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Indocumentado por 23 años ‘navega sin miedo’ y le sobran oportunidades

Jorge Araujo (72) dice que venir a Estados Unidos fue la mejor decisión de su vida. Foto/álbum familiar

Personas de edad madura también arriban a este país de inmigrantes cargados de sueños. Son adultos mayores que aún tienen mucho que aportar, llegan listos para recomenzar desde cero, con ganas de construir su vida y dispuestos a hacer lo que sea para lograrlo. 

De a poco, van aprendiendo a navegar en el sistema estadounidense y se van acoplando a tal punto que EEUU se convierte en su patria. Van pasando los años, traen a su familia o crean una nueva, van saboreando el éxito, van perdiendo el miedo a ser indocumentado mas no la esperanza de legalización. 

El inmigrante venezolano Jorge Araujo (72), de Baltimore, tiene 23 años en Estados Unidos y sin documentos de migración. En todo este tiempo no encontró forma de obtener la residencia permanente, pero Dios premia a los tenaces. Ahora tiene varias opciones ante sí.

 El ‘todero’

En su juventud, Jorge fue marino mercante y por eso llegaba navegando a los puertos estadounidenses. Conocía este país y lo admiraba. A sus 49 años, en agosto de 1999, decide viajar solo en avión como un turista buscando oportunidades. "Llegué con 250 dólares en el bolsillo y no tenía definido qué hacer. Vine a ser todero", dijo a El Pregonero refiriéndose a su disposición a hacer todo lo que vaya surgiendo.

Superó obstáculos, vivió tiempos difíciles, pasó de desamparado a empresario y fue avanzando en sus metas. 

Al principio se instaló en Missisippi, donde aprendió a soldar y trabajó en la industria metalúrgica por siete dólares la hora. Después de dos años, se mudó a Louisiana para trabajar como soldador en el proceso de reacondicionamiento de barcos. Como su vida se desarrollaba cerca del mar, de muelle en muelle, llegó a vivir un tiempo en Charleston, Carolina del Sur.

Recuerda que trabajó en Kentucky como soldador y en West Virginia en 2003 procesando algodón. 

Vicisitudes

En el año 2008 llegó a Baltimore, la ciudad que lo ha acogido y donde reside actualmente. Al llegar, durmió varias semanas en su auto hasta que pudo rentar un cuarto y dedicarse a trabajar como taxista. 

Repartía tarjetas por la ciudad ofreciendo sus servicios de transporte privado, especialmente entre los hispanos. Era un trabajo informal y él era su propio jefe. 

"El que no tiene documentos no puede conseguir un buen empleo y necesita intermediarios para rentar una vivienda", dijo Jorge explicando las dificultades que enfrentó al principio.

Es cierto que cada vez hay más obstáculos para trabajar 'sin papeles' en Estados Unidos, pero el que es ingenioso, se informa y se atreve puede salir adelante sin romper la ley.

Por ejemplo: se puede buscar casas que el mismo dueño pone en renta (carteles frente a casas o avisos en prensa), sin pasar por las empresas administradoras que tienen una larga lista de requerimientos. 

Igualmente se puede trabajar por cuenta propia y hacer incluso más dinero que siendo empleado. Dentro de la ley, se puede tener un negocio, producir y pagar impuestos. Inf: irs.gov/es/individuals/individual-taxpayer-identification-number

"Mi vida cambió cuando obtuve mi ITIN, lo cual me ayudó bastante. Me permitió abrir una cuenta bancaria, obtener un préstamo y una tarjeta de crédito, comprar un auto y empezar a declarar mis impuestos", dijo Jorge. ITIN es el número de Identificación Personal del Contribuyente que emite el IRS (Servicio de Impuestos Internos). Es un número de tramitación de impuestos que el gobierno le da a las personas que no reúnen los requisitos para obtener un número de Seguro Social.

Igualmente, siempre hay empresas dispuestas a correr el riesgo de multas y emplear inmigrantes sin documentos pagándoles un salario más bajo. "Hay quienes se están enriqueciendo a costa de la mano de obra barata de los hispanos", dijo Jorge poniendo como ejemplo a los lavadores de autos que son todos hispanos. "Los estadounidenses (nativos) no están dispuestos a recibir las migajas que pagan esos negocios", dijo subrayando que el inmigrante no le quita el empleo a nadie y está dispuesto a hacer cualquier trabajo para salir adelante. "Los inmigrantes aportan 100 por ciento a este país".

Aún con poco ingreso, el recién llegado cubre sus gastos de alimentos y transporte. "Y entre varios pagan la renta y las utilidades (servicios) de una vivienda", agregó Jorge. Es frecuente que recojan alimentos en las despensas parroquiales y los que viven en DC tienen hasta seguro médico. 

