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Fieles “Caminan con María” en Washington, DC

Cientos de fieles  caminan en procesión junto a la imagen de Virgen de Guadalupe, patrona de los inmigrantes en Estados Unidos, el sábado 11 de diciembre . El recorrido procesional –que tuvo el acompañamiento de sacerdotes, religiosas, diáconos, seminaristas y catequistas– partió de la parroquia Sagrado Corazón hasta la Basílica Nacional de la Inmaculada Concepción. Foto/MV

Más de un millar de fieles hispanos desafiaron los vientos gélidos de la capital y caminaron –el sábado 11– junto a la imagen de Virgen de Guadalupe, patrona de los inmigrantes en Estados Unidos. La mayoría agradeció la protección de la “Morenita” durante la pandemia del Covid-19 y le pidieron que interceda en favor de todas las familias inmigrantes que buscan refugio, paz y seguridad migratoria.

El recorrido procesional –que tuvo el acompañamiento de sacerdotes, religiosas, diáconos, seminaristas y catequistas– partió de la parroquia Sagrado Corazón hasta la Basílica Nacional de la Inmaculada Concepción.

Durante la procesión –“Caminando con María” – se entonaron himnos en honor de la “Emperatriz de América” y se elevaron oraciones ante la imagen de la Virgen de Guadalupe para que termine pronto el drama migratorio de once millones de trabajadores indocumentados y reciban el respaldo solidario de las personas de buen corazón.

El cardenal Wilton Gregory, arzobispo de Washington, fue el celebrante principal de la misa y la homilía estuvo a cargo del obispo auxiliar Mario Dorsonville, quien reconoció que la pandemia reveló las necesidades de miles de familias pobres, la soledad de los ancianos, la indiferencia de muchos ante el dolor de los enfermos, la falta de protección de los niños y la marginación que sufren los que no tienen hogar.

“Todos vivimos momentos difíciles y sentimos miedo por los efectos devastadores de la pandemia, pero también hemos sentido la protección de la Virgen María y por eso estamos aquí reunidos para darle las gracias de corazón. Es reconfortante saber que todos somos hijos de Dios y que María también es nuestra madre, que nos escucha, nos protege e intercede ante Dios para que podamos vivir en paz, con trabajo y dignidad’, dijo el obispo Dorsonville.

Señaló que no podemos ignorar que hoy miles de familias viven momentos muy difíciles por la incertidumbre que existe en torno a la continuidad de los programas DACA (Acción Diferida para los Llegados en la Infancia) y TPS (Estatus de Protección Temporal), así como los continuos cambios en los requisitos para solicitar asilo y la ola de deportaciones.

El cardenal Wilton Gregory fue el celebrante principal y el obispo Mario Dorsonville el homilista en la misa celebrada en honor de la Virgen de Guadalupe en la Basílica Nacional de la Inmaculada Concepción. Foto/MV

“Es bueno tener presente a la Virgen María en los momentos difíciles. También es bueno recordar que el papa Francisco nos pide que seamos miembros de una Iglesia solidaria, que salga a la periferia en busca de los hermanos olvidados o marginados por no hablar inglés o no entender su cultura. Es necesario seguir orando por los afligidos, desplazados, refugiados y desvalidos”, puntualizó el obispo.

Monseñor Dorsonville concluyó su homilía recordándoles a los fieles que el amor a Dios y a la Virgen de Guadalupe nos obliga a estar unidos en torno a un Iglesia de puertas abiertas, solidaria y que vela por el respeto de la dignidad humana.

Muestras de fe

La religiosidad popular es una de las características más visible entre los hispanos. La Iglesia Católica reconoce en las celebraciones en honor a la Virgen de Guadalupe el precioso tesoro que representan la fortaleza del catolicismo fundido en la llama viva del mestizaje y la lengua indígena.

Como ya es tradicional, este año participaron delegaciones de diversas parroquias de la Arquidiócesis Católica Romana de Washington portando banderas, imágenes de la Virgen de Guadalupe y muchos ramos de rosas. Los sacerdotes Roberto Cortes, Mario Majano, Evelio Menjívar y monseñor Walter R. Rossi destacaron las constantes expresiones de fe y esperanza que los fieles depositan en la “Morenita”, quien se apareció en 1531 al indio Juan Diego en el cerro Tepeyac, México.

Desde entonces, como es costumbre, cada 12 de diciembre, los fieles se acercan a las diferentes parroquias de la Arquidiócesis Católica Romana de Washington para rendir honores a la Virgen de Guadalupe. 

Testimonios

“Es gratificante ser parte de la celebración de la Virgen de Guadalupe. En la parroquia San Rafael muchos nos preparamos para asistir a la procesión con mucha devoción y cariño”, dijo la venezolana Rosario Urdaneta.

“Desde niña aprendí a querer a la Virgen de Guadalupe. Yo la tengo presente en cada momento de mi vida, siempre le pido que proteja a mi familia y hoy la acompañe como todos los años. Esa es una promesa que hice cuando llegué a vivir a Maryland”, comentó la mexicana Rebeca Sifuentes, quien asiste todas las semanas a la parroquia San Bernardo.

“La Virgen de Guadalupe es patrimonio de todos. Los hispanos que somos inmigrantes, la tenemos como nuestra madre que siempre nos da consuelo, nos sirve de guía y con su luz marca el camino que nos lleva a Dios”, manifestó el peruano Pedro Bravo de la parroquia San Andrés.

“Estoy feliz de estar acompañando a la Virgen María. Debido a una enfermedad congénita estoy perdiendo la visión y los médicos me han dicho que en poco tiempo quedare ciega, pero he venido hasta la basílica para darle las gracias por la vida, por mis hijos y a pedirle que me haga el milagro de devolverme la luz para mis ojos”, dijo emocionada Zoila Fonseca, de la parroquia Santa Rosa de Lima. 

Jóvenes Danzantes

Antes de iniciarse la misa los integrantes de la compañía “De Colores” escenificaron una danza ancestral de la cultura azteca en honor a la Virgen de Guadalupe, con la cual decenas de jóvenes expresaron su fe y esperanza en la madre de Dios.

Jovenes danzantes de la compañía “De Colores” escenifican una danza ancestral de la cultura azteca en honor a la Virgen de Guadalupe en la Basílica Nacional de la Inmaculada Concepción. Foto/MV

Este año Alison Caballero (13), Fátima Ortega (15), Briana Hernández (15), Diana Morachel (15) y Aponía Gasca (15) formaron parte del primer grupo de danzantes que ingresó a la Basílica Nacional de la Inmaculada Concepción con coloridos atuendos de plumas, collares multicolores y sonajas, con lo cual expresaban su alegría de ver a la Virgen María.  

“Nosotras nos hemos preparado física y espiritualmente para ser danzantes de la Virgen. Todas nacimos en Estados Unidos, asistimos a diferentes parroquias de la arquidiócesis y durante varios meses hemos ensayado las danzas que tienen su origen en la cultura azteca. Estamos felices de ser parte de esta linda tradición”, manifestaron las jóvenes danzantes. 

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