Demasiado a menudo, en nombre de la seguridad, se hace la guerra contra los pobres, dijo el papa León XIV.
El Año Santo indica, en cambio, que la seguridad se encuentra en la cultura del encuentro, dijo. El Jubileo "nos pide la restitución y redistribución de las riquezas injustamente acumuladas, como camino para la reconciliación personal y civil".
El Papa hizo estos comentarios durante una reunión para conmemorar el Día Internacional de la Lucha contra el Uso Indebido y el Tráfico Ilícito de Drogas, el 26 de junio. Decenas de invitados asistieron a la reunión en el Patio de San Dámaso del Vaticano, entre ellos funcionarios del gobierno italiano, personas en recuperación por abuso de sustancias y quienes les ayudan.
"Hoy, hermanos y hermanas, estamos comprometidos en una batalla que no se puede abandonar mientras, a nuestro alrededor, haya quien siga preso en las diversas formas de adicción", dijo el papa León.
"Nuestra lucha es contra aquellos que hacen de la droga y de cualquier otra adicción -- pensemos en el alcohol o en el juego -- su inmenso negocio", dijo. "Existen enormes concentraciones de intereses y organizaciones criminales generalizadas que los Estados tienen el deber de desmantelar".
Sin embargo, dijo, "es más fácil luchar contra sus víctimas".
"Con demasiada frecuencia, en nombre de la seguridad, se ha librado y se sigue librando una guerra contra los pobres, llenando las cárceles con quienes son sólo el último eslabón de una cadena de muerte. Aquellos que tienen la cadena en sus manos, en cambio, logran tener influencia e impunidad", expresó.
"Nuestras ciudades deben liberarse no de los marginados, sino de la marginación; no deben ser limpiados por los desesperados, sino por la desesperación", afirmó el Santo Padre.
"La lucha contra el narcotráfico, el compromiso educativo entre los pobres, la defensa de las comunidades indígenas y de los migrantes, la fidelidad a la doctrina social de la Iglesia son considerados subversivos en muchos lugares", dijo.
"El Jubileo indica la cultura del encuentro como el camino hacia la seguridad", dijo, y los desafíos deben afrontarse juntos.
"El mal lo vencemos juntos. La alegría se encuentra juntos. La injusticia se combate juntos. El Dios que creó y conoce a cada uno de nosotros -- y es más íntimo de mí que yo mismo -- nos hizo para que estuviéramos juntos", afirmó.
"Por supuesto, también hay vínculos que duelen y grupos humanos que carecen de libertad", dijo el Papa. Pero también éstos sólo pueden superarse "juntos, confiando en aquellos que no se aprovechan de nuestra piel, en aquellos a quienes podemos encontrar y que nos atienden con atención desinteresada".
"La droga y la adicción son una prisión invisible que ustedes, de distintas maneras, han conocido y combatido, pero todos estamos llamados a la libertad", dijo el papa León a su audiencia.
"San Agustín confesó que sólo en Cristo la inquietud de su corazón encontró la paz. Buscamos la paz y la alegría, tenemos sed de ellas. Y muchos engaños pueden engañarnos e incluso aprisionarnos en esta búsqueda", dijo.
"La Iglesia necesita de ustedes. La humanidad tiene necesidad de ustedes. La educación y la política los necesitan. Juntos haremos que la dignidad infinita impresa en cada uno de nosotros prevalezca sobre toda dependencia degradante", afirmó.
"Avancemos, pues, juntos, multiplicando los lugares de curación, de encuentro y de educación: caminos pastorales y políticas sociales que empiezan en la calle y no dan nunca a nadie por perdido", dijo.