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‘El Cristo Negro es 100 por ciento chapín’, dice obispo electo Evelio Menjívar

El obispo Evelio Menjívar dice que el inmigrante tiene que avanzar, aun en la oscuridad, con la mirada fija en el Señor.

Deja de sentirte inferior, que no te distraigan los vicios y que las miradas mezquinas te resbalen. Ese fue el contundente mensaje del obispo electo Evelio Menjívar en su primera visita a una parroquia, luego del anuncio papal de su nombramiento. 

“Despójate de tu apatía, ansiedad y depresión. El Señor te mira con amor y es lo que importa”, le dijo a la feligresía de la parroquia San Miguel Arcángel en una misa en honor al Señor de Esquipulas.

“Es un honor reunirnos en comunidad para celebrar la fiesta del milagroso Cristo Negro en esta bella iglesia y con esta comunidad tan diversa”, dijo en su homilía, reconociendo que esta devoción -que empezó hace más de cuatro siglos- une los pueblos de Centroamérica. 

“Esta devoción no conoce fronteras”, recalcó para luego hacer eco de la canción típica. “Desde Honduras y Nicaragua, viene gente cruzando caminos. Son muchísimos los peregrinos que visitan el templo sagrado. Mexicanos que vienen cantando, como llegan los salvadoreños, y al repique de alegres campanas todo el mundo comienza a rezar: “Padre nuestro que estás en el cielo”, dijo el homilista en una misa amenizada con música de marimba.

El primer obispo centroamericano en Estados Unidos sabía muy bien de lo que estaba hablando, pues él nació y creció en suelo salvadoreño, en dos oportunidades visitó el santuario y fue testigo y protagonista de la gran fiesta de fe. 

La Basílica del Santuario del Santo Cristo Crucificado de Esquipulas, es un templo de estilo barroco ecléctico ubicado en Esquipulas, Guatemala, a 222 km de la capital, a 11 km de Honduras y 35 km de El Salvador. 

Explicó que esa ciudad se ha ganado el título de capital centroamericana de la fe, ya que en ese santuario Cristo reúne a sus hijos sin importar su procedencia. 

En su primer encuentro con la comunidad hispana de diferentes países y parroquias, el nuevo obispo aclaró que “el Cristo Negro es 100 por ciento chapín”. De hecho, es el orgullo de los guatemaltecos católicos y una muestra de su religiosidad popular. “Ustedes nos transmiten el profundo significado de esta imagen”, dijo monseñor admirado de que nunca le dan la espalda al Señor ya que caminan en retroceso para no quitarle la mirada.

Aclaró que Cristo tampoco les quita la mirada a sus hijos. “Su mirada tierna y compasiva los sigue a ustedes adonde quiera que vayan”, dijo refiriéndose también al viaje de los inmigrantes hacia el norte cruzando fronteras. 

Menjívar sabe que muchos centroamericanos visitan el santuario antes de iniciar la odisea para pedirle protección y decirle: “Señor: No me quites la mirada, cuídame, protégeme, acompáñame”. También los familiares van a pedir que les vaya bien y progresen en EEUU.

Sabía muy bien de lo que estaba hablando porque también hizo ese viaje en 1990 y su madre oró constantemente pidiendo que Dios le protegiera. 

Por eso, les dijo a los fieles que no le den la espalda al Señor, que nunca dejen de mirarlo. “Qué no te distraigan los afanes por hacer dinero, ni los vicios, ni las sectas protestantes, ni los cipotes y cipotas (novio/a en lenguaje coloquial salvadoreño)”.

Dios nunca se distrae ni quita su mirada de sus hijos, dijo en una iglesia colmada a más no poder. 

“Renueva tu confianza en Él y despójate de todos los miedo, de tu apatía, de tu ansiedad, de tu depresión, de sentirte inferior a los demás. Mientras el Señor te mire y tú lo mires, las miradas mezquinas de los demás que no te importen, que te resbalen”, según monseñor.

Instó a la feligresía a reconocer a Cristo como el cordero que quita el pecado y salva, a no buscar la salvación en otro lugar. 

“Traemos una mochila con una muda, pero cargada de sueños, esperanza y fe”, dijo consciente de que a veces el sueño se convierte en pesadilla. Aun así, afirmó, no hay que perder la fe que permite avanzar en la oscuridad con la mirada fija en el Señor.

“Siéntanse orgullosos de quienes son, de su cultura, sus raíces”, dijo el homilista instando a los que dominan una lengua indígena a practicarla y transmitirla a sus hijos.

“Pidamos a Dios que permita una reforma migratoria que otorgue papeles a los indocumentados. Él nunca nos da la espalda ni nos quita la mirada, para Dios nada es imposible”dijo el obispo que también fue indocumentado.

Esta fue su primera misa como obispo electo en una parroquia distinta a St. Mary en Landover Hills, Maryland, donde viene sirviendo como párroco desde 2017.

“Gracias por recibirme con alegría y celebrar con entusiasmo al Señor de Esquipulas”, dijo el prelado conectado con su gente y bañado de humildad. 

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