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Jubileo de las personas con discapacidad, la inclusión se construye cada día

Un participante del Jubileo de las Personas con Discapacidad observa la Basílica de San Pedro durante una sesión de oración y catequesis en la Plaza de San Pedro del Vaticano, el 29 de abril de 2025. Foto/CNS/Pablo Esparza

Una vida llena de sociabilidad, rica en educación y deporte, arte y cultura, turismo y entretenimiento. Esta es la que trazan las experiencias de «Los Caminos de la Esperanza», los stands que pueblan la Vía de la Conciliación, por donde, el martes 29 de abril, han pasado cerca de diez mil personas con discapacidad con motivo de su Jubileo.

No pesos sino recursos

Un evento que celebra, como quiere el papa Francisco, a las personas que no son «pesos» sino “recursos”, es más, «hermosos dones de Dios». «En cambio, las personas discapacitadas nos encontramos a menudo con constantes impedimentos cotidianos: la rampa del pavimento ocupado, las barreras arquitectónicas, la burocracia que inunda la asistencia social», lamenta Giuseppe Frezzetti, de Reggio Emilia, de 65 años. 'Mi vida ha sido siempre en silla de ruedas', prosigue el hombre, casado y padre de cuatro hijas, “y sin embargo he podido hacer de todo, incluso he estado en las Jornadas Mundiales de la Juventud”. El problema no es la silla de ruedas, sino el entorno que la rodea. Si se le permite funcionar, el más discapacitado de los discapacitados puede ser una ventaja'.

Convertir la discapacidad en una oportunidad de participación comunitaria es precisamente la tarea del Movimiento apostólico de ciegos. «Apoyando a los grupos diocesanos», subraya el presidente Michelangelo Patanè, «promovemos la inclusión en las comunidades parroquiales y ponemos a disposición textos religiosos en braille, audio o formato digital».

«Recibimos mucho más de lo que damos»

Derribar las barreras que impiden a los discapacitados acceder a su experiencia de fe ha sido siempre la tarea de Unitalsi. "Nuestro objetivo -explica Teresa, voluntaria desde hace 25 años- es acompañarles siempre, no sólo a los santuarios marianos, y no sólo físicamente, sino también con la palabra y la escucha. Los frutos que recogemos son sus emociones. Recibimos mucho más de lo que damos".

Unos sesenta discapacitados con sus acompañantes colorearon de naranja la calle: proceden del Instituto Seráfico de Asís, una institución sanitaria que atiende y rehabilita a niños y jóvenes con discapacidades graves y muy graves. «¡Nuestro lema es el amor concreto!», gritan mientras caminan compactamente. Y realmente parece difícil encontrar más amor en otra parte que en esta mezcla de rostros, sonrisas, miradas perplejas y manos tranquilizadoras, todos juntos, tan cerca como para confundir, perder etiquetas, para trastornar diagnósticos, incluso para reescribir el concepto de normalidad.

En este compendio de iniciativas hay de todo: desde la escuela audiofonética a las estrategias alternativas de comunicación aumentativa para garantizar la comunicación de quienes no pueden comunicarse de la forma tradicional, como los autistas, pasando por la Oficina de los sentidos (Officina dei sensi), que funciona como empresa social para producir bienestar para niños con déficits visuales y neurológicos. También senderos accesibles para invidentes, como los itinerarios del Jubileo en Molise y «I luoghi di Catarsini», en Toscana, o los mosaicos de Rávena realizados en braille, para que todos puedan tocar y experimentar la belleza.

Cruzando la intersección, temerario en el breve tiempo de un semáforo en amarillo, va un padre montado en una bicicleta especial, especialmente equipada para empujar, desde el manubrio, a su hijo adolescente en silla de ruedas.

Ser un buen samaritano

Con camisetas turquesas, los jóvenes de Una Naranjita especial (N'Arancina speciale) llegan desde Caltanissetta para hablar de un proyecto que implica a personas discapacitadas y a menores extranjeros no acompañados en la producción y venta de gastronomía siciliana. Junto a su food truck, entre Plaza Píaa y el Castillo San Ángelo están los jóvenes de PizzAut, el taller social del que nacieron dos pizzerías gestionadas íntegramente por niños autistas. «Recordamos bien las palabras que nos dijo el Papa Francisco, que somos como el buen samaritano», explican, refiriéndose, no sin emoción, al encuentro que tuvo lugar en una audiencia privada en 2022.

Girando una gran y colorida rueda de la fortuna están los jóvenes de “La Casa de las Luces”, una iniciativa dirigida a jóvenes y adultos con discapacidad que se comunican con lengua de signos, promoviendo su autonomía con fines de semana ad hoc. Cada triángulo de la rueda corresponde a una palabra, que los jóvenes sordos presentes «traducen» de buena gana e inmediatamente para regalar a los que pasan. Un gesto tras otro, un paso tras otro, la inclusión no se construye en un día, sino todos los días.

La inclusión es posible

Todavía hoy, mientras suena la música emitida en directo por Radio Borgo Guanella, laboratorio de relaciones y diálogo, la Vía de la Conciliación se transforma en una discoteca al aire libre. En una especie de flash mob espontáneo, ancianos y jóvenes, discapacitados y sanos, periodistas y transeúntes, hombres de traje y corbata, estudiantes de excursión, bailan y coreografían. La inclusión está aquí, la inclusión es ahora.



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