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La Tierra registra preocupante aumento de niveles de dióxido de carbono (CO2)

Varias personas observan el incendio forestal declarado este verano en Avión, Ourense, (España). EFE/Brais Lorenzo

El planeta experimentó un crecimiento sin precedentes de la concentración de dióxido de carbono (CO2) en la atmósfera en 2024, el mayor desde que comenzaron las mediciones modernas en 1957, hasta alcanzar un nuevo máximo histórico, según ha alertado este miércoles la Organización Meteorológica Mundial (OMM).

En su Boletín sobre Gases de Efecto Invernadero, la OMM ha apuntado a que este récord es consecuencia de las continuas emisiones de CO2 por las actividades humanas y el recrudecimiento de los incendios forestales, así como por la menor absorción por parte de sumideros como los ecosistemas terrestres y el océano.

Por ello, la OMM ha advertido que existe el riesgo de que el clima «se adentre en un círculo vicioso» y que las temperaturas del planeta prosigan «con su escalada durante más tiempo».

El mayor incremento

De 2023 a 2024, la concentración media mundial de CO2 aumentó en 3,5 partes por millón (ppm), el mayor incremento desde que comenzaron las mediciones.

De hecho, las tasas de incremento del dióxido de carbono se han triplicado desde la década de 1960, al tiempo que se ha acelerado el ritmo de aumento medio anual, puesto que se ha pasado de 0,8 ppm al año a 2,4 ppm al año en la década comprendida entre 2011 y 2022.

«El calor retenido por el CO2 y otros gases de efecto invernadero sobrealimenta nuestro clima y multiplica los fenómenos meteorológicos extremos», ha afirmado la secretaria general adjunta de la OMM, Ko Barret, quien ha considerado «esencial» reducir las emisiones no solo por el clima, sino también por la economía y el bienestar social.

En cuanto al metano y al óxido nitroso sus concentraciones también se dispararon en 20224 hasta alcanzar niveles sin precedentes. Estos gases ocupan la segunda y la tercera posición, respectivamente, entre los de efecto invernadero de larga duración relacionados con la actividad humana más abundantes en la atmósfera.

Sumideros menos eficientes

La OMM ha alertado de que, cuando se publicó por primera vez el boletín en 2004, el promedio anual de dióxido de carbono medido por la red de estaciones de monitoreo de la Vigilancia de la Atmósfera Global (VAG) de la OMM era de 377,1 ppm, mientras que en 2024 fue de 423,9 pmm.

De ese volumen, aproximadamente la mitad permanece en la atmósfera, mientras que el resto lo absorben los ecosistemas terrestres y los océanos del planeta.

No obstante, este almacenamiento no es permanente, ya que a medida que aumenta la temperatura mundial, los océanos absorben menos dióxido, al tiempo que otros factores como las sequías más persistentes pueden afectar a los sumideros terrestres.

Según la OMS, durante los años en los que se produce un episodio de El Niño, como fue el 2024, las concentraciones de dióxido tienden a aumentar porque los sumideros terrestres pierden eficacia debido a la mayor sequedad de la vegetación y los incendios forestales, tal y como ocurrió durante ese ejercicio con la excepcional sequía y los incendios que castigaron la Amazonia y el sur de África.

«Inquieta que los sumideros terrestres y oceánicos de CO2 sean cada vez menos eficaces, dado que ello aumentará la cantidad de CO2 que permanece en la atmósfera y acelerará el calentamiento global», han afirmado desde la OMS, antes de recordar que las emisiones actuales no solo afectan al clima de hoy, sino que sus repercusiones se dejarán sentir durante siglos.

Metano y óxido nitroso, también en máximos

La concentración media mundial de metano (CH4) fue de 1942 partes por mil millones (ppmm), lo que supone un aumento del 166 % respecto al nivel preindustrial (previo a 1750).

El metano causa cerca del 16 % del efecto de calentamiento del clima provocado por los gases de efecto invernadero de larga duración y tiene una vida media de unos nueve años.

Alrededor del 40 % de este gas que se emite a la atmósfera procede de fuentes naturales que también son sensibles al clima, como los humedales, mientras que el 60 % restante proviene de fuentes vinculadas a la actividad humana, como la ganadería de rumiantes o el cultivo de arroz.

Con respecto al óxido nitroso (N2O), que es el tercere gas de efecto invernadero de larga duración más abundantes y procede tanto de fuentes naturales como de actividades humanas, su concentración media mundial alcanzó 338 ppmm en 2024, un 25 % más que el nivel preindustrial.



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