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La salud no es un privilegio, es un derecho

“El acceso a los servicios de salud no es un privilegio, es un derecho”, dijo el presidente Joseph Biden. Foto/CNS

“El acceso a los servicios de salud no es un privilegio, es un derecho”, con estas palabras, el presidente Joseph Biden inició un importante discurso el 3 de marzo de 2021, cuyo objetivo central fue intentar elevar la moral de los defensores de los pobres y de todas aquellas personas que no cuentan con servicios médicos de calidad en el país, entre quienes se hallan los casi 30 millones de estadounidenses que actualmente carecen de cualquier tipo de cobertura médica. Poco antes, el 15 de febrero, el presidente había decidido infundirle renovados bríos a la Ley de Atención Asequible de la Salud (ACA, en inglés) al inaugurar el sitio HealthCare.gov, mediante el cual todos los estadounidenses disponemos de tres meses para inscribirnos y poder acceder a servicios médicos asequibles, derecho que Biden considera un “imperativo nacional”, más aún “en medio de esta pandemia mortal que ha contagiado a cerca de 30 millones de connacionales”.

El presidente ha asegurado, asimismo, que su administración “debe redoblar el paso hasta que todos los estadounidenses gocemos de la tranquilidad mental que se obtiene por la seguridad de poder acceder a servicios médicos asequibles y de calidad”. En el mismo sentido, el Plan de Rescate Nacional impulsado por el Presidente —y el cual fue aprobado por la Cámara de Representantes—, no solo “amplía el acceso a los servicios de salud para todo estadounidense que así lo requiera”, sino que además “incluye importantes medidas para reducir las primas que pagan los ciudadanos”. 

Los beneficiarios inmediatos de este Plan serán los estadounidenses que han carecido de cobertura médica desde hace mucho tiempo, desde luego, pero también los millones de trabajadores que perdieron sus prestaciones de atención médica financiadas patronalmente a causa del impacto económico de la pandemia. 

Para su operación, este Plan depende de la subvención federal y persigue “garantizar que nadie pague más del 8.5 por ciento de sus ingresos para poder contar con una digna cobertura médica”; y “la mayoría de nuestros connacionales”, prometió el presidente, “pagarán mucho menos”. El Plan de Rescate Nacional, insiste Biden, es “fundamental para superar la pandemia” y, al mismo tiempo, para impulsar “la campaña nacional de vacunación con el objetivo de que las dosis inmunizadoras lleguen al mayor número de brazos y tan rápido como sea posible”.

La organización médica SOMOS Community Care recibe con gran entusiasmo estas iniciativas del flamante Presidente. Constituida por alrededor de 2,500 médicos independientes —en su enorme mayoría, proveedores de servicios primarios—, SOMOS atiende a alrededor de un millón de pacientes más pobres y vulnerables del Medicaid de la Ciudad de Nueva York, los cuales viven principalmente en comunidades de minorías étnicas, sobre todo de origen hispano, asiático y afroamericano. 

A causa de las condiciones específicas de marginación y hacinamiento que las determinan, estas comunidades se beneficiarán especialmente de la ampliación y revitalización del Obamacare, con su consecuente expansión de la cobertura del Medicaid

Un factor fundamental para el éxito del proyecto sanitario del presidente Biden es el uso eficaz e inteligente del financiamiento gubernamental en materia de salud pública. En su arranque operativo, SOMOS contó con la subvención del Departamento de Salud del Estado de Nueva York, pero ahora, en su etapa independiente, esta organización ha demostrado su capacidad para optimizar los limitados presupuestos sin menoscabo de sus sobresalientes resultados. En este sentido, SOMOS es la única red de médicos independientes del estado de Nueva York en haber obtenido la designación de “Innovador”.

Este reconocimiento se debe al éxito que SOMOS ha demostrado al aplicar la fórmula del Pago Basado en el Valor Real (VBP, en inglés), gracias a lo cual muy seguramente quedará obsoleto el modelo tradicional que el Medicaid ha venido usando para remunerar a los médicos, y el cual se basa en el pago-por-consulta, tan proclive al fraude y al desperdicio de recursos. Ese modelo corre, además, el riesgo de ofrecerles a los pacientes un paquete de servicios desvinculados, carentes de una mínima coordinación adecuada. 

