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¿Por qué el cambio climático no es «la mayor estafa del mundo»? Los datos que corrigen afirmaciones engañosas

Bomberos del condado de Los Ángeles luchan contra el incendio forestal de Palisades en Pacific Palisades. EFE/EPA/Caroline Brehman

«La mayor estafa jamás perpetrada en el mundo». Así calificó el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, el cambio climático ante la Asamblea General de las Naciones Unidas (ONU), en un discurso que estuvo marcado por las afirmaciones engañosas en este ámbito.

Aunque las referencias al mal funcionamiento de la ONU, el fallo en las escaleras mecánicas o su papel como pacificador del mundo -dijo que ha terminado con siete guerras desde que está en el poder- acapararon todos los titulares, lo cierto es que Donald Trump dedicó parte de su hora de discurso ante la ONU al cambio climático -y no precisamente para defenderlo-.

Lejos del consenso científico, el presidente de Estados Unidos negó el cambio climático, cargó contra las energías renovables o alabó al carbón con una serie de frases fáciles de desmontar con los datos de los organismos internacionales.

Afirmación de Trump

«Todas estas predicciones realizadas por Naciones Unidas y muchos otros, a menudo por motivos erróneos, resultaron ser falsas. Fueron realizadas por personas insensatas que han arruinado la economía de sus países y les han negado toda posibilidad de prosperar».

Verificación de datos

Las palabras de Trump chocan con el consenso científico y los numerosos estudios -no solo de las Naciones Unidas-, que coinciden en señalar que las personas son responsables del calentamiento global de los últimos 200 años debido a la quema de combustibles fósiles como el carbón, el petróleo y el gas.

Entre ellos, el Panel Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) de Naciones Unidas, que es el principal órgano internacional encargado de evaluar el conocimiento sobre el cambio climático y está formado por científicos de 195 países.

El IPCC (galardonado con el Premio Nobel) concluye que el cambio climático «ya está afectando a todas las regiones de la Tierra» y las actividades humanas, «principalmente a través de las emisiones de gases de efecto invernadero, han causado inequívocamente el calentamiento global».

El cambio climático «puede afectar a nuestra salud, nuestra capacidad para cultivar alimentos, nuestra vivienda, nuestra seguridad y nuestro trabajo», según el IPCC. De hecho, la Organización Mundial de la Salud (OMS) calcula que, entre 2030 y 2050, el cambio climático causará unas 250.000 muertes adicionales cada año.

Con respecto al impacto económico de llevar a cabo políticas verdes, un informe del Banco de España (BdE) de febrero de 2024 asegura que la implementación de políticas que lograran una transición energética que aproximara las emisiones netas de CO2 a cero en 2050 «lograría reducir significativamente los costes económicos asociados a la materialización de los riesgos físicos extremos y crónicos de un escenario de inacción».

Ese mismo informe destaca que, eso sí, la transformación de la economía «riesgos de transición», por lo que proponía destinar «parte de los ingresos fiscales derivados de las políticas de lucha contra el cambio climático a compensar a los más perjudicados por ese proceso».

Afirmación de Trump

«Con un coste y un gasto extremo, Europa redujo su huella de carbono en un 37 %. Piénsalo. Enhorabuena, Europa. Buen trabajo. Te ha costado muchos puestos de trabajo, el cierre de muchas fábricas, pero has reducido la huella de carbono en un 37 %».

Verificación de datos

Según los datos de la oficina de estadística comunitaria Eurostat, el 75,8 % de la población de entre 20 y 64 años de la Unión Europea (UE) estaba empleada en 2024, lo que supone la proporción más alta registrada desde el inicio de la serie temporal de 2009.

A ello se suma que, según el Parlamento europeo, «las tasas de desempleo están disminuyendo en general».

Además, según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), la economía verde podría crear 24 millones de trabajos en 2030, de los que 8,4 millones estarán destinados a los jóvenes.

Afirmación de Trump

«En Estados Unidos, todavía hay ecologistas radicales que quieren cerrar las fábricas, que todo se detenga. No más vacas. Ya no queremos vacas. Supongo que quieren matar a todas las vacas».

Verificación de datos

No hay evidencias de que los ecologistas estadounidenses quieran matar las vacas, sino, por el contrario, luchan por la defensa del bienestar animal.

Con respecto a la industria cárnica, que es a lo que Trump parece referirse, Greenpeace asegura que la ganadería es responsable del 14,5 % de las emisiones globales de gases de efecto invernadero.

Afirmación de Trump

«Tenemos el aire más limpio que hemos tenido en muchos, muchos años. Pero el problema es que otros países, como China, tienen un aire un poco más contaminado. El viento sopla y, independientemente de lo que hagas aquí abajo, el aire aquí arriba tiende a ensuciarse mucho porque viene de otros países donde el aire no es tan limpio y los ecologistas se niegan a reconocerlo».

