El ministerio hispano en Estados Unidos se inició oficialmente en 1945 con el establecimiento de la Oficina Nacional para el Ministerio Hispano por los obispos estadounidenses. Sin embargo, su historia tiene más de cuatro siglos y medio: el pasado 8 de septiembre, como enviado especial del Vaticano, el cardenal Sean O’Malley, arzobispo de Boston, celebró el 450º aniversario de la primera misa en español en la misión católica Nombre de Dios, la primera en EEUU.
El 28 de agosto de 1565, día de San Agustín de Hipona, Pedro Menéndez de Avilés avistó Florida y once días después –el 8 de septiembre– bautizó con el nombre de ese santo al primer asentamiento europeo en lo que hoy es Estados Unidos. Ese día, tras improvisar un altar, el padre Francisco López de Mendoza Grajales ofició la primera misa en español en el ahora territorio estadounidense.
Durante los siglos XVII y XVIII sacerdotes católicos provenientes de México se dieron a la tarea de evangelizar y fundar misiones en Texas, California y Arizona. Principalmente los jesuitas, encabezados por Eusebio Kino, el cual construye dos misiones en Arizona y planifica otras en California.
El sacerdote franciscano fray Junípero Sierra (ver pág. 24) funda las misiones en California, muchas de las cuales fueron las bases de las ciudades en ese territorio.
De otro lado, la primera misa en inglés en Estados Unidos se celebró en 1634 en la isla de San Clemente. En la fiesta de la Anunciación, el 25 de marzo de 1634, el padre jesuita Andrew White, narró en su ‘Relatio Itineris en Marylandiam’: “Celebramos misa por primera vez en la isla (San Clemente). Esto nunca se había hecho antes en esta parte del mundo”, y fue el comienzo de la colonia de Maryland.
ARQUIDIÓCESIS DE WASHINGTON
Desde la década de 1940, la presencia inmigrante hispana ha sido evidente en el área metropolitana de Washington. Algunos eran profesionales de embajadas latinoamericanas y organismos internacionales, mientras que otros arribaron en busca de mejores oportunidades y de una vida mejor, escapando de la guerra, la pobreza y gobiernos represivos.
En 1956, el arzobispo O’Boyle asignó a monseñor Agustín Martínez al santuario del Sagrado Corazón para servir a la comunidad hispana. Así comenzó la primera misa en español en la Arquidiócesis de Washington.
Los años 60 vieron el surgimiento de la creciente población hispana en Washington, sobre todo, en la zona de Mount Pleasant.
Una segunda misa en español empezó en 1962, en una pequeña capilla de la parroquia San Agustín.
En 1966, se estableció otra misa en español en el edificio del Cathedral Latin School; bajo el nombre de Capilla Latina, como misión de la catedral de San Mateo. Ahora parroquia de Nuestra Señora Reina de las Américas.
Pronto muchos servicios sociales y educativos se ofrecieron a los recién llegados conduciendo esto a la creación del Centro Católico Hispano en Mount Pleasant, que abrió sus puertas, en 1967.
Congregaciones religiosas, como los sacerdotes de los Hijos de la Sagrada Familia y los Operarios Diocesanos, se unieron a este esfuerzo, así como las hermanas Carmelitas de la Caridad de Vedruna que abrazaron este ministerio emergente.
La época de los 70 vio un dramático incremento en el número de nuevos inmigrantes hispanos en Estados Unidos. La guerra entre El Salvador y Honduras y los desastres naturales como los terremotos de Perú y Nicaragua desarraigaron miles de católicos hispanos de sus países.
En 1972, los obispos de Estados Unidos convocaron el Primer Encuentro Nacional para el Ministerio Hispano, en Washington, DC, respondiendo a las necesidades y aspiraciones de los hispanos a nivel nacional.
La Arquidiócesis de Washington dio la bienvenida a una nueva ola de inmigrantes, con servicios en español en cerca de diez parroquias del Distrito de Columbia y los suburbios de Maryland.
A principios de 1970, se creó la oficina de Catequesis para hispanos en aras de proveer formación cristiana en español y fue reorganizada en 1986.
En 1974, el cardenal William Baum estableció el Secretariado para católicos de habla hispana para ayudar a coordinar los esfuerzos del ministerio entre los hispanos.
En 1977, los obispos católicos de Estados Unidos convocaron a un Segundo Encuentro Nacional para seguir ofreciendo el Ministerio Hispano con un sentido distinto de identidad y misión en el contexto del Concilio Ecuménico Vaticano Segundo.
La nueva evangelización, justicia social, derechos humanos y desarrollo del liderazgo se convirtieron en elementos centrales del Ministerio Hispano. Al mismo tiempo, se fue perfilando un sentido de identidad común de los católicos hispanos entre los nuevos inmigrantes latinoamericanos y los antiguos inmigrantes hispanos en Estados Unidos. Ellos se convirtieron en “El Pueblo de Dios en marcha”.
