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Recortes y calentamiento global, la tormenta perfecta que no estamos deteniendo

Paso del huracán Harvey por Houston, Texas. EFE/TANNEN MAURY

Antonieta Cádiz, directora adjunta de Climate Power En Acción, recuerda a poco de cumplirse ocho años desde que el huracán Harvey que arrazó Texas, las horas y los días enteros con alertas de tornado e inundaciones repentinas que se sintieron como meses mezclados con la angustia de lo incierto. El agua entrando a la casa como una ola emanando del subsuelo y mis hijos pequeños en el segundo piso, mientras nos preparábamos para evacuar. Fue la primera vez que entendí lo que significa sentirse vulnerable. Me sentí completamente desprotegida e impotente.

Desde que se anunció el huracán mi esposo y yo siempre pensamos que la casa se salvaría. Creímos que el agua no alcanzaría las casas y si lo hacía seríamos capaces de contenerla con toallas y arena. Nunca, ni en un millón de años, imaginé la magnitud de lo que venía. Incluso cuando el agua comenzó a aparecer, seguimos tratando de contenerla, hasta darnos cuenta de que era completamente inútil. Hasta que no ves el agua por todos lados, no comprendes realmente lo que estás enfrentando. Y ese es el problema con la conversación sobre el impacto del cambio climático: naturalmente pensamos “eso nunca me pasará a mí” y no nos damos cuenta de lo vulnerables que somos.

Una lección de vulnerabilidad y resistencia

Cuando salí, un agua tóxica me cubría hasta la cintura, pero alcancé a escuchar el bote de rescate y gritar por ayuda. Mi esposo, mis hijos, mi sobrina y yo temblábamos mientras intentábamos salir por las ventanas y seguir las órdenes de los rescatistas. Mi vecindario entero estaba bajo el agua. A pesar que sabía, lógicamente, que esto no dependía de mí y que era un desastre de magnitud crítica, me sentí un fracaso. Eso fue lo que sentí al estar en el bote y ver mi casa alejarse: un fracaso como mamá, porque no pude proteger a mis hijos de esto, y un fracaso como persona, porque esa casa simbolizaba años de esfuerzo y trabajo. Esa noche supe que algo dentro de mí había cambiado para siempre.

Harvey dejó más de 100 muertos, provocó el desplazamiento de decenas de miles de personas y causó daños por 125.000 millones de dólares. Fue uno de los eventos más costosos y devastadores en la historia de Estados Unidos.

En estos últimos ocho años hemos visto una cadena interminable de huracanes y desastres climáticos. Muchos tan destructivos como Harvey, y con una tendencia clara: cada vez son más frecuentes y más intensos.

Comunidades latinas en primera línea

En Harvey aprendí que la naturaleza no negocia. Que los mapas de riesgo no son teoría. Y que en este país, las comunidades hispana vivimos en la primera línea de impacto: barrios más expuestos, casas menos protegidas, menos recursos para evacuar y reconstruir, menos acceso a seguros. La vulnerabilidad no es casualidad; es el resultado de políticas que históricamente nos han dejado al margen.

Por eso no me quedé esperando el próximo pronóstico para reaccionar. Hoy, como directora ejecutiva de Climate Power En Acción, trabajo para que nuestras comunidades tengan acceso a información, recursos y poder político. Organizamos campañas que muestran cómo el calor es cada vez más extremo, cómo las tormentas y sequías son más frecuentes e intensas, y cómo la contaminación del aire está afectando la salud de nuestras familias. También hablamos de las soluciones: invertir en energía limpia y moderna, que no solo reduce la contaminación y ayuda a frenar este calentamiento, sino que también crea empleos bien pagados y protege a nuestras comunidades. Nuestra meta es clara: que cada familia latina cuente con las herramientas necesarias y el acceso a la información para protegerse, participar en las decisiones que les afectan y reclamar su derecho a un futuro limpio, seguro y lleno de oportunidades.

Hablo con madres que, como yo, saben lo que es empacar la vida en una maleta para huir del agua. Con trabajadores que se exponen al calor extremo sin protección. Con comunidades que merecen líderes que prioricen la salud, la justicia climática y la resiliencia, no intereses políticos o corporativos.