Verificación de datos

Según los datos de IQAir, que mide la calidad del aire por países, la calidad del aire de Estados Unidos en 2024 fue de 7,1 microgramos por metro cúbico, después de que entre 2023 y 2018 se mantuviera entre el 9,1 y el 10,3.

En efecto, tal y como asegura Trump, la contaminación en países como China es mucho mayor, pero eso no quita que, según la Asociación Estadounidense del Pulmón, el 46 % de quienes viven en Estados Unidos -156 millones de personas- habitan en zonas donde la calidad del aire es insalubre.

Estados Unidos fue en 2023 el segundo mayor emisor mundial de gases de efecto invernadero, con 5.961 millones de toneladas de CO2 equivalente, solo superado por China, según los datos del Joint Research Centre de la UE, que apunta a que este país es el mayor responsable histórico del cambio climático.

Afirmación de Trump

«La electricidad europea es cuatro o cinco veces más cara que la de China y dos o tres veces más cara que Estados Unidos, donde nuestras facturas bajan […] Como resultado, es poco habitual ver aires acondicionados en algunos de estos países, ya que los costes de electricidad son muy elevados. Así, mientras que en Estados Unidos se producen aproximadamente 1.300 muertes al año relacionadas con el calor, en Europa se pierden más de 175.000 vidas cada año, debido a que no pueden encender el aire acondicionado […] Todo en nombre de pretender detener el engaño del calentamiento global».

Verificación de datos

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), cada año el calor causa unas 175.000 muertes en toda Europa, una cifra que prevé que aumente considerablemente en un contexto en el que el continente se está calentando a un ritmo superior a la media por el cambio climático, no por que no puedan encender el aire acondicionado.

Concretamente, Copernicus asegura que Europa se ha calentado el doble de rápido que la media mundial desde la década de 1980.

El Instituto de Recursos Mundiales (WRI, por sus siglas en inglés), destaca que «incluso con medidas de adaptación», se prevé que las muertes relacionadas con el calor aumenten en casi todas las regiones, con especial riesgo en los grupos vulnerables.

Este organismo apunta a que el acceso al aire acondicionado en Europa sigue siendo uno de los más bajos del mundo, pero que, a medida que Europa se vuelve más cálida y aumentan los ingresos de los hogares, «se prevé que la demanda de aires acondicionados aumente», tal y como hizo entre 2010 y 2019 desde el 14 al 20 %.

Sin embargo, más allá del aire acondicionado, habla de soluciones de refrigeración pasiva a largo plazo, como techos verdes, materiales reflectantes, plantación de árboles y diseño de edificios climáticamente inteligentes.

Todo ello para luchar contra la pobreza energética, que, en el caso de España, impide a una de cada tres familias mantener una temperatura adecuada en los meses del calor, según Greenpeace.

Por cierto, en este ámbito, la Agencia Internacional de Energías Renovables (IRENA), apunta a que entre 2010 y 2022 la electricidad generada a partir de energía solar y eólica fue más barata que la energía fósil, ya que el coste de producir energía renovable ha experimentado una clara tendencia a la baja.

Afirmación de Trump

«Limpio, yo lo llamo carbón limpio y hermoso. Hoy en día se pueden hacer cosas con el carbón que no se podían hacer hace 10 o 15 años. Por eso, tengo una pequeña orden permanente en la Casa Blanca. Nunca usar la palabra carbón, solo usar las palabras carbón limpio y hermoso. Suena mucho mejor, ¿no?».

Verificación de datos

El carbón es un combustible fósil y, al quemarse, se combina con el oxígeno y genera dióxido de carbono, un gas de efecto invernadero que atrapa el calor de la Tierra, lo que contribuye al cambio climático.

Según IPCC, existe «una estrecha relación» entre las emisiones acumuladas de dióxido de carbono y el aumento de la temperatura global de la superficie y la causa principal del cambio climático se debe a la quema de combustibles fósiles como es el caso del carbón.

Al quemarse, el carbón también libera otras emisiones nocivas, como es el caso del dióxido de azufre, dióxido de nitrógeno, partículas, mercurio y otros metales pesados que pueden aumentar el riesgo de enfermedades respiratorias, enfermedades pulmonares o lluvia ácida, según la Administración de Información Energética de Estados Unidos (EIA, por sus siglas en inglés).

En este contexto, el IPCC asegura que la reducción significativa y sostenida de las emisiones de dióxido de carbono y de otros gases de efecto invernadero limitaría el cambio climático, después de que el 2024 fuera el año más cálido jamás registrado, al superar en cerca de 1,55 grados los niveles preindustriales, según la Organización Meteorológica Mundial (OMM).

Unos datos y organismos que parecen que no llegan a la Casa Blanca, con un presidente cuya prioridad en materia climática ha sido retirarse «del falso Acuerdo de París» y aferrarse a un negacionismo climático fácil de desmontar.



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