Aunque durante más de un siglo y medio los mexicanos, los méxico-estadounidenses y otros grupos hispanos han contribuido a la prosperidad de Denver, la ciudad más populosa en la zona de las Montañas Rocosas, apenas ahora las autoridades han completado la tarea de documentar la historia de esos aportes sociales y culturales.
Para celebrar la finalización de esa tarea, que llevó casi dos años y cientos de entrevistas, el Departamento de Desarrollo y Planificación Comunitaria de Denver presenta este viernes su reporte final sobre la Iniciativa de Preservación, Protección y Celebración de la Historia Latino/Chicana en la capital de Colorado.
El documento incluye transcripciones de relatos orales compartidos por familias hispanas tradicionales de Denver, fotografías (algunas de la primera mitad del siglo pasado) compartidas por esas familias, y una lista de sitios históricos (viviendas, escuelas, plazas, iglesias) asociados con la historia de los latinos en la ciudad.
Además, la ocasión se marcará con el estreno del documental “¡Que Viva la Raza!”, producido por la Oficina de Narraciones Culturales de Denver.
“El documental, de 32 minutos, presenta un vistazo de más de 150 años de personas mexicanas, chicanas y latinas en Denver. Incorpora voces de la comunidad, incluyendo a la empresaria Rosa Linda Aguirre, el benefactor Jim García, el artista Santiago Jaramillo y el dirigente Federico Peña”, explicó a Efe Rowena Alegría, la “narradora principal” de Denver.
Aguirre es la fundadora del restaurante Rosa Linda’s, tradicional punto de encuentro de la comunidad hispana local. García es el fundador de la Clínica Tepeyac, un centro de salud comunitario surgido de los miembros de la Iglesia de Nuestra Señora de Guadalupe, principal santuario católico hispano de Denver.
Jaramillo es reconocido por sus murales en los barrios hispanos del oeste de la ciudad, y Peña fue el primer alcalde latino de Denver.
Amanda Weston, especialista en comunicaciones del Departamento de Desarrollo y Planificación Comunitaria de Denver, afirmó que el proyecto permitió acceder a “una asombrosa cantidad de historias que necesitaban ser conocidas y compartidas por la comunidad”.
“Nos sorprendió la gama de narraciones, imágenes y lugares compartidos. Fue sobrecogedor. Pensamos que crearíamos un reporte de no más de 100 páginas pero el reporte final duplica ese número. Y es apenas una pequeña muestra de todo lo recibido”, dijo.
Una de las historias hasta ahora no contadas es la de Lucy Lucero, que de 1952 a 2010 vivió en una modesta residencia al sur del centro de Denver. Esa vivienda se convirtió “en lugar de refugio para los chicanos gay que habían sido expulsados de sus casas por sus familias y no tenían dónde ir”, comentó Weston.
A partir de la década de 1980 la vivienda de Lucero y su familia alojó a jóvenes con VIH, transformándose en un sitio de “música, comidas y risas” para ellos.
Además de documentar esas y otras historias (como la demolición a mediados del siglo pasado de un barrio hispano completo en el centro Denver para dar lugar al Campus Universitario de Auraria), la información obtenida se usará como punto de referencia para futuros proyectos de desarrollo urbano, explicó Weston.
“La historia de los méxico-estadounidenses, los chicanos y los latinos, y los lugares históricos de esa comunidad son piezas importantes de la historia y de la identidad de Denver. Debemos preservarlos para mostrar la verdadera diversidad de las comunidades y de la historia de Denver”, declaró.
La iniciativa sirvió además como prototipo de proyectos similares de preservación histórica enfocados en las comunidades afroamericanas y de nativos americanos, que comenzarán en el futuro cercano.
En la actualidad, según la Oficina del Censo, en Denver residen unos 215.000 hispanos, o 30 por ciento de los 715.000 habitantes de la ciudad. EFE