En 1977 se fundó el periódico en español El Pregonero con el propósito de servir a la comunidad hispana en el área metropolitana con noticias e información de la comunidad desde una perspectiva católica.
Según el entonces director del Centro Católico Hispano, el padre (hoy cardenal) Sean O’Malley: “Era imposible formar católicos serios sin lectura seria”. El Pregonero jugó un papel clave en los siguientes años ya que cubría el drama de miles de refugiados que llegaban de países centroamericanos destrozados por las guerras.
Recientemente, el cardenal O’Malley escribió en su blog en relación al fallecimiento del cardenal Baum: “Él fue un gran apoyo para el Ministerio Hispano, lo cual permitió organizar y ampliar los servicios pastorales a los inmigrantes que recién llegaron a lo largo de la arquidiócesis, incluyendo el periódico hispano El Pregonero, el programa hispano de diaconado y muchas otras iniciativas que han respondido a lo que fue realmente el comienzo de una onda enorme de la inmigración católica en la Arquidiócesis de Washington.”
En 1980, el cardenal (entonces arzobispo) James Hickey tomó las riendas de la Arquidiócesis de Washington, el 8 de agosto de 1980. Cuando un periodista del Washington Post le preguntó cómo le gustaría ser recordado, él dijo: “En primer lugar, quisiera que dijeran que siempre fue leal a su iglesia. En segundo lugar, que era un amigo de la educación católica. Y en tercer lugar, si no quieren decir nada de eso, al menos espero que cincelen sobre mi lápida ‘sirvió al pobre’”.
En los ochentas, la mayoría de los refugiados venían de países predominantemente católicos como El Salvador, Nicaragua y Guatemala.
Ese año, 1980, el cardenal Hickey estableció la Casa Monte Carmelo, dirigida por las Hermanas Carmelitas bajo Caridades Católicas.
El Ministerio Hispano toma vida en el plan y en la estructura de la arquidiócesis. En 1984, el cardenal Hickey convocó a un proceso para examinar el estado del Ministerio Hispano en la arquidiócesis. Elaborando un estudio sobre las necesidades y aspiraciones de los católicos hispanos en sintonía con el plan a nivel nacional para el Ministerio Hispano. Para ese momento quince misas se ofrecían en español en la arquidiócesis.
En 1985, el padre Álvaro Corrada del Río, SJ, nacido en Puerto Rico, fue nombrado obispo auxiliar de Washington, el primer obispo de ascendencia hispana en la arquidiócesis.
En 1986, la Capilla Latina se elevó a parroquia bajo el título de Nuestra Señora Reina de las Américas. La formación de esta nueva parroquia significó un importante simbolismo para la Reforma de Inmigración de 1986 permitiendo que miles de inmigrantes se convirtieran en residentes permanentes.
La Iglesia fue instrumental en ayudar a solicitar la residencia a través de los servicios del Centro Católico Hispano.
Anticipándose a la aprobación del Plan Pastoral Nacional para el Ministerio Hispano (PPNMH) por parte de los obispos de Estados Unidos –en 1987–, el cardenal Hickey pidió –en 1986– la reorganización de la oficina para Católicos Hispanos y la rebautizó como oficina de Asuntos Pastorales Hispanos. Garantizando que su director tuviese un puesto de liderazgo en el organigrama arquidiocesano.
Al llamado a la colaboración entre todos los ministerios se la llamó pastoral de conjunto o comunión en la misión, según el PPNMH.
A finales de los 80 fue la época que vio nacer la incorporación del Ministerio Hispano dentro de los diferentes departamentos ministeriales y agencias arquidiocesanas. El número de parroquias con servicios en español también se multiplicaba.
En 1987 se estableció la oficina de Pastoral Juvenil Hispana. Y en 1988 la oficina de Ministerios Litúrgicos Hispanos y Rito de Iniciación Cristiana de Adultos y el Ministerio de Prisiones con programas para los reclusos hispanos.
En 1989, se estableció un Consejo Pastoral Hispano para ayudar a la arquidiócesis a identificar las prioridades pastorales que respondieran mejor a la cada vez más creciente presencia hispana. En 1992, se creó la oficina de Pastoral Familiar Hispana.
DÉCADA DE LOS 90
Tres tendencias marcaron el Ministerio Hispano de la década de los noventa: el rápido crecimiento de la población hispana y los retos sociales colaterales, la multiplicación de parroquias con Ministerio Hispano y el número de católicos hispanos involucrados en la vida de la Iglesia, y por último, la incertidumbre causada por injustas leyes de inmigración y la falta de hispanos en los procesos de toma de decisión del gobierno local e instituciones.