Recortes que debilitan la respuesta ante desastres

Pero lo que vemos en Washington es alarmante. En lugar de fortalecernos, el gobierno federal está recortando recursos críticos para prevenir y mitigar eventos extremos y ha reasignado personal de FEMA hacia ICE justo en plena temporada de desastres. Peor aún, circulan reportes de que FEMA podría ser desmantelada al final de esta temporada de huracanes, dejando a millones de personas—muchas de ellas en comunidades latinas, sin la principal agencia de respuesta ante desastres en el país.

La Administración Nacional Oceánica y Atmosférica enfrenta propuestas de recortes pronunciados en investigación, satélites y servicios esenciales de pronóstico; comités bipartidistas del Congreso han mostrado resistencia, pero el riesgo para capacidades clave sigue ocurriendo; comités bipartidistas del Congreso han mostrado resistencia, pero el riesgo para capacidades clave sigue ocurriendo.

La Agencia de Protección Ambiental (EPA) está aplicando recortes de personal y reestructuraciones que debilitan la supervisión de aire, agua y sitios contaminados. En paralelo, la NASA enfrenta intentos de eliminar misiones que mide dióxido de carbono y salud de la vegetación.

Una llamada urgente

El impacto va más allá de ciencia y prevención: los recortes también están debilitando el impulso hacia las energías limpias. Programas federales que incentivaba la instalación de paneles solares, el desarrollo eólico, el almacenamiento de baterías, la modernización de redes y la adopción de vehículos eléctricos están bajo amenaza, lo que frena empleos y competitividad.

Esto no solo significa más dependencia de combustibles fósiles, que alimentan el cambio climático; también implica oportunidades de trabajo perdidas en sectores que podrían liderar una economía limpia y resiliente. Cada dólar que se retira de la innovacion energética es un dólar que nos ata más al petróleo, al gas y al carbón, y que nos aleja de un presente y futuro seguro. Es una elección política que, en la práctica, nos empuja a enfrentar más huracanes como Harvey, más olas de calor mortales, más incendios forestales que arrasan comunidades, más sequías que dejan sin agua a familias y agricultores, más tormentas que destruyen hogares y más contaminación del aire que enferma a nuestros hijos y adultos mayores.

En Climate Power en Acción, creemos que recortar estos recursos es un ataque frontal a nuestro bienestar: a nuestra salud, a nuestra seguridad y a nuestro futuro. Nuestra labor es amplificar las voces latinas para que estas decisiones no pasen desapercibidas, visibilizar la necesidad de inversión en energías limpias y en preparación para desastres, y posicionar la justicia ambiental como un tema central en la conversación pública y mediática.

Harvey como advertencia global

He escuchado a gente decir que no hay nada que podamos hacer. Lo dicen desde la comodidad de no haber sentido el agua subir en su propia sala. Pero yo sé que la verdad es otra. La urgencia es ahora: no hay excusas para seguir ignorando la evidencia ni retrasando las soluciones.

Estoy segura de que todos tenemos una historia climática. La mía es Harvey, pero la de miles y millones de personas puede ser una visita al hospital por un golpe de calor, perder la cosecha por una sequía, respirar aire tóxico tras un incendio forestal o ver cómo un río desbordado inunda tu comunidad.

Ocho años atrás fue Harvey, cinco años atrás fue Laura, y en el futuro vendrá otro huracán, porque el clima ha cambiado y el calentamiento global es real.

La urgencia es ahora

Las escenas que viví podrían repetirse mañana en cualquier lugar del mundo. El agua subiendo sin freno, el olor a podredumbre, el miedo de no saber si podrás mantener a tus hijos a salvo… son experiencias que hoy comparten familias en Carolina del Norte, Florida, Luisiana o Puerto Rico, al igual que en Filipinas, Mozambique, Grecia o Chile. Harvey no fue solo un desastre local: fue una advertencia global sobre un clima que ha cambiado y que seguirá golpeando con más fuerza, mientras recortamos los recursos que podrían protegernos.

Si estás leyendo esto, no esperes a que la vida te obligue a actuar cuando ya es imposible evitar una catástrofe. Prepárate. Exige. Actúa. En este mismo momento hay muchas personas que quieren que no hablemos de este tema, que lo niegan, porque va contra sus intereses monetarios, políticos y corporativos. Lo único que esperan del público en general es la inacción, es el éxito de la desinformación, es la inercia colectiva. Si ellos ganan, todos perdemos. No los dejemos!

* Climate Power En Acción es un proyecto de Climate Power enfocado en alcanzar y movilizar a los hispanos para la acción climática y una economía más justa, limpia y saludable.






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