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‘Quisiera ver ya esa luz’

Feligreses de la parroquia de San Camilo participan en el Día de Oración Multicultural y Multilingüe por la Dignidad de los Migrantes realizado el 6 de junio. A lo largo de la tarde, la diversa comunidad dirigió la oración y la reflexión por los migrantes y sus familias. Foto/Mihoko Owada

En un país atribulado y dividido, los migrantes y refugiados -chivos expiatorios de todos nuestros males- son tratados y perseguidos de una manera cruel, sin respeto alguno a su dignidad humana. En el ínterin, la implacable persecución está destruyendo familias y fracturando comunidades. En contraste con el encallecimiento e indiferencia al sufrimiento de quienes ejecutan esta feroz ofensiva en contra de familias migrantes, los feligreses de la parroquia de San Camilo participaron en un reciente día de oración por la dignidad de los migrantes. Ellos elevaron sus oraciones por sus hermanos/as migrantes que se encuentran detenidos, lejos de sus familias, de sus sueños, y pidieron a Dios que su misericordia los acompañe, y que su justicia abra caminos de libertad. Los testimonios son legión.

Roselia, coordinadora de comunidades eclesiales de base, cuenta que la hija de un miembro de su comunidad fue detenida y deportada de inmediato.

- No es fácil separarse de un hijo -dijo Roselia-. La mamá esta inconsolable, los hijos están de duelo y reniegan de todo. La jovencita está sola en su país de origen y los padres y hermanos no saben qué hacer. Se preguntan: ¿Nos tenemos que ir?

- A mis hijos les digo que hay que estar preparados -señaló-. A los miembros de nuestra comunidad les decimos que tengan en orden sus pasaportes y cartas notariales con un responsable que se pueda hacer cargo de sus hijos en caso pase algo no deseado.

-Los domingos, en las misas informamos que tienen que hacer si llegan a ser detenidos -dijo Roselia-. Damos referencia de abogados que no les van a mentir y no les van a robar.

- Si son detenidos, les decimos que no firmen nada si no están con su abogado presente. Sabemos de casos que les hicieron firmar a la fuerza. Los que te detienen dicen a todos una cosa, pero, en el interior, hacen otra cosa.

- A la hija de un miembro de una pequeña comunidad, Jackelin (18), le arrestaron un lunes y la deportaron casi de inmediato. Ella y su madre llegaron al área hace dos años y el papá vive aquí desde hace siete años. Es una situación triste. Lo único que podemos hacer es pedirle a Dios, no tenemos otra manera de ayudar.

- Otro es el caso de Dionisio, quien se dirigía a participar en un retiro de avivamiento, el 25 de mayo, día en que fue detenido cuando fue a lavar su ropa en una lavandería.

La esposa de Dionisio, Silvia, está desesperada y no sabe qué hacer.

- El domingo 25 detuvieron a mi esposo y el lunes ya se lo habían llevado a Luisiana, no pude encontrar un abogado porque eran días feriados -explicó Silvia con ojos llenos de lágrimas-. Me sentía destrozada, los niños llorando, uno de 6 y otro de 13.

- El niño chiquito me preguntaba por qué lloraba, le conté que a su papá lo había agarrado la policía, porque no iba a entender que era inmigración.

- Él me respondió: “Necesito que mi papi que esté aquí, yo le voy a cantar las mañanitas a mi papi. Yo quiero que mi papi vuelva en septiembre 12”. Solo espero que ese 12 de septiembre sea mucho antes, porque el niño está con muchas ganas de darle el abrazo a su papá.

Silvia dice que su esposo la llamó para decirle que está mejor en el nuevo lugar donde le confinaron, porque allí les dan libertad para que puedan orar el rosario 3 veces al día.

- Él me dijo -indicó- que “estaba viviendo la mejor etapa de su vida, porque hemos estado en la iglesia y ahora sabe que es tenerle amor a Dios. No hice nada malo, pero Dios sabe el propósito y sabe si me va a regresar con ustedes. No me quisiera ir. Tengo todo aquí con ustedes y pido a Dios y al abogado que me puedan ayudar”.

- Estamos destrozados porque la felicidad que antes se tenía ya no se siente -expresó Silvia, mientras las lágrimas discurrían por su mejilla-. Ahora, aunque él vuelva con nosotros, que es lo que más queremos, no se sabe que seguirá, necesitamos tener esa luz, quisiera ver ya esa luz, para ver qué sigue después.

- Hay que tener fe, la esperanza en Dios siempre ha estado presente -insistió Silvia-. Ahora la clamamos más fuerte, pensamos que Dios nos está poniendo pruebas y si es así, pues, la vamos a superar.

Roselia, quien reafirma lo dicho por Silvia, dice hay que confiar en Dios.

- Es el único que nos puede ayudar porque Él puede abrir puertas, puede abrir corazones para que las personas cambien su forma de pensar, para que los estadounidenses nos apoyen, porque nosotros no podemos hacer mucho, sino solo Dios y es lo único a lo que nos aferramos -acotó-.



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