Un inmigrante guatemalteco sobrevivió milagrosamente a un accidente de tránsito. Su vida cambió para siempre: Ahora su fe en Dios está más fuerte que nunca y su regla de vida es ayudar al prójimo.
"Ha sido un milagro que cambió mi vida. Cuando usted piensa que todo está acabado, no es así", dijo el trabajador de construcción Byron Soto (45) a El Pregonero durante una entrevista en Winchester, Virginia, justo al cumplirse 5 años del accidente.
Faltó muy poco para que su viaje en moto del 28 de octubre de 2016 fuera fatal. "Mi cráneo se quebró, todo el cerebro estaba inflamado y los doctores me daban un día de vida", dijo quien había llegado a Estados Unidos en 2003 con esperanzas de un mejor futuro.
Cuenta que fue operado de emergencia por el neurólogo del famoso Superman. El actor Christopher Reeve se seccionó la médula espinal en 1995 tras caerse de su caballo en una competición ecuestre en Culpeper, Virginia. El golpe lo dejó paralizado del cuello hacia abajo y postrado para siempre en una silla de ruedas. Murió en 2004.
La eminencia de la medicina y el equipo médico le repararon la mitad del cráneo a Byron en el hospital de Winchester en un riesgoso procedimiento.
Los especialistas le decían que a los pacientes generalmente se les forman coágulos permanentes en la cabeza y que el lado izquierdo de su cuerpo no iba a funcionar. "Pero, un mes después de la operación, mi cráneo estaba limpio. Ese día lloré como nunca en mi vida", exclamó Byron.
Tiene cuatro placas de metal en la cabeza y cada vez que tiene que pasar por un detector de metales, debe presentar una carta del médico que salvó su vida de la mano de Dios. "Estoy vivo, camino y no tengo ningún problema de salud", agregó muy agradecido.
Este ferviente católico reconoce que lo ocurrido ha fortalecido su fe. "Cuando uno piensa que Dios no existe, es cuando más existe", agregó con convicción.
Volvió a nacer y ahora ve las cosas diferentes. Procura ayudar al prójimo, como para retribuir las bendiciones recibidas. Piensa que tenderle una mano a los semejantes, es una acción que se devuelve a la vida de uno con muchas más bendiciones. "Vengo de un hogar católico y sé que ayudar a los demás es un mandato. Siempre lo he hecho, pero ahora lo hago más que antes".
Está convencido de que cuando uno hace las cosas bien, siguiendo los mandamientos, todo sale bien.
Junto con su esposa de origen mexicano y su familia, Byron asiste y sirve en la iglesia del Sagrado Corazón de Winchester. "Si sabemos de alguien que necesita víveres, les llevamos alimentos en familia", dice quien está comprometido en ayudar al que lo necesita. "Doy lo más que puedo, aunque me quede sin nada".
Byron no hace sino agradecerle a Dios por su vida. Cuenta su historia a cualquier persona que encuentra, va regando su fe como una semilla, porque está convencido de que su testimonio puede impactar otras vidas. "Encuentro gente que tiene problemas más pequeños y yo les cuento sobre mi operación para que vean que sus problemas son irrelevantes".