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Exhibición fotográfica nuestra la persecución religiosa en Nigeria e Iraq

Muchos jóvenes asistieron a la exhibición fotográfica sobre la persecución religiosa en Nigeria e Iraq en el Santuario Nacional de San Juan Pablo II de Washington. Foto/MV

De manera insistente, el papa León XIV ha pedido orar por los cristianos que viven en países marcados por la guerra y los conflictos, especialmente en Medio Oriente, para que sean semillas de paz, reconciliación y esperanza. Las realidades de Nigeria e Iraq ilustran con crudeza esa súplica: allí, miles de católicos y miembros de otras iglesias cristianas viven bajo constante amenaza, víctimas de ataques armados, discriminación institucional y desplazamientos forzados, poniendo en riesgo siglos de presencia cristiana en esas tierras.

Aunque la persecución directa del Estado Islámico ha disminuido en Iraq, la situación continúa siendo frágil para los católicos. En Nigeria, en cambio, persiste una violencia extrema. El país figura entre los más peligrosos del mundo para quienes profesan el cristianismo, enfrentando el martirio impuesto por grupos yihadistas como Boko Haram y ISWAP, que atacan sistemáticamente comunidades, escuelas y templos.

Rostros de la persecución

Una exposición fotográfica abierta en el Santuario Nacional de San Juan Pablo II en Washington da rostro al drama de estos creyentes. Cerca de cien imágenes captadas por Stephen M. Rasche, investigador del Instituto de Libertad Religiosa, reflejan las huellas de la fe y la resistencia en medio del dolor.

El pasado martes 2 de diciembre, gracias al apoyo de los Caballeros de Colón, los sacerdotes Athanasius Barkindo (Nigeria) y Karam Shamasha (Iraq), junto al propio Rasche, participaron en la conferencia “Viendo a los perseguidos y desplazados: Expertos cuentan sus historias”, un encuentro que buscó sensibilizar al público sobre la realidad que padecen millones de cristianos en el mundo.

Voces desde la oscuridad

El padre Barkindo, director del Comité Nacional de Paz en Abuya, describió con dureza la persecución que enfrenta la comunidad cristiana en Nigeria. “Las parroquias, escuelas y hospitales cristianos son atacados; muchos son asesinados o secuestrados”, relató. Denunció además que en los campamentos de desplazados internos la corrupción y la miseria obligan a mujeres a intercambiar su cuerpo por alimento: “La mayoría son cristianos atrapados en medio del caos y la violencia”.

Por su parte, el sacerdote Shamasha, rector de la Universidad Católica de Erbil, recordó el desplazamiento masivo sufrido por los cristianos iraquíes en 2014, cuando el Estado Islámico invadió Nínive: “Más de 120 mil cristianos fuimos expulsados de nuestras casas, de nuestras iglesias, de todo lo que teníamos”.

Stephen Rasche explicó que su obra busca “revelar en los rostros de las víctimas una chispa de dignidad humana”, y agregó: “En esa chispa, los visitantes pueden ver algo universal: la solidaridad que nos une como seres humanos”.

Esperanza entre las ruinas

Los tres expositores coincidieron en que las fotografías, a pesar del dramatismo, capturan también la luz de la esperanza. Subrayaron el papel solidario de los Caballeros de Colón, cuya ayuda humanitaria ha sido fundamental para las comunidades desplazadas. La muestra, compuesta por imágenes impactantes —como la de un Cristo Redentor decapitado y acribillado a balazos en la ciudad nigeriana de Bazza tras un ataque de Boko Haram en 2014—, estará abierta al público hasta el 8 de febrero de 2026.

La exposición no solo documenta el sufrimiento, sino también la fe inquebrantable de quienes, entre ruinas y exilio, siguen creyendo en la posibilidad de un futuro en paz.



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