Sacerdotes hispanos para servir en comunidades de fe predominantemente hispanas sería lo ideal -ya que hablan español y conocen la cultura, las tradiciones, la forma de pensar y de vivir de los inmigrantes hispanos-, pero conseguirlos sigue siendo un reto para la Iglesia Católica.
“La comunidad católica hispana sigue creciendo, pero no se está viendo un incremento al mismo nivel en el ingreso al seminario y la vida religiosa. Hay un reto muy grande”, según el padre Mario Majano, párroco de la Iglesia Santa María de Landover Hills, Maryland.
El motivo principal por el cual emigran los latinoamericanos es para buscar un mejor futuro, dice, pero “no cabe la idea de una vida consagrada al Señor para sus hijos”. Asegura que en las familias se ve como una opción de algunos y no se está promoviendo lo suficiente como para suplir la necesidad actual de sacerdotes.
El padre Majano es uno de los sacerdotes hispanos de la Arquidiócesis Católica Romana de Washington que sirven en las 40 parroquias con ministerio hispano en el Distrito de Columbia y Maryland. No solo promueve las vocaciones, sino su cultura hispana con fervor.
Tiene larga trayectoria promoviendo las vocaciones a nivel diocesano, una responsabilidad que también recae en las familias católicas para que nuestra Iglesia crezca y se fortalezca.
Ha sido asistente vocacional para la oficina arquidiocesana de vocaciones sacerdotales durante siete años. Quien se ha dedicado a motivar y cultivar la conversación vocacional entre los chicos latinos, dice que es importante que los jóvenes exploren y aprendan más sobre las opciones vocacionales como el sacerdocio, la vida consagrada y el matrimonio. En este contexto, deben tener clara la idea del llamado a la castidad que hace la Iglesia.
Los padres, jóvenes y adultos interesados en servir a Cristo, ya sea como religiosa, sacerdote o diacono, pueden visitar adw.org para obtener mayor información.
Herencia Hispana
Los hispanos son el grupo de mayor crecimiento dentro de la Iglesia Católica de Estados Unidos y sus aportes son visibles.
“Aportan en grupo una fe vívida un poco más arraigada a nuestras costumbres y tradiciones”, dice el padre Majano. “El hispano se da, no en la colecta, sino en el orgullo de ser parte de una parroquia. Aportan sus talentos, sirven más intensamente por su comunidad de fe. De hecho, tenemos un ejército de voluntarios en la mayoría de las parroquias con ministerio hispano que todo lo hacen por su fe, porque es su comunidad”.
Los líderes hispanos dan increíblemente sus talentos y se traen a su equipo. “Se entusiasma a uno y esa persona trae 3 ó 4 más que colaboran con espíritu familiar. Es tan común dentro de la cultura hispana. Los inmigrantes cortan la grama en las parroquias, construyen, donan, aportan y ayudan”.
Y, por supuesto, los hispanos aportan a la Iglesia las ricas y coloridas expresiones de religiosidad popular que, según el padre Majano, “traen vigor y oportunidades de evangelización”.
Entre las varias festividades que organizan en su parroquia, destacan la fiesta de la Virgen de Guadalupe y el Divino Salvador del Mundo.
“Al ver las procesiones, las imágenes en andas, la vestimenta en celebraciones como el Señor de Esquipulas y el Señor de los Milagros, la gente se queda admirada por estas expresiones visibles de nuestra fe”, dijo subrayando que es una forma de evangelizar.
Son expresiones coloridas, vividas con fervor, emoción y alegría. “Atraen a los ojos, generan curiosidad y brinda la oportunidad para la evangelización”, agregó.
Cuando el número de hispanos va creciendo en una iglesia, se organizan y las celebraciones de nuestra cultura religiosa van surgiendo. “Traen diversidad de expresiones a la parroquia, lo cual motiva mucho”, según este sacerdote.
La comunidad católica anglosajona es predominantemente de edad más avanzada y los más jóvenes no están regresando a las parroquias -explicó-. “Esa comunidad de personas mayores ya tiene su forma de vivir en la iglesia y (estas expresiones de religiosidad de los hispanos) les entusiasma porque ven el fervor de nuestra gente”.
Estas tradiciones, esta forma de vivir la fe, es una manera de permanecer conectados a “lo nuestro”, dice este párroco salvadoreño subrayando que “no hay que olvidar quién eres y de dónde vienes” y hay que “vivir el amor al Señor con esa misma intensidad”.
Si los católicos promovemos el llamado a la santidad con la misma energía y sabor que hacemos todo, podremos transformar este país y el mundo -dijo.