El 5 de mayo de 1992, se desató la violencia en Mount Pleasant, el corazón de la comunidad hispana en el Distrito de Columbia, resaltando las injusticias de mucho tiempo. La Iglesia jugó un papel importante ayudando a frenar la violencia. El cardenal Hickey celebró una misa en el Santuario del Sagrado Corazón cuando se restauró la paz.
En junio de 1992, un grupo de líderes católicos hispanos participaron en un retiro de tres días para fortalecer el liderazgo. Mientras que el número de parroquias aumentaba.
Ese mismo año, el cardenal Hickey, instauró la fiesta de Nuestra Señora de Guadalupe como celebración arquidiocesana y emitió directrices para las celebraciones de piedad popular, en reconocimiento a su gran valor evangelizador.
En 1992, los obispos estadounidenses promulgaron el documento ‘Vayan y Hagan Discípulos: Un Plan Nacional y Estrategia para la Evangelización Católica en Estados Unidos. En respuesta al llamado del papa Juan Pablo II (ahora santo) para una nueva evangelización y el 500º aniversario de la evangelización del continente americano.
En 1997, la Iglesia hizo muchos esfuerzos para evitar la aprobación de reformas injustas a la ley de inmigración y bienestar social. El cardenal Hickey hizo una fuerte declaración denunciando iniciativas propuestas como la omisión de la Sección 245i del Acta de Inmigración (INA). Ese verano, la arquidiócesis emitió una declaración y promovió una campaña de extensión de la 245i. Cuando la ley 245i fue eliminada, el cardenal Hickey reunió un
Viernes Santo su personal de Justicia Social y la directora del ministerio hispano para emitir un rechazo contundente que se leyó en todas las parroquias el Domingo de Resurrección.
En 1997 fue contratado un director bilingüe para asistir a las parroquias en el desarrollo de un plan sistemático y amplio para la evangelización y el discipulado.
En 1997, el obispo Corrada fue nombrado Administrador Apostólico de la Diócesis de Caguas, Puerto Rico. El padre (hoy obispo) Francisco González,
SF, de España, fue nombrado Vicario Episcopal para los Católicos Hispanos.
En 1998, el Programa para el Diaconado Permanente se hizo disponible en español.
La década de los noventa terminó con un trágico acontecimiento que trajo otra ola de inmigrantes al área metropolitana. El huracán Mitch golpeó Centroamérica en 1998, en particular a Honduras. La comunidad católica de la arquidiócesis, mayoritariamente centroamericana, reunió más de 700.000 dólares para ayudar a las diócesis más afectadas. El Centro Católico Hispano sumó esfuerzos con Radio América, recaudando fondos para construir nuevos hogares para las víctimas.
En 1999, se estableció la oficina para las Iniciativas del Estudiante Latino y Multicultural, con el propósito de asistir a la comunidad hispana que quisiera enviar a sus hijos a escuelas católicas.
En 1999 se lanzó un programa radial ‘Abriendo Puertas’, designado para crear un foro de reflexión y discusión a la luz del Evangelio y las enseñanzas de la Iglesia, con énfasis en la pastoral familiar.
NUEVO MILENIO
A comienzos del milenio, los católicos hispanos y el ministerio hispano se encuentran en una encrucijada. Los datos del Censo del 2000 mostraron un dramático incremento del número de hispanos en el área metropolitana de Washington. Pronosticando que seguirían aumentando debido a la alta tasa de natalidad y a la continua migración.
El nombramiento del cardenal Theodore E. McCarrick, en el 2001, como quinto arzobispo de Washington, trajo una nueva esperanza y muchas expectativas sobre la respuesta de la Iglesia a la presencia hispana.
Como sus predecesores, el cardenal McCarrick vino con una experiencia pastoral propia con los católicos hispanos y un profundo compromiso de promover su activa participación en la vida de la Iglesia, la sociedad y las vocaciones.
En enero de 2001, el cardenal McCarrick visitó El Salvador para confortar a las víctimas de un severo terremoto que dejó a miles de personas sin hogar y en la pobreza. No sin antes recaudar 800.000 dólares para aliviar la angustia de los damnificados.
Ese mismo año, el cardenal McCarrick hizo un llamado para el desarrollo de un Plan Pastoral Hispano en la arquidiócesis. La visión de ese Plan era incorporar de manera integral ese ministerio en la vida y la misión de nuestra iglesia arquidiocesana que dio inicio en febrero de 2002.
El 28 de diciembre de 2001, el papa Juan Pablo II (ahora San Juan Pablo II) nombró a monseñor Kevin Farrell y al padre Francisco González, ambos sacerdotes con fuertes lazos con la comunidad hispana, obispos auxiliares de Washington.
