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Acoger y agradecer aportes de inmigrantes, pide el cardenal O’Malley en el Sagrado Corazón

Cardenal Seán O'Malley, arzobispo emérito de Boston, durante un servicio religioso el domingo 27 de julio en el santuario del Sagrado Corazón de Washington.

La grandeza de este país se debe a los inmigrantes: Hay que celebrar sus aportes, también dar gracias por sus sacrificios y la bendición que representan -dijo el cardenal Seán O'Malley, arzobispo emérito de Boston, durante un servicio religioso el domingo 27 de julio en el santuario del Sagrado Corazón de Washington.

Lo describió como “una misa en acción de gracias por los inmigrantes que constituyen esta nación”.

Según el prelado de origen irlandés, “somos un país de inmigrantes que la Iglesia une”.

Centro de inmigrantes

El santuario está ubicado en el corazón del barrio latino y es un testimonio de las vivencias de los capitalinos en necesidad, de las penurias y retos de los inmigrantes y de su profunda fe durante más de un siglo.

Cuando O’Malley empezó a servir en el santuario solamente había una misa en español en honor a la Señora de Altagracia, patrona de los dominicanos. La comunidad hispana se ha incrementado de tal modo que, actualmente, hay una misa diaria en español y cinco más los domingos en la parroquia.

Recordó los motines posteriores a la muerte del líder de los derechos civiles Martin Luther King. “Hubo 700 incendios en la ciudad de Washington. Unas 300 personas que perdieron sus casas fueron albergadas en el sótano de la iglesia”, contó.

En esos días en que O’Malley empezaba a liderar el centro católico en DC, un inmigrante se le acercó llorando para mostrarle una carta de su esposa en El Salvador. “Ella cuestionaba su fidelidad, su honor. Le reclamaba que la había abandonado con sus cinco hijos para venir a Washington a ganar dinero y nunca había recibido noticias de él”.

El joven había cruzado la frontera guiado por coyotes, vivía en un cuarto con cuatro hombres de su pueblo, lavaba platos en dos restaurantes y comía los restos que quedaban en los platos sucios para no gastar. “Todo el dinero que gano lo envío a mi familia y no han recibido nada”, dijo al compartir su cruda experiencia en ese entonces con su sacerdote.

Alguien sin escrúpulos le había mostrado al recién llegado cómo tenía que hacer: poner el dinero en un sobre con estampillas en un buzón azul en la esquina. “Ese buzón era un basurero. Por seis meses el hombre estuvo trabajando muy fuerte y botando su dinero, mientras su familia pasaba hambre durante la guerra en El Salvador”, explicó el homilista.

Confesó que la historia le impactó mucho y le hizo pensar en su propio pueblo irlandés. “Nuestra gente vino acá también después de una hambruna. Irlanda tenía un cultivo único de papas y hubo una plaga que acabo con la cosecha. En un año murieron un millón de personas de hambre. Los que pudieron emigraron en barco a Canadá y EEUU”, dijo. Su familia emigró a Montreal.

Explicó que esas embarcaciones eran llamadas ‘barcos ataúdes’. Muchos morían en el camino y se tiraban los cadáveres al mar. Los padres morían de hambre porque preferían darles la comida a los hijos para que sobrevivieran. Los barcos llegaban a América llenos de muertos.

“Así este país ha recibido inmigrantes de todas partes”, dijo el cardenal agregando que muchos de los hispanos han venido huyendo de la situación de violencia y pobreza en sus países de origen.

Mencionó también a los primeros inmigrantes que llegaron a este país desde Inglaterra, a los que llamaban ‘peregrinos’. Ellos comenzaron la costumbre de celebrar el Día de Acción de Gracias cada noviembre.

“Hoy nosotros somos los peregrinos”, dijo O’Malley.

“La fe, el sacrificio, el trabajo y el sentido de comunidad y de familia, son características de nuestros inmigrantes. Ellos son la razón de la grandeza de este país.

“En este momento de mucho negativismo y confusión, así y todo es importante celebrar la inmigración, los inmigrantes y las enormes aportaciones que nos han traído”, dice en el marco del Año Santo y el Jubileo de los Peregrinos de la Esperanza.

Considera que el título del jubileo es una descripción de lo que son nuestros inmigrantes y que debemos dar gracias a Dios por los sacrificios y la bendición que ellos representan.

“Como discípulos de Jesús, tenemos que estar convencidos del amor de Dios sobre todo en los momentos de dolor, de prueba, de confusión, de sufrimiento. Él siempre está a nuestro lado”, subrayó.

Dios nos nutre con el amor para que podamos construir una civilización de amor, donde todos somos hermanos e hijos del mismo padre -puntualizó.

(párrafo de abajo se puede eliminar…)

Seán O'Malley (81) es un fraile capuchino que fue nombrado cardenal en 2006. Fue obispo de Saint Thomas de 1985 a 1992, de Fall River de 1992 a 2002 y de Palm Beach de 2002 a 2003. Fue arzobispo de Boston desde 2003 a 2024 y presidente de la Comisión Pontificia para la Protección de Menores desde 2014 a 2025.



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