La presidenta de la Alianza Médica contra el Cambio Climático (AMCC), María Rosa Arroyo, subraya la necesidad de tener en cuenta los efectos del clima en la salud, de hecho, asegura que su relación es «el determinante social y medioambiental más importante» en la medicina del siglo XXI.
En una entrevista con EFE, Arroyo explica cómo está afectando ya el cambio climático a nuestra salud, expone los objetivos de la AMCC para tratar de mejorar la situación y ensalza el valor de la medicina preventiva como un factor esencial en esta tarea.
La AMCC es una iniciativa del Consejo General de Colegios Oficiales de Médicos y de las sociedades científicas y médicas.
Los objetivos de la Alianza, responde Arroyo, pasan por concienciar a la ciudadanía de los efectos del clima en la salud humana, pero también por formar a los profesionales médicos, porque «la posición de la profesión médica es la que tiene auténtico valor o reconocimiento por parte de la ciudadanía para afrontar este reto».
Un reto, apunta, que publicaciones científicas consideran que es el mayor en salud pública en este siglo.
¿Negacionismo médico?
«Nosotros nos preocupamos de la salud, desde la promoción de la misma, pasando por la prevención, por la curación y por la rehabilitación. En cualquiera de esos pasos, tener en cuenta los efectos del clima en la salud en el mundo es fundamental», sostiene Arroyo.
Respecto a si existe negacionismo dentro de la profesión médica, la presidenta de la AMCC afirma que más que eso, hay «un poco de escepticismo» de que el cambio climático pueda suponer un problema para la salud individual y colectiva, por varias razones.
«Una de ellas es que a veces nos dedicamos mucho a actuar de manera reactiva no proactiva, a tratar a los pacientes agudos y nos olvidamos un poco más que la promoción de la salud y la prevención son factores fundamentales», opina.
En este sentido recuerda una frase de la comisión de deontología de la AMCC sobre la responsabilidad de los médicos de hacer una medicina preventiva.
«Una medicina preventiva es una medicina ética, sostenible, más equitativa. Los recursos no son ilimitados y no lo van a ser. Hay que hacer un uso de los recursos que tenemos ahora sin comprometer los que puedan necesitar las generaciones futuras», afirma la presidenta de la Alianza.
En este sentido, considera que la tecnología ha deslumbrado a todo el mundo, también en la medicina, para tratar problemas agudos graves de una manera más eficiente con una gran inversión, pero «nos hemos olvidado de la medicina preventiva porque requiere más tiempo y no produce unos efectos tan rápidos».
Llegar al paciente
«¿Qué es más fácil, explicarle a un paciente que tiene que hacer ejercicio y adaptar su dieta o mandarle una pastilla para rebajar el colesterol? (…) El ejercicio, la vida al aire libre, el vivir en ciudades que sean amigables, esto hace mucho sobre la salud, porque la salud no es solamente el estado de tus funciones orgánicas», reflexiona.
Incide en que el cambio climático ya está afectando a la salud, y no lo dice solo la Alianza, aclara Arroyo.
Hay un editorial del ‘New England Journal of Medicine’, expone, con la experiencia acumulada de 120 revistas científicas, que constata que ya se notan los efectos, sobre todo entre la población más vulnerable procedente de países que probablemente son de los que menos están contaminando, apunta.
«El cambio climático y, en general, la salud y el clima, esa relación es el determinante social y medioambiental más importante que hay o que va a haber en la medicina del siglo XXI», subraya.
Enfermedades
Desde alergias, también alimentarias que están desarrollándose a nivel exponencial, hasta enfermedades respiratorias como asma.
Además, incide en que hay estudios «muy relevantes» que indican que la mortalidad antes era mayor en épocas frías y ahora, en las cálidas.
«Ya se ha se ha invertido esa mortalidad y no solo mortalidad, también esa morbilidad asociada a las olas de calor extremas, a la no capacidad de las ciudades y algunos barrios de tener refugios climáticos», señala Arroyo, quien añade que también afecta a la salud mental.
A la salud mental, porque el cambio climático provoca que haya desplazamiento de la poblaciones enteras, que no tienen acceso ni a la medicación ni a la asistencia sanitaria, ni siquiera a las condiciones básicas.
«Genera poblaciones ya desde niños sometidos a un riesgo extremo, un riesgo importante sobre su salud mental y sobre su desarrollo posterior», sostiene Arroyo, que insiste en que la salud no tiene fronteras.
Para la AMCC, uno de los riesgos que más preocupan, sobre todo, es el que se cierne sobre los enfermos crónicos y los pacientes más vulnerables.
También aboga por que las prácticas médicas sean más sostenibles.
«Los estudios estiman que si el sector sanitario global fuera un país, sería el quinto más contaminante. No contamina lo mismo el sistema sanitario de Estados Unidos que el de Nigeria, pero obviamente, a nivel global supondría el quinto país más contaminante», asegura.