En el 2005 se ofrecían 50 misas dominicales en 33 lugares a lo largo de la arquidiócesis. Este crecimiento se hizo posible gracias a la suma de sacerdotes hispanos procedentes de Centroamérica y otros países latinoaméricanos. El número de sacerdotes locales capacitados y deseosos de servir a los hispanos también aumentó.
En el 2005, la Arquidiócesis de Washington a través de la oficina de Asuntos Pastorales Hispanos lanzó el Plan Pastoral Arquidiocesano para el Ministerio Hispano como la guía principal para este ministerio para los próximos cinco años y que reflejaba todas las necesidades de los hispanos dentro de cada oficina arquidiocesana.
En marzo de 2005 se organizó el 25 aniversario de la muerte de monseñor (ahora beato) óscar Arnulfo Romero. Diversas actividades como: misas, conferencias, exhibición de arte, recreación de su vida, etc.
En el 2005, se unieron esfuerzos con la oficina para el Apostolado Hispano de la Arquidiócesis de Baltimore y se estableció la conferencia anual del Ministerio Hispano para ayudar a líderes parroquiales a servir a la comunidad hispana.
En el 2006, el cardenal Donald Wuerl, reconocido por su gran preocupación por la educación y la formación, fue nombrado como el sexto arzobispo de Washington. Él creó la campaña “La luz está encendida para ti” que ha sido adoptada en varias diócesis de la nación, ha publicado una docena de libros y escrito varias cartas pastorales con un gran énfasis en la nueva evangelización y convoco al primer Sínodo Arquidiocesano.
En febrero de 2006 se realizó un Encuentro de líderes laicos. Este encuentro reunió representantes laicos de cada parroquia con Ministerio Hispano con el fin de que lo aprendido se repitiera en sus parroquias.
En el 2006, en colaboración con el Instituto de Liderazgo Laical y un equipo de líderes laicos, la oficina de Asuntos Pastorales Hispanos entrenó un centenar de laicos para participar en una misión evangelizadora. Los misioneros visitaron y predicaron el Evangelio en las casas del vecindario de la parroquia San Bernardo, en Riverdale Park, clausurando con festival católico.
En octubre de 2006, la arquidiócesis llevó a cabo el primer Multifestival David, diseñado por la comunidad de Los Cabos, una comunidad laica con sede en la Diócesis de Oviedo, España. El Multifestival David facilitó herramientas divertidas de evangelizar con actividades para niños, jóvenes y adultos.
El 27 mayo de 2014, se jubiló el obispo Francisco González, SF, como obispo auxiliar de Washington y vicario del Ministerio Hispano, tras celebrar la arquidiócesis una misa solemne por sus cincuenta años de sacerdocio.
En el año 2014, la arquidiócesis celebró su 75º aniversario con una población de más de 620.000 católicos de los cuales 270.000 son hispanos, según cifras del Censo del 2013. Y el número de parroquias y misiones bilingües, que sirven a los católicos hispanos ascendía a 38 lugares y 64 misas en castellano.
Una de las metas de Mons. Francisco González, S.F., cuando fue consagrado obispo en el 2002, era el que hubiesen más sacerdotes hispanos en puestos de liderazgo, más párrocos hispanos o bilingües. En el 2001, solo había un párroco hispano y unos cuantos bilingües. En este año 2015 hay un total de 23 párrocos bilingües, 12 de origen hispano y 11 estadunidenses u otras nacionalidades.
El 20 de marzo del 2015, el papa Francisco nombró al padre Mario Eduardo Dorsonville-Rodríguez, como obispo auxiliar de la Arquidiócesis de Washington. Monseñor Dorsonville, quien nació en Bogotá, Colombia, fungía como vicepresidente de Misión de Caridades Católicas y director del Centro Católico Hispano por los últimos 10 años cuando fue electo.
Al presentar al nuevo obispo, el cardenal Wuerl señaló: “Nuestro Santo Padre, el papa Francisco, ha manifestado, sin duda, su gran preocupación por la Arquidiócesis de Washington al nombrar al padre Mario Dorsonville como obispo auxiliar de esta Iglesia local… Durante sus muchos años de ministerio pastoral, el padre Dorsonville ha demostrado su dedicación sacerdotal, preocupación por los marginados y amor a la Iglesia”.
El gran número de hispanos en Estados Unidos y el hecho de que un gran número de ellos proviene de países de habla hispana, donde la mayoría de ellos son católicos, genera un número de desafíos a nuestra iglesia:
Según el Censo de Estados Unidos, más de la mitad del crecimiento en la población total de los Estados Unidos en los últimos años se debe al aumento en la población hispana que ya asciende a más 50 millones, es decir 17.1 por ciento de los 318.857.056 millones de habitantes en los Estados Unidos.
*Trabajó en la oficina de Asuntos Pastorales Hispanos desde 1987 y formó parte del equipo que elaboró el Plan Pastoral Arquidiocesano para el Ministerio Hispano.