Jorge afirma que otro factor que le ayudó mucho en su vida como indocumentado fue la licencia de conducir. Corría el riesgo de conducir sin licencia hasta que la obtuvo en 2017 en Maryland. Los tres estados de la región otorgan licencia de manejo a indocumentados, con diferentes condiciones y requisitos. Inf: https://elpreg.org/news/comunidad/como-obtener-licencia-de-conducir-mas-estados-dan-licencia-a-indocumentados.

La policía ha detenido a Araujo varias veces por infracciones de tráfico, pero -como es usual- no le han pedido documentos migratorios. Dice que se comporta con mucha seguridad y la policía lo ha tratado con respeto.  

Sin miedo

Al cumplir una década en EEUU, un Jorge osado estableció su empresa de comunicaciones. En 2009 sale a la calle la primera edición de la Prensa Libre de Maryland, un periódico en español que aún sigue en circulación en Baltimore. En su mejor época llegó a tener 40 páginas, una circulación quincenal de miles de copias a nivel regional. Un gran logro para un indocumentado.

La pandemia ha impactado el ingreso de su empresa, ahora a cargo de sus hijos, así que este aguerrido inmigrante ha buscado reinventarse -pero siempre trabajando fuerte-. Actualmente entrega alimentos y comida los siete días en Doordash.

"Venir a Estados Unidos fue la mejor decisión de mi vida", afirmó Jorge el domingo pasado en un receso laboral. "Estoy cien por ciento agradecido con esta nación. Es el mejor país del mundo".

Cuatro hijos, una nieta de 14 años y la madre de sus hijos, le siguieron los pasos y viven en EE.UU. Tuvo dos hijos más aquí, quienes ahora tienen 19 y 21 años. Las dos hijas mayores viven en Venezuela.

"Extraño a mis familiares, a mi país, añoro las hermosas playas y montañas", dice, pero no tiene planes de regresar ni de turismo.

"Son duras las leyes de migración en Estados Unidos", reconoce quien lo ha vivido en carne propia, ha estado en las sombras, no ha podido salir del país ni progresar en el sistema laboral formal. 

Como entró por vía aérea y hace tanto tiempo, no hay rastro de su presencia en el sistema de datos del gobierno. Como hizo el esfuerzo de ser un buen ciudadano, no tiene un récord que lo ponga en riesgo de deportación ni está en la lista de prioridad de las autoridades migratorias. No hay razón para que lo busquen.  

"Nunca he estado en contacto con las autoridades de inmigración. Nunca he pensado que me van a deportar y no tengo miedo de ser indocumentado", confesó.

Después de más de dos décadas viviendo en un país con un complejo y obsoleto sistema de migración, finalmente Araujo ve la luz al final del túnel. Espera recibir pronto un permiso de trabajo, como resultado de su solicitud de TPS (estatus de protección temporal). Además, uno de sus hijos obtendrá la ciudadanía este viernes e inmediatamente someterá una solicitud para que su padre obtenga la residencia permanente.

"Quiero llegar a ser ciudadano estadounidense, aunque sea a los 80 años", dijo Jorge jocosamente.

Inmigrantes como Araujo, que llegaron hace mucho tiempo, también podrían verse beneficiados si el Congreso aprueba la renovación de las disposiciones de inmigración de la Ley de Inmigración de 1929, que actualizaría la sección 249 de la Ley de Inmigración y Nacionalidad conocida como registro.

Se trata de una política bipartidista, promulgada inicialmente en 1929, que permite a ciertos inmigrantes obtener el estatus de residentes permanentes si han estado en el país de forma continua desde antes del 1 de enero de 1972, si cumplen otros requisitos y se someten a un proceso de investigación. Esta renovación, de ser aprobada, cambiaría la fecha límite de elegibilidad para que un inmigrante pueda calificar si ha estado en EE.UU. durante al menos siete años.

"Hoy hay una esperanza renovada para millones de inmigrantes que han vivido en nuestro país, han formado familias, han comprado casas y se han integrado a sus comunidades, a veces durante décadas", dijo el congresista Jesús "Chuy" García de Illinois. Explicó que este proyecto de ley ofrece la oportunidad de dar tranquilidad y un camino legal a aproximadamente 8 millones de inmigrantes.

"Esta nación fue construida por inmigrantes y debemos seguir asegurándonos de que todos los que quieran convertirse en nuevos estadounidenses tengan esa oportunidad", según la congresista Grace Meng (NY).

 

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