En contraste, el VBP incentiva a los médicos a dar lo mejor de sí mismos al calcular la remuneración de cada cual con base en los resultados del estado de salud de sus pacientes en el largo plazo; y esto, a su vez, promueve una mayor y mejor atención en beneficio de los pacientes, así como un plan de tratamiento cuidadosamente coordinado. 

Por lo mismo, los médicos primarios de SOMOS fungen más bien como los médicos de cabecera de antaño, es decir, como doctores confiables que conocen estrechamente a sus pacientes y a sus familias. 

Por medio de un programa conocido como “Prácticas Médicas Centradas en el Paciente” (PCMH, en inglés), el consultorio de atención primaria se convierte en un punto de acceso para recibir una amplia gama de servicios médicos, incluyendo servicios de salud mental y de otras especialidades. El médico primario y su personal de apoyo le dan seguimiento al progreso de sus pacientes, a fin de garantizar que reciban la atención precisa que requieren.

Apoyados por un equipo de Trabajadores Comunitarios de la Salud que realizan visitas domiciliarias, los médicos de SOMOS tienen la posibilidad de conocer las condiciones habitacionales y sociales de sus pacientes; o sea, detalles específicos sobre sus viviendas, empleos, niveles educativos y antecedentes penales, lo cuales son los “determinantes sociales de la salud” (SDH, en inglés), que tienen un impacto definitivo en la salud y el bienestar general de los pacientes. 

Para SOMOS, los SDH son parte esencial de la Atención Médica Basada en el Valor Real y, asimismo, son fundamentales para poder proporcionar una atención médica integral y holística.

Aun cuando los SDH tienen un enorme impacto en la salud de las personas, se les concede muy poca o nula atención en las políticas sanitarias de Estados Unidos, a diferencia de los países europeos. Esperemos que las iniciativas sobre salud pública del presidente Biden tomen en cuenta a los SDH, pues así podrían influir positivamente en el objetivo de hacer más asequible y eficaz la atención médica que se les brinda a los estadounidenses, sobre todo a los más necesitados de nuestra sociedad.

La competencia y compatibilidad cultural conforman otra dimensión del VBP. Esto es así porque la mayoría de los médicos de SOMOS comparten la misma lengua y ascendencia étnica que sus pacientes. Dicha afinidad cultural contribuye enormemente para crear un sólido vínculo entre médico y paciente y, al mismo tiempo, es un factor fundamental para mejorar el tratamiento de cada paciente, incluyendo su disposición comprometida para asistir a las citas médicas y seguir en casa al régimen curativo prescrito por su médico.

La Atención Médica Basada en el Valor Real es clave para poder ofrecer una atención médica asequible y de calidad. Y acceder a servicios médicos de esta naturaleza es, en efecto, uno de nuestros derechos humanos fundamentales, tal como ha asegurado el presidente Biden. Más aún: es un principio de máxima urgencia a la luz de la devastadora crisis humanitaria y sanitaria desatada por la pandemia, la cual ha afectado desproporcionadamente a las comunidades más pobres de nuestra sociedad, en su mayoría de minorías étnicas, donde la COVID-19 ha cobrado más vidas.

Al mismo tiempo, este propósito debiera ser un principio bipartidista. Es decir, este derecho humano no debiera tener tintes políticos particulares, sino ser un acuerdo superior de ambos partidos; mejor aún: debiera ser el compromiso de toda la nación. 

Tal como lo mencionó el Presidente: “El pueblo estadounidense se ha adherido a este plan en proporciones nunca antes vistas: demócratas, republicanos e independientes, todos por igual. Ahora, todo depende del Senado para que sus miembros aprueben sin dilación este proyecto de ley”. ¡Y justo así será!

* Mario J. Paredes, presidente ejecutivo de SOMOS Community Care, una red de 2,500 médicos independientes —en su mayoría proveedores de servicios primarios— que atienden a cerca de un millón de los pacientes más vulnerables del Medicaid de la Ciudad de Nueva York.

 

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