hispanos

Eliorvit Cipriano Mata colecta manzanas en Stephen City, Virginia.  Foto/AA

Cada año, antes de empezar la cosecha de manzanas, la compañía Fred Glaize L.C. pone avisos buscando trabajadores locales en Stephen City, cerca de Front Royal y Winchester, en Virginia. En 8 años, llegaron tres.

"Muchos dicen que los empleadores traen trabajadores extranjeros (de afuera) para pagarles menos y eso no es cierto", dijo el gerente de la huerta de manzanos Tracy Armstrong. "Tenemos que traerlos y pagarles más porque no hay otro remedio... Además, los hispanos son muy buenos trabajadores", dijo reconociendo que bien vale la pena hacerlo.

Este año contrataron a unos 55 trabajadores de México para 'la pizca' o cosecha, que se desarrolla entre agosto y noviembre, y arroja una producción total de 310 mil bushels (cajas de 38 a 45 libras).

La empresa no tiene otra opción para recoger los frutos. Tracy dice que definitivamente, "traerlos nos sale más caro".

Les tramitan y pagan la visa de inmigración para trabajadores agrícolas temporales H2A. Les pagan el transporte ida y vuelta desde que salen de su pueblo en Veracruz, México. "Les reembolsamos todos esos gastos desde su casa hasta Monterrey. Allí obtienen la visa y una empresa de autobuses los trae hasta acá y la compañía paga".

Les pagan a los trabajadores extranjeros un mínimo de 13.15 dólares por hora. Se les paga además 0.92$ por bushel, entonces algunos superan los 20 dólares por hora. Les dan vivienda y lo único que pagan es la comida.

"La compañía no podría funcionar sin los hispanos", afirmó Tracy. "Empezamos a traer trabajadores de México con esta visa porque no había gente local que quería trabajar. Además, los trabajadores estadounidenses nativos, no están entrenados en este tipo de trabajo".

Reconoce que el trabajo es difícil y hay que tener por lo menos un año de experiencia. En la temporada alta, 'los pizcadores' trabajan hasta 50 horas a la semana. Tienen que soportar el embate del clima (altas temperaturas en verano y bajo cero cuando se acerca el invierno).

"Los trabajadores hispanos están acostumbrados a trabajar en el campo y lo saben hacer y les gusta. Por eso, vienen cada año", dijo el gerente.

El tipo de trabajo requiere que la persona sepa usar la escalera en el árbol. Parece simple, pero es clave y no todos saben hacerlo. "Tiene que ser alguien que le guste y esté acostumbrado a trabajar al aire libre". 

 

El negocio de las manzanas

Fred Glaize Lc. no son nuevos en el negocio de las manzanas. La compañía familiar empezó en 1937 y cuatro generaciones Glaize se han dedicado a sembrar y cosechar manzanas. 

Phillip Glaize Jr. es el dueño actual y nieto del fundador Fred. Sus dos hijos también trabajan en este negocio: uno en la empacadora y el otro en la planta de jugo.

La huerta está a cargo de Tracy, un estadounidense que ya tiene 20 años en la compañía. Casi la totalidad de la fuerza laboral habla español, así que habla este idioma que aprendió en Los Ángeles. Es oriundo del estado de Washington, donde hay muchos manzanos y, por supuesto, hispanos trabajando en 'la pizca'.

Hay un grupo fijo de seis trabajadores en la huerta: dos estadounidenses y cuatro mexicanos que llevan años en este negocio y ya tienen a ciudadanía.

Eduardo Chávez (58) es uno de esos trabajadores mexicanos experimentados al que no hay que decirle lo que hay que hacer.

Empezó a pizcar manzanas en Virginia en 1979 con solo 17 años. Fred Glaize L.C. es la tercera compañía de manzanas en la cual trabaja desde 1991. 

Anda todo el día con el tractor, cargando cajas de manzanas del huerto a la zona de carga (de allí salen a la empacadora), y en tiempo de cosecha labora hasta 11 horas diarias.

Cuenta que desde la empacadora sale la carga a nivel local, a otros estados e incluso a otros países como Guatemala.

Dice estar satisfecho con su labor y a gusto. No paga renta, le dan casa y hace lo que le gusta: trabajar con las manzanas.

El secreto en este negocio -dijo- es que a uno le guste trabajar. "A los estadounidenses, en su mayoría, no les gusta maltratarse en las labores. Y nosotros, los hispanos, desde niños empezamos a trabajar, por eso somos trabajadores y nos gusta ser responsables en nuestro trabajo", agregó.

Un trabajo especial

El manzano es un árbol de la familia de las rosáceas, de tronco generalmente tortuoso, ramas gruesas y copa ancha, hojas sencillas, ovaladas, puntiagudas, dentadas, blancas, verdes, grises y algo vellosas, con flores, sonrosadas por fuera y olorosas, y cuyo fruto es la manzana.

Esta semana termina la cosecha con más de 20 pizcadores y unos 5 más revisando que no haya golpes en las manzanas, trabajando con los tractores y otras labores. 

Las huertas están ubicadas en el estado de Virginia: Stephen City, Winchester, Middletown (condado Frederick) y Strasburg (condado de Shenandoah). 

También la empresa cuenta con una empacadora con 30 empleados y una planta de jugos con tres, ambas en Winchester, VA. 

En la empacadora vacían las cajas de manzanas, quitan los frutos en mal estado y arman cajas más pequeñas que van a los negocios al detal.

Este ha sido un año bueno -dice Tracy- si se compara con el 2020. "El año pasado hubo una helada en abril, en plena primavera, y se congelaron los árboles en etapa de florecimiento. La producción cayó a la mitad: 175 mil cajas".

En archivos públicos, la empresa registra 5.82 millones de dólares en ventas. El gerente dijo que las ganancias dependen del precio de la manzana en el mercado. "Con el coronavirus no se estaba vendiendo mucho en los restaurantes, por eso perdimos mucho y no sabemos si vamos a recuperar con la producción de este año".

En este negocio de las manzanas no hay descanso, dice Tracy.

El mes que viene empiezan a podar los árboles de manzana en un proceso que se extiende hasta marzo. En abril siembran nuevos árboles y principalmente trabajan la tierra con los tractores y ponen químicos en el suelo para evitar la maleza. El proceso se extiende hasta julio.

De agosto a noviembre es el tiempo de la cosecha. "Llegan cuatro grupos de trabajadores desde México: 23, luego 32 y grupos pequeños para la última cosecha. "Les garantizamos un mínimo de 7 horas diarias de trabajo por 5 días", dijo el gerente. Entre diciembre y enero, los empleados fijos mexicanos suelen ir a su tierra natal a ver a su familia.

"Tengo casi 30 años en esta empresa y ya eché raíces aquí y me gusta vivir entre venados, osos, coyotes y marmotas. Me encanta la naturaleza. Me siento libre en el campo", dijo Eduardo quien incluso puede cortar leña para su chimenea.

Vive contento con su esposa Rosa y su hija Marisol, contento por el lugar donde vive y por lo que hace. "Si no fuera por los hispanos, no habría manzanas", afirma quien tiene en mente retirarse en tres años y regresar a su pueblo natal San José de Baqueteros en México.

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