El cardenal Wilton Gregory, arzobispo de Washington, dijo que la oración, el trabajo solidario y el amor por nuestros semejantes son las herramientas más sencillas para ayudarnos a terminar con el virus de la división que existe hoy en el país.

“Se necesita invocar a Dios y pedir que el amor sea el eje que mueva nuestras vidas. Es hora de terminar no solo con el virus conocido como COVID-19, sino también debemos eliminar el virus de la división que tanto daño hace a nuestra nación”, manifestó el cardenal Gregory durante una misa celebrada en la escuela secundaria católica Arzobispo Carroll. 

Agregó que los adultos y jóvenes deben entender que vivimos en un mundo infectado con un virus que ha provocado el sufrimiento de millones de personas, pero eso no significa que olvidemos la destrucción que provoca el virus de la división en el seno de la sociedad. 

“Necesitamos pedirle a Dios que la luz del Espíritu Santo ilumine nuestras mentes y corazones para poder trabajar unidos en beneficio de nuestra nación”, señaló el cardenal Gregory durante la misa en conmemoración del natalicio del sacerdote jesuita John Carroll, primer obispo y arzobispo en Estados Unidos. 

La escuela católica secundaria Arzobispo Carroll, fundada en 1951, brinda educación del noveno al décimo segundo grado a más de 450 alumnos. Mantiene el compromiso de servir a una población estudiantil diversa, cuenta con un currículo académico riguroso preparatorio para la universidad, un ambiente de aprendizaje que promueve el pensamiento crítico y la creatividad. 

Además, encamina a los estudiantes hacia el servicio comunitario y forma estudiantes íntegros dispuestos a hacer contribuciones significativas y positivas a sus comunidades y a la sociedad en pleno.

En las últimas tres décadas, la escuela secundaria católica Arzobispo Carroll ha ganado merecidos reconocimientos por su excelencia académica, artística y deportiva. No en vano es considerada como un ‘ejemplo’ de la enseñanza multicultural en el Distrito de Columbia.

En el pasado su población escolar estaba compuesta, mayoritariamente, por jóvenes afroamericanos, pero eso poco a poco fue cambiando con la llegada de estudiantes hispanos.