Un Papa feliz y emocionado que irradia un sentido de estabilidad es lo que percibió el padre Keith Woods, párroco de la iglesia de San Pedro, en Waldorf, Maryland, en la primera aparición en público de León XIV en la Plaza de San Pedro.
“En sus primeras palabras, que se tomó el tiempo de preparar cuidadosamente para que los fieles tuviéramos algo que valiera la pena escuchar, nos habló de Jesucristo. Nos comunicó el mensaje de paz de Cristo y nos animó a vivir estrechamente con Él a través de la Iglesia. Quiere construir puentes y unirnos en Jesús. Es lo que necesitamos en un mundo tan dividido”, dijo.
Un nuevo sucesor de Pedro es un nuevo comienzo -dice-. Considera que lo importante es que cada uno de los bautizados mire hacia sí mismo para ver qué puede hacer para renovarse en sus tareas de evangelización, promoción vocacional, reconocimiento de la dignidad de todas las personas o cuidado de la creación.
“El Papa nos marca el camino con su cayado de pastor, pero depende de cada uno de nosotros seguirle con entusiasmo como él sigue a Jesús”, puntualizo.
“Necesitamos que nos motive con sus palabras”
En la parroquia de San Pedro se celebra una misa dominical en español a la que acuden más de 300 fieles. La salvadoreña Doris López es una de ellos y su felicidad por la selección de un nuevo Papa era evidente: “¡La emoción más grande es que nos habló en español y es de aquí, de Estados Unidos!”.
Le llamó la atención que es un hombre sencillo y no de edad avanzada.
León XIV va a dirigir una Iglesia que necesita mucha oración para tener más integridad familiar, más esperanza y unidad -dijo esta madre de cinco hijos.
“Lo que necesitamos es que el Papa nos motive con sus palabras. Es que la Iglesia debe ofrecer motivación a los católicos y llevar la palabra a los no católicos. Breves palabras nos pueden cambiar el destino”, según Doris.
“Ya que León XIV es de aquí y conoce nuestra realidad, esperamos que vele por los inmigrantes como hacía el papa Francisco”, dijo su esposo de origen mexicano, Hugo Lerma.
Liliana Pérez, líder de esa comunidad hispana, se une a ese llamado porque percibe el miedo y la persecución que sufren los inmigrantes. “Dios, a través del Papa, nos envía una señal de que no estamos solos. La elección de León XIV nos da ánimo y valor para seguir luchando”, dijo.
“Me ha llenado, no solo de mucha alegría, sino también de esperanza y motivación para seguir adelante, sirviendo al Señor y a la comunidad. Es una bendición para todos nosotros los que somos parte de la Iglesia católica”, dijo Liliana.
“Creo que el papa León XIV es un regalo de Dios, quien nos ha enviado a un nuevo pastor de acuerdo con las necesidades de nuestra Iglesia en estos tiempos tan difíciles en que la gente se ha alejado de Dios, en que hay guerras, persecución a la Iglesia, hambre y pobreza”.
“Él tiene los dones y carismas que necesita la Iglesia para continuar adelante haciendo viva la palabra de Dios en nuestras vidas”, dijo.
Cree que el Papa atraerá a mucha gente, a los que se han alejado de la Iglesia y a otros que todavía no han tenido un encuentro con Cristo. “Con su ejemplo y predicación, los motivará a encontrarse con un Cristo vivo, a volver a sus raíces. Será una fuente de inspiración y motivación para que los fieles regresen de nuevo a la Eucaristía”.
Que el Papa tenga conexión con Latinoamérica, que hable nuestro idioma, que entienda nuestra cultura, que haya convivido en las comunidades hispanas, que haya vivido nuestra fe y nuestras costumbres, es una bendición para todos y es algo especial para los hispanos -dijo.
“Espero que los jóvenes -que son la parte más difícil de trabajar en las comunidades- también puedan sentirse incluidos y acogidos y que esta nueva elección los anime a venir a la iglesia”, dijo Liliana, convencida de que nuestra Iglesia está viviendo un renacer.
El nuevo arzobispo de Washington, Robert McElroy, se reunió con 15 líderes laicos de siete parroquias del sur de Maryland y Liliana fue la única hispana que participó en dicha reunión en la iglesia María Auxiliadora de los Cristianos. Liliana aprovechó para pedir un vicario que hable español y que se organice un grupo juvenil. “Necesitamos ofrecer actividades en San Pedro para que los jóvenes se sientan bienvenidos”, dijo muy comprometida con su Iglesia.
