Catholic Standard El Pregonero
Clasificados

Comerciantes afectados por despliegue de la Guardia Nacional en Washington

Unidad blindada de la Guardia Nacional estacionada frente a la entrada principal de Union Station. Foto/EPA/ANNA ROSE LAYDEN

La creciente presencia de la Guardia Nacional en las calles de la capital estadounidense ha generado un clima de temor entre la comunidad migrante, particularmente entre los trabajadores ambulantes y pequeños comerciantes hispanos. A medida que soldados y agentes federales patrullan zonas populares como Columbia Heights y Mount Pleasant, los negocios que tradicionalmente han dependido de la clientela latina registran una preocupante caída en sus ventas.

En calles como la 14, 16, Irving, Park Road, Columbia Road y Mount Pleasant, las ventas en tiendas, puestos de comida y vendedores ambulantes han disminuido hasta en un 30 por ciento, según reportan los propios comerciantes. La disminución del flujo de personas y clientes en estas zonas, en especial de clientes hispanos, se atribuye al temor generado por la presencia de militares en la ciudad y a las redadas migratorias.

“Mi clientela siempre estuvo conformada por un 60 por ciento americanos y un 40 por ciento de hispanos, pero ahora, con las redadas y la presencia de la Guardia Nacional, los latinos evitan salir. Prefieren quedarse en casa”, comenta el propietario de un conocido restaurante salvadoreño en Mt. Pleasant, quien pidió no revelar su nombre. “Washington tiene problemas de seguridad como cualquier ciudad grande, pero esto es una reacción desproporcionada. Los más perjudicados somos los pequeños empresarios”.

A unos metros de allí, José Simón, vendedor mexicano de frutas frescas, comparte una experiencia similar: “Antes de las redadas yo vendía muy bien: vasos de fruta picada, jugos, plátanos fríos… pero todo cambió. Ahora los clientes tienen miedo. No es lo mismo tratar con la policía del distrito que con soldados armados”.

Venta ambulante de frutas picadas en la calle 16 del Distrito de Columbia. Foto/MV/archivo
Venta ambulante de frutas picadas en la calle 16 del Distrito de Columbia. Foto/MV/archivo

El temor a ser detenido por autoridades migratorias se ha extendido rápidamente. Rosa Badillo, salvadoreña y vendedora de artesanías, afirma que sus ingresos han caído hasta en un 80 por ciento. “Ya casi nadie compra. La gente camina directo al Metro o al bus. No se detienen. Están asustados y no quieren arriesgarse. Si esto sigue así, tendré que dejar este negocio, y ya viene el invierno”.

¿Emergencia de Seguridad Pública?

El despliegue militar se intensificó recientemente con la llegada de 300 efectivos adicionales provenientes de Virginia Occidental, sumándose a los 800 que ya patrullaban la ciudad como parte de una controvertida campaña de seguridad impulsada por la Casa Blanca. La medida fue anunciada por el presidente Donald Trump, quien declaró a Washington, DC, en “Emergencia de Seguridad Pública”, asegurando que la ciudad enfrenta una “ola de criminalidad”.

Desde la primera quincena de agosto, las calles del Distrito han visto un incremento notable de la presencia federal: agentes del FBI, DEA, ICE y otras agencias operan en turnos continuos de 24 horas, mientras vehículos blindados y patrullas militares ocupan intersecciones estratégicas.

Lo más llamativo es que mientras los turistas que visitan Washington, DC, se esfuerzan por tomarse fotos con lo militares y sus unidades blindadas estacionadas en diversas arterias, los hispanos buscan la manera de eludirlos todo el tiempo.

Denuncian exceso

Para muchos residentes, la medida ha sido interpretada como un exceso. Organizaciones comunitarias, líderes locales y la propia alcaldesa del Distrito de Columbia, Muriel Bowser, han expresado su rechazo a la intervención federal.

Bowser ha reiterado que las cifras oficiales de criminalidad muestran una tendencia a la baja, lo que, según ella, no justifica la militarización de la ciudad ni el despliegue de tropas.

Mientras tanto, comerciantes y trabajadores hispanos siguen enfrentando no solo un ambiente hostil, sino la amenaza de perder sus medios de vida. Lo que para el Gobierno Federal es una medida de seguridad, para muchos se ha convertido en una causa de miedo, incertidumbre económica y exclusión.



Cuotas:
Print


Secciones
Buscar