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Recuerdan a esclavos

Monseñor Charles Pope habla de la “deuda de honor” que existe con nuestros hermanos esclavizados y que fueron enterrados en el cementerio capitalino Mount Olivet. Fotos/ Daphe Stubbolo

A mediados de 1858 decenas de esclavos fueron enterrados en el cementerio capitalino Mount Olivet y sus tumbas solo fueron marcadas con una cruz, obviándose el registro personal de cada difunto. 

Con el paso del tiempo muchos se olvidaron de la injusticia y el dolor sufridos por aquellos seres humanos que trabajaron en las propiedades de sus amos y contribuyeron a la construcción de la sociedad moderna que hoy conocemos. El pasado 28 de abril, la Arquidiócesis de Washington reparó ese olvido con una placa recordatoria en honor y memoria de los desconocidos. 

En la placa, que fue añadida a un bloque de granito, ahora los visitantes pueden leer: “Dedicado a la memoria de aquellos desconocidos que fueron esclavizados y enterrados en este cementerio que pertenece a la Arquidiócesis de Washington”. Se eligió granito en lugar de mármol porque durará para siempre.

Monseñor Charles Pope, párroco de Holy Comforter, dijo que este reconocimiento “es una deuda de honor” que todos teníamos con nuestros hermanos esclavizados y ahora solo queda reconocerlos y recordarlos todos los días. “Ustedes son conocidos por Dios. Dios siempre los conoció y los amó”.

Agregó que jamás se debe olvidar las enseñanzas de fe de aquellos hermanos que tuvieron el infortunio de ser convertidos en seres esclavizados, que sufrieron maltratos físicos, que fueron humillados y se les negó su condición humana, pero a pesar de todas las injusticias vividas nunca dejaron de invocar el nombre del Señor.  

Acto seguido los feligreses Laurice Redhead, James F. Young Jr. y John Brown colocaron flores alrededor de la placa y se dieron un tiempo para orar en silencio por el eterno descanso de los esclavos enterrados en Mount Olivet.

Ceremonias similares se realizaron en los cementerios católicos All Souls, St. Mary’s Queen of Peace, Gate of Heaven y Resurrection.     

En febrero pasado el cardenal Donald Wuerl, arzobispo de Washington, celebró una misa especial para honrar la memoria de los hombres, mujeres y niños esclavos desconocidos que están enterrados en cementerios que ahora pertenecen la arquidiócesis. En esa ocasión se bendijeron cinco placas que ahora han empezado a ser colocadas en los campos santos para recordar a nuestros hermanos. 

En esa oportunidad, durante su homilía, reconoció el testimonio de los católicos afroamericanos que pese a la esclavitud, segregación y racismo, siempre se mantuvieron firmes en su fe, nunca dejaron de orar y a través del tiempo se convirtieron en fuentes de reflexión para generar tanto el diálogo como la reconciliación.   

Agregó que en nuestra arquidiócesis siempre se trabaja para concretar el compromiso de la unidad y combatir el racismo, así como reafirmar el don de nuestra diversidad.

“Nos hemos reunido ahora para comenzar a corregir un error y corregir una falla, una falla grave e injusta. Parece que durante décadas y décadas, por no decir siglos, nuestros hermanos y hermanas en la fe que fueron esclavizados, que vivieron en esclavitud humana, fueron tratados con la misma injusticia en su entierro. Muchos ni siquiera recibieron ninguna placa que registrara su nombre”, enfatizó el arzobispo de Washington.

Señaló que la intolerancia y el racismo no desaparecerán si previamente todos no realizamos esfuerzos concertados que nos permitan avanzar a la luz de la fe, abrazando a todos nuestros hermanos y entendiendo que los fieles heridos por el pecado del racismo nunca deben ser olvidados. 

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